sábado, septiembre 14, 2024
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“Todos tenemos que cambiar el chip”

Entrevista con Mauricio Rodríguez, director de la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Sociales, UAEOS, para conocer la importancia que las organizaciones sociales y comunitarias tienen en el Gobierno

Redacción Economía

La Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Sociales, UAEOS, es una entidad poco conocida. Es el resultado de la transformación que desde 1938 tuvieron instituciones como la Superintendencia Nacional de Cooperativas, que pasó a ser el Departamento de Cooperativas y Previsión Social, luego el Departamento Administrativo Nacional de Cooperativas, Dancoop.

En 1998, esta se transformó en el Departamento Administrativo Nacional de la Economía Solidaria, Dansocial, y en 2011, este Departamento se convirtió en la UAEOS, vinculada al Ministerio del Trabajo.

Ahora, entre sus funciones está la coordinación y ejecución de los programas y proyectos para el fortalecimiento y desarrollo de las organizaciones solidarias. Y, en el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno Petro, toma una mayor relevancia por el enfoque en el desarrollo económico que se empieza a construir.

VOZ habló con su director Mauricio Rodríguez para conocer el rol que juega la entidad en los próximos años y la importancia de las organizaciones sociales, comunales y de economía popular.

Diferencias clave

– Cuando se habla de economía popular ¿a qué hace referencia?
– Hay dos niveles. Uno desde el punto de vista del Plan Nacional de Desarrollo en el que se ha entendido que es el conjunto de economías que no son las dominantes, como las grandes empresas e industria, sino aquella de base, aquella economía de la comunidad, del barrio y la informalidad.

Hay diferencias entre la economía popular y la solidaria: la primera es in situ, funciona en un barrio o en la vereda. La economía solidaria tiene niveles territoriales y nacionales.

La economía popular es individual o colectiva. Usted puede juntarse con otros para desarrollar un emprendimiento comunitario, o lo puede hacer en su casa con una máquina de coser. Pero la economía solidaria es colectiva y tiene reglas claras de cómo construir esa colectividad. La economía popular puede ser formal o informal; el tendero puede tener un registro en Cámara de Comercio o puede no tenerlo. Pero la economía solidaria tiene que ser formal; de hecho, es la más vigilada en Colombia que la pone en un nivel de agotamiento.

Y, la economía popular puede ser con ánimo o sin ánimo de lucro, es para la sobrevivencia, pero también puede ser para obtener ganancias; y la economía solidaria es en esencia sin ánimo de lucro.

– ¿Este tema por qué tiene importancia en el actual Plan Nacional de Desarrollo?
Se logró que la UAEOS coordine el diseño y la implementación de todas las políticas asociadas a la economía popular, solidaria y comunitaria, en el marco de la agenda de la asociatividad solidaria para la paz, para su fortalecimiento.

Un cambio cultural

– Y eso ¿qué tareas comprende?
Hay tres propósitos de la agenda de asociatividad: el primero es fortalecer a las organizaciones en clave territorial, es decir, tener equipos territoriales que acompañen el fomento de las organizaciones territoriales, de manera directa. Segundo, hay que fortalecer la cooperación y las redes; tenemos que lograr que las organizaciones se integren para el trabajo territorial para impulsar proyectos de impacto, para crear las misiones de transformación del territorio, siguiendo un poco la línea de Mazzucato.

Y tercero, lograr la articulación del Estado, de manera que la intervención tenga carácter interinstitucional e intersectorial, y no de forma dispersa, porque hasta hoy lo que funciona en el Estado es la dispersión.

– Desde hace décadas ha habido experiencias de economía popular y solidaria, pero el tema de la asociatividad tiene cierta resistencia en términos culturales, ¿cómo superar eso?
Es uno de los grandes retos que tenemos en términos de fortalecer o recuperar una cultura solidaria. El movimiento solidario fue muy fuerte en Colombia en la década de los 70 y de los 80. La alianza entre sindicatos y cooperativas era sumamente importante, para que parte de la renta social del trabajador, a partir del trabajo, se invirtiera en proyectos de carácter comunal, comunitario, y para eso estaban las cooperativas.

Uno de los grandes derrotados en todo este periodo neoliberal fue la cultura asociativa, porque lo que ganó en la sociedad fue el individualismo y el emprendedurismo; entonces, antes, a la gente le gustaba más asociarse, y le gusta más la idea de que su propio negocito salga adelante. Incluso, la política institucional estuvo orientada a eso.

Entidad para la articulación

Trabajadores de Asopecamvibol, asociación de Villanueva, Bolívar, dedicada a la siembra de ñame, maíz y yuca. Foto Diego Angarita, UAEOS

– ¿Hay que comenzar por cambiar eso?
– Claro que esa cultura hay que cambiarla. Cuando usted revisa el Plan Nacional de Desarrollo en una visión integral, holística, lo que se encuentra es que la asociatividad es una herramienta que está casi en todos los propósitos institucionales de transformación. Las mujeres para el cuidado del territorio, y el fortalecimiento de las economías del cuidado; las asociaciones campesinas para los temas de desarrollo rural y la transición de la economía extractivista a la productiva; en protección del medio ambiente lo que propone el Plan es que a través de las asociaciones se hagan los proyectos de protección y reconversión económica.

Al ser así, la UAEOS pasa a ser un articulador de diferentes entidades del Estado y las organizaciones sociales y comunitarias.
– Eso establece el nuevo Plan de Desarrollo. Hoy existe una comisión intersectorial de economía social y solidaria, contenida en el Decreto 1340 de 2020. Están los ministerios de Agricultura, Comercio, Trabajo, las agencias de implementación de la paz, unidades como la de Desarrollo Rural, hay voceros de los gremios, de segundo y tercer nivel de los distintos gremios de la asociatividad, las federaciones de cooperativas, las mutuales, los fondos de empleados.

Pero el Plan de Desarrollo propone la creación del Consejo Nacional de Economía Popular, que todavía no está claro si va a subsumir a este o es diferente. De entrada, va a ser coordinado por el Ministerio del Trabajo y la UAEOS va a jugar un rol importante en clave de secretaría técnica.

Transformaciones urgentes

– Con base en lo que dice, las organizaciones deben empezar a cambiar el chip, ¿hacia dónde se debe empezar a mirar?
Todos tenemos que cambiar el chip. Hay que cambiarlo en varios niveles; primero el del Estado, que tiene que salir de la perspectiva de proyectos focalizados, de pequeños apoyos fragmentados a pequeñas organizaciones que al final no generan sostenibilidad. La visión focalista del Estado no ha ayudado a fortalecer el sector, sino a fragmentarlo por las disputas entre las organizaciones por recursos miserables.

Segundo, la comunidad misma, porque las organizaciones tienen que entender que no están para desarrollar pequeños proyectos, sino para transformar los territorios.

Y, el mercado tiene que cambiar la cultura de impulsar a la gente a pequeños negocitos para encadenamientos productivos débiles, a encadenamientos productivos fuertes con capacidades reales de transformar la economía territorial, la economía de las comunidades, a través de formas asociativas. El mercado solidario tiene que fortalecer sus redes, de circuitos y encadenamientos productivos en clave del fortalecimiento asociativo.

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