jueves, marzo 28, 2024
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Soy el niño que vive en los ojos de una vaca

En 2021, Luis Camilo Dorado presentó el poemario Lo que se desvanece publicado por Escarabajo Editorial, libro con el cual obtuvo el primer premio nacional de poesía Henry Luque Muñoz. VOZ habló con él sobre literatura juvenil y el proceso de cambio cultural que vive el país

Jorge Andrés Garavito Cárdenas

¿En serio tienes una colección de piedras? No me sorprendería. Lo que se desvanece (2021) es una trampa. No se desvanece, se disuelve entre el tiempo que nos conforma como el agua al mundo. Entras en el libro de Luis Camilo como en una casa silenciosa, que guarda el duelo del reciente fallecido. Ese silencio ruidoso que se acumula como el polvo sobre todas las cosas, incluyéndose.

No me sorprende Luis Camilo, de tu libro no solo heredo el silencio, sino la necesidad de la dureza de las piedras. Esa suerte de promesa, de permanencia. Esa pequeña muestra de que en el mundo existen cosas que pueden durar más que las frágiles ciudades de la infancia. Eso es este libro: cada poema tiene ansia de ser piedra, de arrebatar al olvido pequeñas fragancias, dolores que acarician. Mentirnos ante la plastilina del tiempo con la mirada de las vacas y su sabia ignorancia. Plácida tranquilidad, fantasmas de la hierba.

Aquello que se va

Partes, Luis Camilo, tu libro en cuerpos de luz. Todas las piedras se vuelven espejos del bosque y del cielo. El ojo de agua que mira el firmamento tratando de imaginar su interior, una vela que llora cera, unas ranas confundidas que entregan al universo. Esta segunda parte del libro reflexiona sobre el reflejo, el fuego, el bosque y la extinción.

En Lo que se desvanece de Luis Camilo Dorado nos sumergimos en un uso elegante y sencillo del lenguaje, que apasiona por la profundidad apenas sugerida de sus imágenes, primero como recuerdos, después como acuarelas. Es de esperar que de este libro salgan muchos émulos, algunos inconscientes y otros esforzados. Nada que hacer, resultado natural de una buena obra de arte.

En tus poemas tenemos un niño que juega a la guerra desde los recuerdos de un veterano que seguro le narró, como suelen hacer los abuelos con sus nietos. Háblanos de eso, ¿Qué es lo que se desvanece?
-Creo que Lo que se desvanece es la sombra de aquello que se va. Decías que es una trampa y en ese sentido podemos ver en lo que se desvanece una especie de oxímoron, donde se saluda lo que ya no está. Precisamente el libro surge para prolongar imágenes que se desdibujan y comienza a construirse a partir de la ausencia de mi abuelo luego de su muerte, los poemas abarcan las cosas que desaparecen con él, incluso, es un intento de recrear aquellas historias que mi abuelo omitió de su tiempo en Corea, quizás las palabras buscan llenar esos espacios vacíos de la memoria.

El resto es memoria

El apagón en el gobierno de César Gaviria aparece, es uno más de los muchos retratos de la infancia en tu libro ¿Qué significa la infancia en tu libro?
-En este libro la infancia es el origen de la poesía, por lo mismo incluye una cita al cierre de Louise Glück que considero necesario mencionar ahora: “Miramos el mundo una sola vez, en la infancia, el resto es memoria”. Al escribir, intento ver las cosas a través de mis ojos más jóvenes.

¿Qué es hacer poesía para ti? Veo un trabajo muy maduro en el lenguaje que usas, háblanos de tu proceso creativo y de tu formación como poeta.
-Para mí hacer poesía es prolongar la infancia a través de las palabras, construir un refugio alterno a la realidad donde las cosas no pierdan su color con el tiempo. Dicen que es un oficio, yo lo veo como un juego que requiere concentración y precisión para provocar el hallazgo.

En cuanto a la formación, estudié artes plásticas y visuales en la Academia Superior de Artes de Bogotá, ASAB-Universidad Distrital, quizás allí aprendí a ver, a leer una imagen, de allí viene la écfrasis, estudiar en el centro me permitió descubrir la poesía colombiana en la biblioteca Luis Ángel Arango. Años después vinieron los talleres de Idartes, uno del Fondo de Cultura Económica y el taller Los Impresentables, cada uno de ellos con grandes maestros a quienes aprecio y admiro.

Estando ya en ese lugar, háblanos de tres poetas canónicos que te gusten, y de tres contemporáneos, tanto locales como internacionales
-He tomado mucho de la tradición colombiana, podría señalar a muchos, al reducir el número pienso en Juan Manuel Roca, Piedad Bonnett y Nelson Romero, cada uno me abrió las puertas a nuevas posibilidades del lenguaje. Internacionales (dejando muchos por fuera) están Eduardo Chirinos, José Watanabe y Wislawa Szymborska.

Vivir para la literatura

¿Qué sigue en la carrera literaria tuya?
-Espero publicar un tercer libro en el que llevo tiempo trabajando, necesito darle lugar en el papel para poderlo abandonar. Además, tengo una lista de lecturas y películas pendientes que no puedo seguir aplazando y que seguramente me darán insumos o trazarán una ruta para un próximo libro.

¿Por qué seguir haciendo literatura (para qué)?
-Para mí es necesario, siempre estoy pensado en que puedo escribir, hay campos semánticos que no he explorado del todo y que hace algún tiempo han comenzado a aparecer en lo que escribo. Eso me llama la atención, pero llevará tiempo explorarlo, depurarlo y decidir si lo publico o no. También coincido en que la poesía no es indiferente a los cambios políticos, ella estuvo en las calles durante el estallido social, uniendo los corazones y las voces.

¿Piensas en vivir de la literatura o para la literatura?
-Me gustaría ambas, ¿a quién no? pero me conformo con lo segundo, vivir para la literatura. Creo que pocos escritores alcanzan a vivir del oficio que más aman, muchos alcanzan un reconocimiento póstumo o tardío pero ese reconocimiento muchas veces solo tiene un valor intangible, eso quizás lo hace más bello.

¿Qué significa el amor en tu obra?
-No había pensado en eso, pero viendo los temas a los que la poesía me ha llevado hasta el momento se intuye el amor, en mi caso, hablar de la casa, de la infancia y de la poesía en sí misma, es mencionar diversas manifestaciones del amor, pienso que el huerto, la cocina y el cuarto de costura son lugares llenos de amor, así que el amor en mi obra viene a ser un hilo conductor o una raíz que ve su luz en las palabras.

Cuando los absolutos se desdibujan

¿Qué crees que pasará con el nuevo gobierno en Colombia?
-Tiene el reto de cambiar más de 200 años de historia, dar voz a los nadies y ser a su vez la voz de los desaparecidos y de todos los líderes sociales asesinados. Creo que las determinaciones que han tomado en los primeros días de gobierno y la invitación al diálogo de todos los sectores me llevan a afirmar que nos acercamos al principio de una verdadera democracia.

¿Qué papel crees que puede jugar la poesía en esta nueva Colombia?
-Muchos de los votantes, que marcaron la diferencia en la primera y segunda vuelta fueron jóvenes, hoy veo que la poesía gana espacios donde los jóvenes son protagonistas, creo por lo tanto que, en este momento de la historia en nuestro país, por primera vez la política y la poesía estrechan decididamente sus manos.

¿Por qué se ha despertado de nuevo un interés juvenil por la literatura?
-Cuando los absolutos parecen desdibujarse, cuando la cultura de consumo no logra satisfacer, hay una necesidad de significado o de trascendencia que se puede encontrar en el lenguaje o en otras formas de arte, la poesía es un espacio para pensar y para repensarnos.

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