El dúo Motilonas Rap representará a Tibú, Norte de Santander, en la tarima del festival hip hop más importante de Latinoamérica
Aura Botero
“Siento que sí somos activistas. Ser consecuente con lo que decimos es lo que define todo”. Sol y Dennise son el reflejo de las hijas e hijos que han brotado de las sufridas montañas de Colombia, pero que han germinado en sus ríos, en su naturaleza, en la resistencia y esperanza del pueblo Barí.
Las Motilonas Rap son dos primas tibuyanas, criadas bajo el contexto que han vivido más de ocho millones de personas en el país, la violencia armada y la pobreza. Crecieron en un asentamiento en Tibú, Norte de Santander, lugar que forjó a las mujeres que son hoy. Sus vidas han estado unidas desde siempre y en sus diferencias han unificado sus voces para contar su realidad.
El barrio las formó
Dennise Cáceres es hija de madre y padre que fueron presidentes de la Junta de Acción Comunal, y al igual que Sol Ortega se untaron desde pequeña de la organización colectiva para sacar adelante el barrio Luís Madrid Merlano y poder vivir dignamente.
“Nosotras nos formamos alrededor de líderes/as sociales que empezaron a convertir el asentamiento en un barrio. Toda esa organización, la Junta de Acción Comunal, el reunirse, el debatir, el entender que somos comunidades desplazadas, pobres, que tampoco tenemos un alcantarillado, una vivienda y todas esas historias que se hablaban entre vecinos, nosotras las absorbíamos”.
De esta manera, cuando conocieron el rap, encontraron el instrumento perfecto para expresar sus vivencias, las luchas junto a su comunidad, pero también otra manera de ver la vida. “Estuvimos en todos esos momentos difíciles que vivió el municipio y al conocer el rap este nos dio la palabra de poder expresar lo que sentíamos, lo que sentían nuestros familiares, nuestros vecinos, fue como un desahogo”.
El rap les llegó como llegan las cosas cuando no se espera nada, cuando se cree que todo seguirá siendo igual y no hay manera de que cambie. “Cuando estábamos niñas muchas veces nos preguntábamos si todo lo que pasaba a nuestro alrededor era porque estábamos destinados a vivirlo, que nos tocaba sí o sí vivir esas cosas. Decíamos «¿será que siempre va a ser así?», y después empezó el momento de decir con nuestras canciones, «no señor, no va a ser así nunca más, vamos a aportar lo que sabemos y lo que esté a nuestro alcance con la música y con acciones para que este territorio sea diferente»”.
“Si el río hablara, contaría la historia del Catatumbo”
Vivir en carne propia la desesperanza, el miedo, los infortunios que causan otros en la vida de gentes con sueños y ganas de cumplirlos, forja mujeres y hombres con una fuerza noble que los impulsa a querer mejorar las vidas maltratadas de sus comunidades, de sus ríos y sus selvas. A Dennise y Sol lo que las motiva a levantarse todos los días y hacer música es la posibilidad de resignificar desde sus letras la cultura catatumbera que obstruyó el conflicto armado.
“Hay que pensar cuál es nuestra cultura, cuál es nuestra identidad. La naturaleza es la razón por la que podemos encontrarnos, porque somos pueblos campesinos, porque si usted mira pa’ allá hay montaña y si mira pa’ allá también. Sí o sí la guerra destruyó nuestra identidad y desplazó nuestra cultura. Entonces hay que empezar a hablar de esos temas, como el río, no solo de la fuente hídrica, sino todo lo que se llevó durante la guerra. Si el río hablara, contaría la historia del Catatumbo”.
De este modo, las Motilonas Rap siempre tuvieron claro porqué y para qué cantaban, su mismo nombre da cuenta de eso, homenajear a las comunidades campesinas e indígenas del Catatumbo, a quienes para ellas estos últimos representan la lucha y resistencia por preservar su territorio y lo que son, defendiéndolo de los que se creen dueños del suelo y la naturaleza. “Muchas personas ven el Catatumbo como una minita de oro, que solo buscan venir a llevarse todo, a explotarlo y luego dejarlo. Nosotras no podemos permitir eso”.
Su nombre entonces reivindica a los Motilón-Barí, quienes, como dicen ellas, son los verdaderos dueños de las montañas y de esos ríos que se ha llevado en su fluir la esperanza, pero que también se las ha devuelto. “Para nosotras ellos y ellas son la representación de cómo creer, luchar y resistir en un territorio; que no solo es un terreno, no solo es tierra, sino que es su entorno, es su cuna, su cultura, son sus raíces, y que a través de los años resisten para mantenerlo tal cual como ellos lo quieren”.
De la cruda realidad a cantos de paz y resistencia
Los álbumes que han creado Las Motilonas Rap reflejan muy bien los procesos de cambios que han experimentado en su trasegar de aprendizajes y resiliencias. Su primer álbum Ishtana, contaba de manera cronológica las masacres en el corregimiento de La Gabarra y en Tibú de 1999 al 2000. Letras llenas de rabia, dolor e indignación que conectaban con el sentir del pueblo catatumbero. “La gente nos respaldaba, nos decían «esto yo lo viví, esa es mi historia y me gusta que lo hagan porque me siento acompañado, sé que ustedes lo entendieron; con todo eso que pasó me sentía cargándolo yo solo»”.
Luego de esto, Dennise y Sol se trasladaron un tiempo a Antioquia, en el que vivieron otras experiencias y respiraron esperanza, al ver que había maneras de intentar construir los sueños perdidos y que se podían rescatar desde los procesos sociales de las comunidades que se resisten a aceptar que un mundo mejor no es posible.
Así nace el álbum El Canto de la flecha, canciones cargadas de resignificación y orgullo de ser catatumberos/as, tibuyanos/as, de la montaña y del campo. “Ese álbum fue un respiro y un abrazo para la gente de Tibú porque decían «me siento orgulloso de ser tibuyano y ya no lo voy a negar»”.
Ellas cuentan que, contrario a Ishtana, ese álbum no habla de odios, de rabia ni de resentimientos, sino que buscaba resaltar la historia y la identidad del pueblo catatumbero, sus luchas y sus raíces. “El Canto de la flecha es un trabajo que va directo a la gente, como una flecha, a esa gente que sufre en el país y también en Latinoamérica”.
Pioneras
Las Motilonas, además de ser las pioneras del movimiento y el género musical en Tibú, serán las primeras tibuyanas en pisar el escenario rap más importante de Latinoamérica, Hip Hop al Parque. Su participación no solo será símbolo de la tenacidad de las mujeres en una escena tradicionalmente de hombres, sino de resistencia social a través del canto.
“Somos montañas poderosas que todavía siguen vírgenes en nuestros territorios, ríos que sufren y tienen nuestra memoria. Tenemos que empezar a contarle a la gente la verdad sobre el Catatumbo”.