El Consejo Nacional Electoral dio a conocer que, con el 80% de las mesas escrutadas, Nicolás Maduro obtuvo 5.150.092 de los votos, es decir, 51.1%; frente a 4.446.978 del candidato de la oposición Edmundo, quien sacó el 44.2%. De esta manera, Maduro continúa como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Hay que recordar que, desde hace semanas, medios de comunicación corporativos y líderes políticos de derecha de Latinoamérica y Estados Unidos difundieron la matriz mediática en el sentido de que el candidato de la oposición Edmundo González Urrutia ya era ganador de las elecciones, que al no ser así es porque había un fraude por parte del chavismo.
Es tan así, que mientras los miles y miles de venezolanos, en ambiente festivo esperaban los resultados definitivos en las calles de Caracas, frente al Palacio de Miraflores y frente a la sede del CNE, el canciller del país bolivariano Yvan Gil emitió un comunicado advirtiendo sobre una operación de intervención contra el proceso electoral, el derecho a la libre autodeterminación y la soberanía por parte de un grupo de Gobiernos y poderes extranjeros.
En uno de sus apartes la comunicación expresa: “Este grupo, una versión del infame, fenecido y derrotado Grupo de Lima entre los que se encuentran funcionarios del Gobierno de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y República Dominicana junto a un grupo de políticos sicarios de ultraderecha especializados en desestabilizar gobiernos de América Latina, como Iván Duque, Mauricio Macri, Andrés Pastrana, Óscar Arias, Marco Rubio y Rick Scott, pretenden desvirtuar lo que se ha expresado hoy en paz y con espíritu cívico en nuestro país, que no es otra cosa que el ejercicio del derecho del pueblo a elegir”.
La jornada electoral, desarrollada este 28 de julio, día del natalicio del comandante Hugo Chávez Frías, se dio en paz y contó con la participación de más de 900 veedores extranjeros.
El pueblo Venezolano decidió de manera libre, independiente y soberana. Las supuestas encuestas a boca de urna no son creíbles ni aceptadas. En cualquier país del mundo, lo único válido es el escrutinio del CNE.