lunes, diciembre 9, 2024
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Por la vida, la paz y las reformas sociales

Editorial VOZ 3192

Colombia, el país de la belleza, también es la nación de las contradicciones. Mientras las delegaciones de paz del Gobierno nacional y del Estado Mayor Central de las Farc-EP llegaron a acuerdos sobre la fecha de la instalación de la mesa, los protocolos de cese al fuego, los mecanismos de monitoreo y respeto a la población civil, en la misma semana este grupo armado detonó dos carros bombas en el Cauca.

Tal y como lo expresó nuestro regional en este territorio, desde el Partido Comunista Colombiano nos solidarizamos con las comunidades que son víctimas del conflicto social y armado, al tiempo que rechazamos los hechos de violencia y vulneración de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario presentados recientemente. La histórica lucha por la solución política requiere voluntad de paz entre las partes y acciones consecuentes para desescalar la tragedia de la guerra.

Si bien fue tarde, lo cual pudo evitar el dolor de nuevas víctimas del conflicto, valoramos como positivo el comunicado emitido por el EMC-Farc donde se suspenden todas las acciones ofensivas en todo el territorio nacional. Los acuerdos alcanzados el pasado 19 de septiembre en Suárez, Cauca, que permitirán un nuevo proceso de paz, deben continuar a pesar de las dificultades.

De igual forma, seguimos comprometidos con rodear la mesa de diálogo entre el Gobierno nacional y el ELN, que en este momento no solo avanza en un cese al fuego bilateral de carácter nacional, sino que también ha activado el Comité Nacional de Participación, instancia fundamental para lograr los objetivos que se ha propuesto este proceso de negociación.

También, persuadimos al ejecutivo y a la guerrilla de la Segunda Marquetalia Farc para que avancen en las exploraciones para ambientar la apertura de un proceso de paz, donde sin duda los principales beneficiados serán las comunidades que siguen sufriendo las embestidas de la confrontación.

El Gobierno nacional y las insurgencias deben materializar las intenciones, los acuerdos y brindar las garantías para el diálogo, la tranquilidad de los territorios, la protección y participación de las comunidades, y sus condiciones para el buen vivir. De eso se trata la política de Paz Total que viene promoviendo el Gobierno nacional y que ya tiene resultados exitosos, principalmente en los territorios urbanos de Medellín, Buenaventura y Quibdó. Esta es la mejor forma de confrontar a los enemigos de la paz que no dejan de minar el camino del diálogo.

Como fuerza de la izquierda revolucionaria que desde nuestro XIII Congreso de 1980 ha puesto todo su acumulado social y político por la solución dialogada del conflicto, respaldamos al Gobierno nacional en su estrategia inédita de cerrar todas las violencias en el país y edificar una nueva era de paz para el país.

Por supuesto, consideramos necesario hacer los ajustes pertinentes para que sea el pueblo el principal protagonista en las mesas de negociación con los actores armados y en las iniciativas que buscan la transformación real de los territorios.

La movilización del 27 de septiembre no solo es una excelente oportunidad para respaldar al Gobierno nacional, sino también para ratificar el clamor nacional por la paz integral, la apertura democrática y los cambios. Asimismo, son las calles el espacio natural para insistir en la implementación de los puntos transformadores del Acuerdo de Paz de 2016 y exigir el respeto por la vida de los líderes, lideresas y firmantes de la paz.

De igual forma, como Partido Comunista Colombiano y Unión Patriótica, partidos de la coalición de Gobierno, reafirmamos nuestro compromiso con el programa y el Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, potencia de la vida’, al igual que con las justas reformas sociales que recupera derechos conquistados por el pueblo trabajador, que quiere pensiones dignas para la gente, que busca un sistema donde la salud sea un derecho, que desea cumplir con la deuda histórica al movimiento campesino y que la tierra sea para quien la trabaja, y edificar una educación que tenga como horizonte el acceso universal para toda la población. En otras palabras, un proyecto de justicia social que defiende los derechos de la gente y de la naturaleza.

En el corregimiento de Timba, municipio de Buenos Aires, Cauca, al frente de la estación de policía explotó un carro bomba. Fue el 20 de septiembre a las siete y quince de la mañana. Murieron dos personas y otras cinco quedaron heridas. Entre las víctimas fatales estaba Estela Balanta, una inocente profesora de básica primaria que casualmente pasaba por el lugar. La escuela que es por naturaleza un territorio de paz, sigue de luto por este repudiable hecho cometido por el EMC-Farc.

La memoria de Estela y de las incontables víctimas que ha dejado la guerra, son una de las muchas razones por las que nos volvemos a tomar las calles. ¡Por la vida!, consigna central de la movilización, porque el país merece vivir por fin en paz.

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