El presidente Nicolás Maduro ordenó la suspensión de la red social X durante diez días. Medidas como esta, se dan en medio de la tensión por los resultados de las elecciones del 28 de julio
Alberto Acevedo
Varias redes sociales de cobertura internacional, que en realidad ejercen un cerrado monopolio en este tipo de comunicaciones, fueron colocadas en la picota pública por gobiernos, que intentan regular su funcionamiento a través de leyes nacionales, no sin una dura resistencia por parte de esas corporaciones transaccionales.
El caso de mayor repercusión mediática tuvo como escenario Venezuela, donde el presidente Nicolás Mandato señaló a WhatsApp, una aplicación de mensajería instantánea, de estar inmiscuyéndose en los asuntos internos de esa nación, de alentar los planes fascistas de la ultraderecha y de envenenar la mente de la juventud venezolana.
El pasado 5 de agosto, en el marco de una multitudinaria manifestación de jóvenes, que salieron a las calles a defender un proceso de paz en esta nación suramericana y a respaldar la Revolución Bolivariana, que encarna el presidente Nicolás Maduro, el mandatario, en medio de un torrencial aguacero, que no amilanó a los manifestantes, denunció los ataques provenientes de la red social WhatsApp contra Venezuela, que se expresan en mensajes intimidatorios contra la juventud, pero también contra el Ejército, la Policía y sectores que no apoyan el proyecto fascista que lidera María Corina Machado.
“Vete pal’carajo”
Maduro dijo que va a “romper relaciones con WhatsApp porque la están utilizando para amenazar a Venezuela y entonces la voy a eliminar de mi teléfono para siempre. Dile no a WhatsApp, fuera de Venezuela, por ahí los criminales amenazan a la juventud, a los líderes populares, desde teléfonos de Colombia, Miami, Perú y Chile”, precisó.
Dijo además que esos cobardes se esconden detrás del anonimato, pero “les digo a los fascistas, que la juventud patriótica está en las calles y jamás se esconderá. Por WhatsApp están amenazando a la familia militar y policial, a toda la oficialidad, a los líderes de calle y comunidad, a todo aquel que no se pronuncie en favor del fascismo”, puntualizó el mandatario.
“Vete pal’carajo WhatsApp, deja de amenazar a los venezolanos”, recalcó Maduro y sugirió a los jóvenes trasladarse a otras plataformas como Telegram o la aplicación china WeChat.
El gobernante expresó que es hora de definiciones, “estás con la violencia o con la paz, estás con los fascistas o con la patria, estás con el imperialismo o con Venezuela, defiendes a Venezuela o dejas que llegue el fascismo”. “Les digo muchachos que más nunca esa gente volverá al poder político en Venezuela, ¡no volverán!”, anotó con acento vehemente.
División y odio
Maduro afirmó también que la plataforma entregó “toda la base de datos” de usuarios venezolanos a los líderes de oposición Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
Además de estos señalamientos, el mandatario también ordenó la suspensión de la red social X (antes conocida como Twitter) durante diez días. Estas medidas se dan en un contexto de tensión por los resultados de las elecciones del pasado 28 de julio. Maduro precisó, además, que las redes sociales están siendo utilizadas para promover la “división” y el “odio” entre venezolanos y señaló de ello directamente a Instagram y a TikTok.
“Acuso a Instagram de su responsabilidad en la instalación del odio para dividir a los venezolanos, para provocar una matanza y una división en Venezuela, para traer el fascismo a Venezuela”, puntualizó. La difusión de “mensajes de odio” en redes sociales puede llevar a penas de entre 10 y 20 años de prisión en este país, de acuerdo con una ley aprobada en 2017.
Burlan las leyes nacionales
No solo Venezuela padece alteraciones en las relaciones sociales por el uso torticero de las redes sociales. En Brasil, el operador X anunció el sábado de la semana pasada que tomó la decisión de cerrar sus operaciones en el gigante suramericano, porque no se sometió a disposiciones legales que ha querido aplicar el ministro del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Alexandre de Moraes, que busca limitar contenidos en las redes, que el gobierno brasileño considera perjudiciales para la juventud y el resto de la sociedad.
En el Reino Unido, las mismas redes sociales sirvieron de combustible (ver nota aparte) para desatar una oleada de odio racista contra la población inmigrante, al difundir una noticia que, más tarde se comprobó, era falsa.
En Colombia, Google, WhatsApp y TikTok han presentado demandas contra varias resoluciones de la Superintendencia de Industria y Comercio que las obligan a cumplir la normatividad colombiana de protección de datos. Quieren hacer lo que se les antoja, en dependencia de las utilidades que quieren alcanzar.
El superintendente delegado para la protección de datos, Grenfieth Sierra, es claro en que “la ley que rige la materia es de obligatorio cumplimiento para todas las empresas que recolecten datos en Colombia, independientemente de su origen o domicilio”.
Cómplices de genocidio
En Estados Unidos, en una decisión que no tiene antecedentes, el Gobierno presentó una demanda contra Microsoft, que se resolvió con un acuerdo entre las partes en noviembre de 2001. Ahora el gobierno federal se enfrenta a la poderosa Google. El lunes 5 de agosto un juez acusó a la compañía de incurrir en prácticas monopolísticas para impedir la entrada de rivales a su mercado principal, la búsqueda en internet. Google acapara más del 91 por ciento del mercado en ese escenario. La decisión judicial que afecta a Google es inapelable y el coloso californiano tendrá que someterse al imperio de la ley.
Y si esto sorprende al desprevenido lector, hay algo aún más desgarrador, más repudiable. El pasado 7 de agosto, empleados de Amazon, Google y Microsoft, denunciaron el uso que el Ejército israelí (FDI) está haciendo de los servicios provistos por estas grandes tecnológicas para afinar el disparo de misiles contra el pueblo palestino.
Las tres operadoras facilitan a Israel el uso de la nube para seleccionar objetivos, en la campaña de exterminio lanzada hace diez meses contra la población palestina, especialmente en la Franja de Gaza, que ha cobrado la vida de más de 40 mil personas, la mayoría de ellas mujeres, niños y ancianos. Las tres firmas trasnacionales son cómplices del genocidio que se comete en esta parte del Oriente Medio.
La arbitraria detención de Pavel Durov se debe a que Telegram es muy superior a Whatsapp. Lo mismo sucede con Huawei, el cual es muy superior a Iphpne.