Luz Marina López Espinosa
La imposición del Gran Collar del Estado Palestino al presidente Gustavo Petro el pasado 3 de junio por el canciller palestino Riyad Al Malki, solemne acto escenificado en el Palacio de Nariño, supera en mucho el alcance y significado que este tipo de exaltaciones tiene en el mundo diplomático. Porque sin dejar de destacar que ello se da en medio de una gran tensión internacional donde los más altos poderes del mundo se alinean firmemente en favor del autor del genocidio en curso, lo cual hace hazañosa la posición del presidente Petro de formar con las víctimas, son dos los elementos a resaltar del acto y le dan especial trascendencia.
De una parte las palabras del Canciller palestino al honrado con la alta condecoración, exceden las protocolarias al uso: “Voz de la esperanza y de la vida misma”. No pocas en la circunstancia de un genocidio que el mundo abismado presencia en vivo y en directo. Y tanto más, cuando esa voz si bien interpreta a millones que en el mundo se lanzan a las calles protestando por el crimen, es insular en tratándose de mandatarios de naciones. De naciones que de alguna manera – muchas – gira en la órbita de capitalismo occidental. O si no, recordemos el Respice Polum de Marco Fidel Suárez y sus cien años de vigencia. Capitalismo que a su vez, penoso reconocerlo, es rehén del sionismo, la ideología subyacente al decreto de exterminio de ese pueblo. De modo que constituye señalado honor esa calificación a nuestro Presidente en una coyuntura de la que la historia se ocupará por centurias.
Y de otra parte, las palabras de agasajado reafirmando su posición política y de principios, dieron aun más valor y fundamento al reconocimiento que se le hacía. Y es que sin ambages ni contemporizaciones con lo políticamente correcto, dijo una verdad de a puño: “Son los nazis que vuelven al poder”. ¿Alguien que mínimamente conozca la historia, puede con honradez negar la identidad entre la Alemania nazi de los años 40 y su política frente a los judíos, y el sionismo israelí de los siglos XX y XXI y su política frente a los palestinos?
Dijo más el presidente: “Si Palestina muere, muere la humanidad. Y es que recordó el Presidente Petro, lo de Gaza es un experimento de muerte al igual que lo hizo Hitler. Y el sionismo lleva muchos años haciéndolo a lo largo y ancho del mundo, en aras de hacer valer su racismo y supremacismo. Ejemplos al canto: aplicaron en Colombia en Córdoba y Urabá con los grupos paramilitares – armados y entrenadas por ellos – las políticas de exterminio que su ejército y sus colonos aplican a los palestinos en el valle del Jordán. Apoyaron política, económica y militarmente con armas, contratistas y asesores, las feroces dictaduras militares de Chile, Argentina. Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua – a la contra naturalmente -.
Terminó el Presidente su discurso con una frase cuyo lirismo es expresión de un auténtico humanismo: “Somos expresión genuina de una humanidad que no quiere cadenas, que no quiere injusticias, que quiere ser un espíritu libre entre las estrellas”.
Grande el humanismo del Presidente Petro