La localidad de Suba vive la contradicción entre las pretensiones del alcalde Galán de revivir el viejo proyecto de la ALO y las organizaciones populares que defienden el territorio
Julián Sánchez S
El 30 de mayo, el Concejo de Bogotá aprobó el Plan Distrital de Desarrollo, PDD, de Carlos Fernando Galán, que busca imponer el modelo neoliberal de ciudad. Así pues, en las veinte localidades de Bogotá hay proyectos que afectarán directamente la vivienda, el medio ambiente, la educación, el costo de vida, y más aspectos decisivos para sus habitantes.
Sin embargo, hay uno que ya está provocando indignación y organización popular: resucitar la construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente, ALO, Norte y la consiguiente suspensión del Multicampus Universitario de Suba.
Ciudad para el capital
Carlos F. Galán declaró como prioritario el desarrollo del tramo Norte de la ALO, tal como la soñó Peñalosa, la cual trata de una descomunal avenida de doce carriles entre la calle 80 y la calle 153 que, desde el momento en que se formuló, décadas atrás, se ha presentado como una solución desarrollista para la localidad y la ciudad en general.
Pero, en este proyecto se juega un modelo de ciudad donde la infraestructura pública está orientada a robustecer el negocio de la movilidad y la construcción, es decir, los capitales que se benefician directamente del ordenamiento capitalista de la ciudad.
En este caso, pretenden construir una nueva troncal de TransMilenio y urbanizar la Reserva Thomas van der Hammen, es, por ello, que la avenida de doce carriles terminaría, súbitamente, sin otra solución de continuidad, en el límite del Humedal La Conejera con el que comienza la Reserva.
Como es usual, el neoliberalismo se desarrolla en detrimento las clases populares, por tal razón, la construcción de la ALO Norte implica la suspensión del acuerdo al que llegaron el Gobierno nacional y la administración de Claudia López para edificar y poner en funcionamiento el Multicampus Universitario de Suba.
Este Multicampus contemplaba una infraestructura de seis hectáreas con capacidad para recibir a más de quince mil estudiantes de las universidades públicas que compartirían los espacios del mismo.
El Gobierno nacional ya había destinado 346.000 millones de pesos para este proyecto, no obstante, el Plan de Desarrollo Distrital lo desmanteló con dos escuetos artículos, 300 y 303, con los que Carlos F. Galán deja sin predios al Multicampus y cambia su objetivo por el del “fomento de la educación posmedia”, en lugar de la educación superior.
La posición del alcalde de Bogotá es evidente: no hay predios para el Multicampus, ni para la educación superior, y no hay educación superior para las clases populares.
Organización territorial y estudiantil
Ahora bien, el acumulado histórico de organización política y social de Suba no titubeó en responder a las tentativas de Galán. En el desarrollo de asambleas populares, las organizaciones trazaron su horizonte de disputa con la administración. Cristián Clavijo, del Comité Local de Derechos Humanos de Suba, lo resume con la consigna “No a la ALO, sí a la universidad pública”.
Para lograrlo, se plantean tres tácticas de confrontación: agenda de agitación y movilización, propuesta popular de localidad y acciones jurídicas para bloquear los proyectos de Galán, “una perspectiva clara de defensa de nuestro territorio: que no se tomen decisiones por encima del pueblo, de sus habitantes”, este es, en palabras de Clavijo, el talante de la Asamblea Popular de Suba.
Así pues, el movimiento estudiantil se sumó a las organizaciones de arraigo territorial, pues resulta evidente que el despojo realizado por el modelo neoliberal afecta tanto al territorio como a la educación pública. Jhoanna Torres, militante de la Juventud Comunista Colombia, JUCO, e integrante de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU, expone que “los dueños del capital quieren poner al mismo nivel la educación científica y universitaria que cualquier curso que pueda venderse en una universidad privada”.
La amenaza al territorio y a la educación pública por parte de Galán constituye una instancia de la lucha de clases. Jhoanna insiste con convicción: “el movimiento estudiantil reivindica las históricas luchas encarnadas en la clase trabajadora”.
En la institución y en las calles
Producto de esta articulación de organizaciones, el 19 de julio se instaló en la Plaza Fundacional de Suba la Comisión Accidental del Concejo de Bogotá para hacer seguimiento a los impactos de la ALO, que contó con la presencia de Heidy Sánchez, concejala por la Unión Patriótica, quien ha hecho una oposición férrea a las pretensiones de Galán en el contexto adverso de un Concejo dominado por las mayorías que el alcalde consolidó, con clientela y oportunismo. Sin embargo, en el territorio no se expresan las mismas voces del Concejo.
El evento público de la Plaza Fundacional tuvo una gran diversidad de intervenciones, en muchos casos organizadas desde la Asamblea Popular de Suba, en las que se manifestaron todas las contradicciones que se anudan en la reactivación de la ALO y la supresión de la universidad pública. Vivienda, salud, educación y medio ambiente, fueron algunas de las afectaciones que la comunidad alertó públicamente.
De manera oportunista, el Partido Verde quiso plantear que hay una disyuntiva entre la propuesta de Claudia López y Galán, no obstante, es un falso dilema. Lina Vela, edilesa por el Pacto Histórico, insiste en ello: “se está planteando que solo hay dos opciones, pero hay más posibilidades que se están construyendo desde la ciudadanía”.
El territorio y el saber
El conflicto, que hoy se vive en Suba con la construcción de la ALO y la supresión del Multicampus universitario, es la expresión territorial de una contradicción generada por el capitalismo: la supresión de la vida en común y la expropiación del trabajo colectivo.
Aquí se trata del territorio y el saber. Se disputa cómo se vive y cómo se aprende.
A la avanzada neoliberal, los habitantes de Suba responden con organización popular que reclama un territorio donde sea posible vivir y apropiarse del saber, no para reproducir lo que han impuesto.
Al inútil Carlos Fernando Galan le quedó grande su apellido. Su padre se debe estar retorciendo en su tumba.