Participan casi 500 corredores de 25 países de los cinco continentes. El objetivo es doble: poner en marcha proyectos solidarios y hacer visible la dura realidad en la que se vive en los campos de refugiados. Sirve para dar difusión del conflicto saharaui y sacar del olvido al que las autoridades internacionales someten a este pueblo. 42.195 metros de solidaridad
Javier Gómez
Miles de kilómetros separan Madrid, Donostia, Cádiz o Barcelona de los campos de refugiados saharauis en Tindouf (Argelia). Sin embargo, hay 42.195 metros de solidaridad que los unen. Es la Maratón del Sáhara. Una prueba, se disputará el 24 de febrero, que llega a su 14ª edición marcada por el insistente llamamiento de las autoridades y el pueblo saharaui para que se respeten los derechos humanos en los territorios ocupados por Marruecos en el Sáhara Occidental.
Participantes llegados de 25 países de los cinco continentes disfrutarán de la aventura que implica correr por un lugar único, el mayor desierto de la Tierra. Y aunque el entorno es duro, y en las zonas de dunas los corredores sienten que cada paso que dan les supone un esfuerzo extra, siguen adelante pensando en la frase que puede leerse en las camisetas oficiales de la carrera: «Correr y desierto son sinónimos. Las dos palabras significan libertad».
Otro de los objetivos del Maratón del Sáhara es poner en marcha proyectos solidarios de apoyo a los jóvenes locales. Además de los planes de formación deportiva, la construcción de pistas deportivas y los proyectos con escuelas infantiles, este año también se llevarán centenares de kilos de medicamentos y de material deportivo y escolar.
