Una mujer que con su trayectoria artística representó de manera honorífica las identidades de Colombia; durante su carrera grabó más de treinta discos donde expuso los valores culturales del país
Sebastián Salazar Monsalve
Leonor González Mina, conocida como la Negra grande de Colombia, es una de las figuras más polifacéticas en los caminos del arte y la cultura del país. Fue cantante, actriz, folclorista y exrepresentante a la Cámara afrocolombiana. Interpretó diversos géneros como boleros, pasillos, bambucos, ritmos del Caribe y del Pacífico.
Su obra logró configurar, manifestar y exponer las realidades del pueblo colombiano en canciones como Campesino de mi ciudad y discos como Cantos de mi tierra y de mi raza. Músicas y letras que demuestran la conciencia que ella tenía sobre las realidades del país; González Mina expuso, por ejemplo, el éxodo que han vivido miles de campesinos y los desafíos que afrontan al llegar a la ciudad, además de otras problemáticas sociales como la pobreza, la discriminación y el racismo.
Fortalezas y talento de mujer afro
El gran talento siempre la acompañó. Su conciencia social y política la convirtieron en un símbolo de lucha y resistencia, volviéndose una voz para todos los marginados, para los nadies, para los olvidados y para todos los explotados.
En ella podemos observar cómo la música logra derribar cientos de barreras de desigualdad en un país donde el racismo, el machismo y el clasismo son parte de la cotidianidad. Su ejemplo demuestra al mundo las fortalezas y el talento de las mujeres afrocolombianas.
Su obra tiene importancia para el ejercicio artístico, social y de memoria del país, ya que, durante toda su vida, logra preservar y promocionar la música folclórica. Leonor González Mina se convirtió en insigne y digna representante de las raíces afrocolombianas; su trabajo mantuvo vivos géneros como el currulao, la cumbia, el bambuco y otros que exponen la riqueza cultural de las regiones del Pacífico colombiano y otras áreas del país.
Toda su trayectoria artística la convirtió en la indiscutible embajadora cultural del país. A lo largo de su carrera, llevó y expuso con orgullo y autenticidad nuestros valores culturales y artísticos por todo el mundo, siempre con orgullo y autenticidad, ganándose el merecido nombre de la Negra grande de Colombia.
En nuestra memoria y corazones
Los colombianos grabamos sus grandes interpretaciones de canciones como Mi Buenaventura, El alegre pescador, A la mina, Mi peregoyo, Borrachera, Velo qué bonito, Navidad negra, Niño de color, La canoa ranchá, Maximina, Chocoanita, Mi cafetal, Tío Guachupecito y Yo me llamo Cumbia.
Durante su recorrido musical, y debido a su trascendencia en la historia cultural del país, Leonor González Mina recibió múltiples reconocimientos como la Cruz de Boyacá, obtuvo el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura y la medalla Simón Bolívar, así como homenajeada en diferentes festivales nacionales como el Petronio Álvarez. Además, en diversos festivales internaciones fue declarada representante de la música colombiana por excelencia, gracias a la icónica manera en que mostró al mundo las expresiones afrocolombianas.
La Negra grande de Colombia siempre estuvo comprometida con la lucha contra las desigualdades del país. Su dedicación fue tal que, en 1998, es elegida Representante a la Cámara por Bogotá. En esta faceta política de su vida se destacó como defensora de los derechos de las comunidades afrocolombianas. En Historias de identidad y orgullo se menciona que “se encendió en ella el afán por un mundo mejor. Ser afrocolombiana y ser mujer eran condiciones que ella sabía que necesitaban apoyarse y defenderse”.
La Negra Grande de Colombia no solo fue una talentosa cantante, sino también una mujer sensible y consciente de las problemáticas que aquejan al pueblo colombiano. Defensora incansable de la cultura afrocolombiana, Leonor González Mina es inequívocamente un símbolo de lucha y dignidad, una narradora incansable de las historias de su pueblo, y su convicción le aseguró un lugar destacado y perdurable en la historia cultural y de resistencia del país.
Su vida y obra serán, para siempre, un ejemplo a seguir en la construcción una sociedad más justa, sin discriminaciones raciales y de género, sin pobreza, con igualdad de oportunidades y en paz. Leonor González Mina siempre nos recuerda la importancia de valorar nuestras raíces culturales y diversidad.