Una novelista comprometida con la lucha por el empoderamiento de su género y contra la inequidad social
José Ramón Llanos
La Academia de Estocolmo anunció el 6 de octubre, que el Premio Nobel de literatura este año le fue concedido a la escritora francesa Annie Ernaux. En la justificación del Premio afirmó: “Por el coraje y la agudeza clínica con las que descubre las raíces, los entrañamientos y las trabas colectivas de la memoria personal”. Todos los periódicos del mundo exaltaron la obra de Annie Ernaux, obra reconocida por muchos, pero también cuestionada por los sectores más tradicionales.
En una rueda de prensa, en la sede de Gallimard en Paris, su editora, después de conocer la adjudicación del Premio Nobel, Annie Ernaux dijo: “Para mi representa algo inmenso en nombre de aquellos de quienes provengo, en primer lugar. Alguna vez dije que quería vengar a mi raza. Cuando lo dije no sabía muy bien cómo hacerlo, pero sucedió con las palabras y con los libros”. Recordó entonces que el primer libro publicado fue Los armarios vacíos y el último El hombre joven, que solo se publicará en español a partir de diciembre de este año.
La mayor parte de los medios de Europa y América Latina han hecho especial énfasis en que la obra narrativa de Annie Ernaux se fundamenta en su vida, especialmente en su experiencia traumática de un aborto cuando era muy joven; en la ruptura con su compañero que ella califica como un acto de liberación; y en transito de su familia de la vida campesina a la vida urbana en Francia. Sin embargo, no identifican cómo su obra, su vida, sus avatares personales los articula con los episodios históricos, sociales que ha vivido Francia desde los años 30, hasta hoy, en lo que se incluye entre otros la guerra fría, la caída del socialismo en Europa y la consolidación de la Unión Europea, el rechazo a la migración actual por el mar hacia el continente.
Su obra
En Los armarios vacíos encontramos una protesta contra la familia, que es descrita como una institución conservadora, patriarcal, denuncia además este mundo de mujeres dominadas, excluidas y el tejido social y la ideología imperante que lo justifica.
En El acontecimiento describe la situación precaria de su familia: “Yo era la primera persona de mi familia que estudiaba una carrera. Todos los demás habían sido obreros… pero ni la reválida, ni la licenciatura en letras habían conseguido alejar la fatalidad de una pobreza heredada, cuyos emblemas eran el padre alcohólico y la madre soltera”. También describe en tal forma su primera experiencia sexual que la valora como equivalente a una violación, describe la insolidaridad de su pareja cuando tiene que enfrentar todo el proceso tortuoso e ilegal del aborto. La decisión de abordar este tema en una novela fue la culminación de un largo proceso de dubitaciones, pero finalmente se decidió y fue altamente significativo para eliminar censuras temáticas y moralismos en la narrativa contemporánea.
Su estilo
En El acontecimiento la forma realista, el desarrollo del tema con una prosa despojada de artilugios, impresiona y capta la atención del lector y lo cautiva. Eso explica la cantidad de lectores y seguidores que tiene la narrativa de Annie Ernaux. Otra muestra de su prosa sin artificios, de su decisión de escribir sobre temas espinosos con desparpajo, la encontramos en Pura pasión
“Han pasado Siglos y más siglos, centenares de generaciones, y tan solo ahora se puede contemplar algo así, un sexo de mujer y un sexo de hombre que se unen, el esperma; lo que no se podía contemplar casi sin morir se ha convertido en algo tan fácil de ver como un apretón de manos.”
Los temas de El acontecimiento los utiliza óptimamente Gallimard en la promoción del libro: “La dificultad de ser una adolescente en un medio socio cultural desfavorable”. Mediante esta publicidad la editorial trató de captar el interés de algunas mujeres que van hacer de los libros de Ernaux un instrumento de su lucha liberadora de la dominación del patriarcado y de la ideología retardataria.
Una escritora comprometida
La cuestión social está presente en toda su obra, como corresponde a una comunista, además su rebeldía no se agota en el contenido de algunas de sus obras, por no decir que en todas. También participa en todas las expresiones de cuestionamiento de los gobiernos que hasta ahora han prevalecido en Francia. Además, ha cuestionado la política antiinmigrante adoptada por algunos países europeos, especialmente en los últimos años.
Annie Ernaux tiene 82 años, en sus novelas trata de empoderar a las mujeres además de que asume compromiso con las clases excluidas y explotadas. En distintas entrevistas para los medios explica que “Cree en la fuerza liberadora de la escritura,” por esa razón la Academia de Suecia en el comunicado en que anuncia el premio para la escritora francesa destaca que en su obra “Revela la agonía de la experiencia de clases, la vergüenza, la humillación, los celos o la incapacidad de ver quién eres”. Esto puede corroborarlo cualquier lector de Annie Ernaux, sean Los armarios vacíos, El lugar. La Vergüenza, Una mujer helada, Los Años y Pura Pasión, entre otras.
La Premio Nobel francesa con una gran maestría toma sus experiencias, algunos momentos de su vida los ficciona y los comparte con el lector de sus novelas. A llevado a las novelas su divorcio, un aborto, y su posición política frente a las injusticias causadas por el capitalismo y los capitalistas. Por esa razón algunos críticos consideran que la obra de la autora de El lugar al narrar estas situaciones tiene la visión del historiador y del sociólogo. En esta forma realiza lo que Jean Paul Sartre llamaba “el compromiso del escritor”.
La Premio Nobel del 2022 había obtenido antes El Premio de la Lengua Francesa en 2008, El Premio Formentor 2019 cuyo jurado ponderaba su obra entre otras cuestiones, porque “su implacable ejercicio de veracidad penetra los más íntimos recovecos de la conciencia”. Este efecto cognitivo es posible porque la prosa de Annie Ernaux describe, con emotiva veracidad, las situaciones que viven especialmente las mujeres de Francia y de todo el mundo por la cultura machista y por la pretensión de las distintas religiones de condicionar las conductas femeninas con principios mágico religiosos.
La crítica
Una de las mejores caracterizaciones de la narrativa de Annie Ernaux es la que hizo en el 2019, en Babelia, Alex Vicente, quien con motivo de la asignación del Premio Formentor a la narradora Francesa escribió: “Como escritora tiene una obcecación por reflejar la experiencia femenina concentrándose en todo aquello que, por estar vinculado a ese género no tenía reflejo literario, Eso la llevó a relatar vivencias como el aborto (El acontecimiento), la muerte de su padre (El lugar), la enfermedad de su madre (No he salido de mi noche), el cáncer (El uso de mi foto), las miserias del matrimonio (La mujer helada), o la lujuria reencontrada (Pura pasión)”.
La crítica en general está de acuerdo con que la galardonada hizo de su narrativa un medio para criticar el lugar secundario en que la cultura patriarcal ubicaba la mujer y todo lo relacionado con ella, pero como vemos en su obra, también denunciaba las miserables condiciones en que explotaban a los trabajadores, hombres y mujeres, en Europa, léase al respecto la primera parte de El lugar.