La película que denunció los atropellos a las trabajadoras en la industria de las flores, fue lanzada en 1989. Este año se proyectó en el prestigioso festival de cine con su versión digitalizada y restaurada. La historia fue escrita y dirigida por Jorge Silva y Marta Rodríguez, pareja emblemática del cine documental colombiano
Sara Zapata
En medio del lujo y la farándula se realizó la edición número 76 del Festival de Cannes, el más importante en el mundo del Séptimo Arte. Más allá de las grandes estrellas, los bellos vestidos y los miles de flashes, se movían entre los participantes y seleccionados, los sindicatos, los colectivos de mujeres en el cine, los y las activistas, entre otros movimientos políticos que nacen en la industria en pro de los derechos de la clase trabajadora.
Es justo en uno de estos espacios donde se re lanzó Amor, mujeres y flores (1989) de Jorge Silva y Marta Rodríguez, que fue llevada al festival por el programador Gérald Duchaussoy durante un conversatorio organizado por Federación Nacional de Sindicatos del Espectáculo, Cine, Audiovisual y Acción Cultural, CGT-Spectacle, y las organizaciones feministas Collectif 50/50 y Femmes à la caméra.
La restauración de la memoria, una lucha contra el olvido
Amor, mujeres y flores no sólo es una película significativa para la denuncia social y el cine documental. Durante el rodaje se produjo la muerte del director Jorge Silva, según Marta debido, entre otras cosas, a las muchas presiones y amenazas que recibió el cineasta durante la realización de sus proyectos. Marta Rodríguez afirmó en su momento que “se debe tener mucho amor para terminar esta película”.
Felipe Colmenares, restaurador y productor de la Fundación Cine Documental, dirigida por la maestra Rodríguez, habló del nuevo camino que han emprendido para digitalizar y restaurar las películas clásicas de la pareja Silva – Rodríguez. Actualmente son varias las cintas y el material inédito que está por digitalizarse y restaurarse.
“Eso de restaurar las películas de Marta surge para que tengan una nueva vida. A través de la Cinemateca de Ecuador hicimos un intercambio cultural; ellos tienen un muy buen escáner y logramos un acuerdo en el que yo iba con las películas de Marta a dictar algunos talleres de formación y a cambio ellos digitalizaban la película. Así se ha hecho el nuevo cine latinoamericano al cual pertenece Amor, mujeres y flores, un cine político, hecho sin tantos recursos económicos, en unión, compañerismo, solidario. Así se digitalizó la película en Ecuador y ya en Bogotá yo la restauré digitalmente”.
En Colombia la Fundación Cine Documental cuenta también con el apoyo del Ministerio de Cultura, a través de un fondo de estímulos para la gestión de archivos. “Un país sin archivos es un país sin memoria, es un país sin nada. Sería bueno que se inviertan más recursos”, dice Felipe, quien además confirmó la restauración de la película Chircales (1972), una de las primeras y más impactantes obras de Marta y Jorge, en cuya investigación participaron varios intelectuales de izquierda en los años sesenta y setenta, como el sacerdote y sociólogo Camilo Torres, y que denuncia el abuso laboral y la explotación infantil de las ladrilleras en Bogotá.
Respecto a los crudos problemas sociales abordados por la obra de Marta y Jorge, Felipe reflexiona: “ojalá algún día puedan ser vistas como películas de una sociedad que existió y que ya no va a existir más”.
Flores, patriarcado y explotación
Para 1989 las mujeres en la agroindustria de las flores eran alrededor de 45 mil, muchas de ellas no pudieron superar la educación primaria, eran muy jóvenes, la mayoría menores de edad. Esta película fue fruto de una de las primeras investigaciones sociales que se hicieron sobre las condiciones laborales en la industria de las flores, un sector relativamente nuevo para la época.
Una de las principales denuncias del documental es acerca del impacto de los pesticidas en la salud humana y las barreras en el acceso a la salud, también se denuncia la violencia intrafamiliar y las difíciles condiciones de vida para estas mujeres campesinas.
Laura Rangel fue abogada de la Corporación Cactus, una de las organizaciones que, junto a la Escuela Nacional Sindical, han investigado las violaciones a los derechos humanos por parte de la agroindustria de las flores. Ella cuenta que la película ayudó a promover lo que en ese momento se llamaba la campaña internacional de flores, que hacía incidencia con organizaciones en Europa y organizaciones sociales en la sabana de Bogotá.
“Ellos hicieron foros sobre sobre el tema de la floricultura y la película ayudó a poner la atención sobre el tema de las flores. Luego se desarrollaron muchas acciones de presión hacia el sector empresarial para que reconocieran las condiciones de las trabajadoras y se estructuró mejor esa campaña para que los consumidores en Europa tomaran conciencia sobre lo que significaban las flores ya puestas en su mesa”, comenta Laura.
Con la visibilización de esta problemática, y las diferentes voces alrededor del mundo, se estableció el 14 de febrero como el Día Internacional de las Trabajadoras y los Trabajadores de las Flores. “Con esta película se hace evidente un problema y se potenció la voz de estas mujeres”, realzó Laura.
El 70% son mujeres
Con la excusa de la productividad, el sector de la floricultura ha tenido la capacidad de hacer uso de instrumentos legales para desligarse de la protección social de sus trabajadores y trabajadoras. A pesar que desde 1989 el uso de pesticidas y agro tóxicos se ha disminuido en un 40%, según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, Asocolflores, las empresas siguen teniendo prácticas antisindicales y siguen tercerizando la mano de obra.
Actualmente las flores son el producto más importante para la exportación después del café. Según datos de la Escuela Nacional Sindical, la agroindustria de las flores cuenta con más de 190 mil trabajadores, donde casi el 70% son mujeres.
Más de la mitad de los trabajadores de la industria están tercerizados/as como manera de reducir costos, impedir la sindicalización y aumentar la inestabilidad. Incluso durante la pandemia se registraron denuncias por despidos injustificados, alteraciones de los horarios y licencias no remuneradas por parte de empresas como Jardines de los Andes, Calafate SAS y Amancay SAS.
Cine militante y contestatario
Sin duda es motivo de orgullo y de celebración que Amor, mujeres y flores haya tenido un segundo exitoso lanzamiento en el Festival de Cine de Cannes 2023.
No solamente se revive uno de los documentos más importantes para desvelar las difíciles condiciones laborales en los campos de flores; es también un reconocimiento al Nuevo Cine Latinoamericano del Siglo XX, un cine militante y contestatario que abrió los ojos al mundo sobre las injusticias y la injerencia de las grandes industrias contra los derechos de los trabajadores/as.