Las consecuencias del calentamiento global se manifiestan cada vez con mayor intensidad. Urge acelerar el uso de energías limpias en el ámbito mundial, en lo que Colombia avanza en la dirección correcta
Iván Posada P.
En las condiciones actuales del cambio climático extremo causado por el calentamiento global, sus secuelas se evidencian en todos los continentes. Colombia, privilegiada por su megadiversidad, no escapa a este tipo de desastres, ya sea por exceso de lluvias o por temporadas de calor muy por encima de los promedios. El Servicio de Cambio Climático, Copernicus, en su informe anual expresa que 2023 fue el año más caluroso desde 1850.
Precisamente, cuando se realiza la COP16, cumbre mundial sobre la biodiversidad en la ciudad de Cali, el río Amazonas, debido a la prolongada sequía, presenta un descenso del nivel de sus aguas de hasta once metros en algunos tramos de su recorrido. Las comunicaciones están interrumpidas; la actividad pesquera, medio de subsistencia de una parte de sus habitantes, también quedó detenida.
Recursos hídricos
Aprovechando el otrora abundante régimen de lluvias, el país se lanzó a la construcción de monumentales hidroeléctricas para abastecer de energía a empresas y hogares como Hidro Sogamoso, El Guavio, Ituango, Urrá I y II, etc. Hoy día estamos en riesgo de racionamiento de fluido eléctrico por los bajos niveles de los embalses que nutren estas generadoras. De mantenerse estas condiciones de disminución del recurso hídrico, la fuerza hidráulica ya no será una opción de generación eléctrica.
Otras fuentes como la térmica y el gas, además de ser más costosa su operación, van en contravía de la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y de la meta de descarbonizar las fuentes energéticas.
Contradicciones
A pesar del abundante y variado recurso hídrico, cerca de 15 millones de colombianos, es decir, el 30 por ciento de su población, no tienen acceso al agua potable. Un estudio del programa de ingeniería ambiental de la Universidad ECCI, de 2023, señala que esta situación se concentra en siete departamentos, a saber: Chocó, La Guajira, Santander, Antioquía, Boyacá, Santander y Magdalena.
Es contradictorio que departamentos ubicados en la zona central del país y rodeados de fuentes hídricas, sufran de desabastecimiento del vital líquido. En Chocó y La Guajira la ausencia de redes de acueducto y alcantarillado es una verdadera calamidad para sus habitantes, que pone en riesgo la salud y la vida misma de sus pobladores. En Santa Marta, centro turístico en cuyos hoteles nunca falta el agua, sus ciudadanos tienen que comprar el agua a precio de oro para procurarse un mínimo para su subsistencia.
Bogotá, la capital del país, está próxima a un severo racionamiento de agua para el año entrante, ya que el sistema Chingaza-Chuza, que aporta cerca del 70 por ciento de agua a la ciudad, ha reducido su nivel dramáticamente a tal punto que está en riesgo el suministro para sus ocho millones de habitantes. Por otro lado, el atraso de varios proyectos para cubrir la creciente demanda de energía eléctrica, podría crear escasez de fluido eléctrico en la capital y en el resto del país.
Urge la transición
De ahí la persistencia del gobierno del cambio en la estrategia de acelerar la introducción de las fuentes no contaminantes dentro de la matriz energética del país. Ecopetrol, la estatal petrolera, está llamada a liderar este proceso, es decir, pasar gradualmente de procesar combustibles con base en fuentes de origen fósil, a generar energía eólica, solar, hidrógeno verde, etc. Esta empresa se trazó, entre otras metas, llegar a cero emisiones de carbono en 2050, agua neutra en 2045, el empleo intensivo de la economía circular, esto es, la reutilización de los residuos en el proceso productivo.
Otra estrategia para acelerar esta transición es la creación de las comunidades energéticas, en las cuales cualquier población puede asociarse para generar y comercializar la energía producida con fuentes y combustibles renovables, en una figura similar a la economía solidaria. Por ejemplo, un municipio podrá generar energía y comercializar el excedente y reinvertirlo dentro de su territorio.
Gráfica 1: Proyección matriz energética 2027
Logros y metas
Primero, al finalizar 2024, se espera que entren en operación 66 proyectos de energía renovable, tanto eólica como solar (fotovoltaica). Segundo, a junio de 2024 se interconectaron a la red nacional 1,8 GW de energía a partir de fuentes solar y eólica, (1Gigavatio = mil millones de vatios). Tercero, se lanzó el primer proyecto en América Latina de energía eólica en el mar (costa afuera) en el mar Caribe, que abarca los departamentos de Atlántico, Bolívar, Sucre y Magdalena.
Cuarto, en el departamento del Meta iniciaron operación comercial tres parques solares. Quinto, electromovilidad, la vía Bogotá-Cali tendrá una red de estaciones de servicio para los carros eléctricos a lo largo de 400 kilómetros.
De acuerdo con lo anterior, se tiene proyectado que, para 2027, la generación de energía eólica y solar sumen el 26 por ciento de la energía requerida, es decir, la cuarta parte del total (gráfico 1).
Acelerar la transición
La migración a las energías limpias y renovables es una prioridad mundial por el tema ambiental y ecológico. Impedir que el calentamiento global supere 1,5 grados, lograr la neutralidad climática en 2050, fueron algunas de las metas propuestas en la COP21 en París en 2021. Existe bastante incertidumbre de lograrlas, sobre todo porque los países que más contribuyen a la emanación de gases contaminantes a la atmósfera, con sus industrias, no han honrado sus compromisos.