sábado, febrero 8, 2025
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Donald Trump Recargado

Donald Trump, de 78 años, se juramentó como el presidente 47° de los Estados Unidos, en una ceremonia trasladada al interior del Capitolio debido a las bajas temperaturas que azotan a Washington

Diana Carolina Alfonso

Solamente Ronald Reagan (1981-1989) precedió la toma de posesión en el Capitolio. Pésimo antecedente para los países latinoamericanos y caribeños, si se tiene en cuenta que Regan fue el promotor de las primeras políticas neoliberales implementadas con la mano dura de los golpes militares.

En su segundo discurso inaugural, el presidente Trump no hizo más que reafirmar sus líneas estratégicas de campaña: política antimigratoria, militarización de la frontera, guerra comercial, destrucción de derechos civiles, cancelación de las políticas medioambientales y expansionismo territorial.

La guerra contra la migración

“No olvidaremos nuestra Constitución. Y no nos olvidamos de nuestro Dios”, afirmó Trump. Sin embargo, varias de sus medidas atentan directamente contra la carta constitucional de los Estados Unidos. Por ejemplo, la suspensión de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y las restricciones a las visas de trabajo H-1B.

El tema de las visas H-1B desvela las fricciones internas del bloque trumpista. Mientras el sudafricano supremacista Elon Musk defiende la incorporación de los mejores técnicos del mundo, es decir, la fuga y centralización de cerebros migrantes en las plazas de las mayores corporaciones tecnológicas, el ejecutivo de medios, «Steve» Bannon, reniega de los deslices globalistas de su par oligárquico, migrante sudafricano al fin y al cabo. Para ubicarse a la derecha de la derecha, Musk ha optado una apuesta en escena nazifascista, al mejor estilo de los nacionalistas afrikaners que impusieron el apartheid en Sudáfrica hasta 1994.

Make Latin America colonial again

Entre los mandatarios latinoamericanos presentes en la asunción se encontraban Javier Milei de Argentina y Nayib Bukele de El Salvador. Jair Bolsonaro, investigado por el golpe de Estado contra Lula da Silva, denunció una supuesta persecución política por parte de la Corte Suprema, ente que se negó a acatar su petición de asistencia a la velada en Washington. A una distancia considerable, casi en las gradas del evento, se encontraban el excandidato Edmundo González de Venezuela, la senadora colombiana María Fernanda Cabal y el ultra español Santiago Abascal de Vox. La presidenta italiana Giorgia Meloni corrió con mejor suerte en la repartija de puestos. La jerarquización burocrática del palco denota la dinámica que tomarán las relaciones internacionales, guerra contra la migración mediante.

A la toma de posesión no fue invitado José Raúl Mulino, el presidente panameño conservador que ganó las elecciones nacionales del 2024 instrumentalizando el mote de la supuesta ‘crisis migratoria’. Diáfano en violar los derechos humanos de las familias migrantes en el Darién y en esgrimir una política neoliberal a ultranza, Mulino se ha convertido en la cara de la humillación después de que Trump asegurara que «China está operando el Canal de Panamá y nosotros no se lo dimos a China». El mandatario norteamericano no ha descartado el uso de la fuerza militar para retomar la vía interoceánica.

En la misma esfera de autodenigración se encuentran Bukele y Milei. El primero deberá afrontar la expulsión masiva de connacionales desde el norte, y el segundo tendrá que transar por lo bajo con sus depreciados recursos minerales y con la seguridad del Atlántico Sur, tan costosa en la competencia comercial entre EEUU y China. Contradictoriamente, la némesis comunista del americanismo trumpista ha permitido la solvencia financiera de la Argentina a través de los bonos swap.

Por su parte, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum se reunió este lunes con los miembros de su gabinete para evaluar las amenazas de Trump sobre la militarización de la frontera y la designación de los carteles como organizaciones terroristas, lo que permitiría una posible intervención militar contra el territorio mexicano. Sheinbaum también ha encabezado difíciles bilaterales entre las cancillerías de Honduras y Colombia para avanzar en una estrategia de contención frente a los 11 millones de deportaciones que se esperan luego de la transición de la Casa Blanca.

Guerra comercial y “democracia”

El primer mandato de Trump se caracterizó por las coacciones financieras contra amigos y enemigos. En Argentina, con su apoyo el FMI autorizó una deuda sin fondos al presidente de derechas Mauricio Macri. En Cuba, Nicaragua y Venezuela las medidas de bloqueo acentuaron las crisis sociales. Y cuando la inestabilidad financiera no dio los resultados esperados, su gobierno auspició el tráfico de armas y las intentonas magnicidas contra Maduro y Evo y exitosamente, contra el presidente haitiano Jovenel Moïse.

Las amenazas de invasión a Panamá y México se explican por el peso creciente de los capitales chinos en América Latina. Luego de la guerra comercial del 2018 entre las dos potencias, ambos países latinoamericanos absorbieron un importante flujo comercial como consecuencia de las imposiciones arancelarias contra el gigante asiático.

A propósito de la explosiva propuesta de imponer aranceles del 25% a las importaciones de Canadá y México, el mandatario estadounidense afirmó en su toma de posesión: “en lugar de gravar a nuestros propios ciudadanos para enriquecer a otros países, gravamos a países extranjeros para enriquecer a nuestros propios ciudadanos. Con este fin, estamos estableciendo un Servicio de Impuestos Externos para recaudar todos los aranceles, derechos e ingresos”.

El discurso de posesión de Donald Trump y el peso gravitante de las megacorporaciones en su andamiaje gubernamental, presenta la cara real de la democracia liberal en medio de la transición hegemónica mundial: imperialismo, expansionismo, supremacismo, deportaciones, postergación del Derecho Internacional Humanitario y la imposición de regímenes de excepción obedientes al hegemón del norte. La cara de la democracia estadounidense se ratifica como la expresión más fiel de un sistema económico carente de todo principio humanista.

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