sábado, julio 27, 2024
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“El sujeto de la narración histórica es el pueblo”: Paco Ignacio Taibo II

En el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, VOZ habló con el director del Fondo de Cultura Económica, una de las casas editoriales más importantes no solo en México, sino en toda Nuestra América

Beatriz Guerrero – Alejandro Cifuentes

Este 2023 la Feria Internacional del Libro de Bogotá cumple 35 años y tiene como país invitado a México, una nación con una fuerte tradición editorial que hoy experimenta un gobierno que también le apuesta al cambio.

En el marco de la FILBo, VOZ conversó con Paco Ignacio Taibo II, el actual director del Fondo de Cultura Económica, reconocido autor de novela negra y narrativa histórica y cofundador de la Brigada para Leer en Libertad, un proyecto dedicado a la promoción de la lectura. Le preguntamos precisamente sobre la lectura, la política y la historia.

Brigada para Leer en Libertad

El Movimiento Regeneración Nacional, Morena, tiene una experiencia muy potente, hizo campaña a través de la promoción de la lectura. Queremos saber cómo desde la Brigada para Leer en Libertad, si se quiere, ustedes construyeron poder popular

-Mira, si tú creas debates, conferencias, reflexiones, libros de regalo –la brigada ha regalado miles de libros durante la campaña de Andrés [Manuel López Obrador]– estás creando pensamiento crítico, estás colaborando a hacer población pensante. La Brigada además lo que generó fueron decenas de conferencias y meses redondas, decenas, aportando elementos a la crítica radical al viejo gobierno priista y a la alianza de la derecha.

Y ahora en el gobierno la lectura sigue siendo central. Nos puedes contar algo de la experiencia que tienen promoviendo la lectura entre los miembros de la fuerza pública, una experiencia que nos parece muy llamativa desde un país como Colombia, que le urge democratizar a su ejército.

-Era fundamental. Yo le dije a Andrés “vamos a hacer 21 para el 21”. Regalamos dos millones de libros. Bastante neutral la colección, es una colección de todo, representativa de la cultura literaria y no literaria mexicana. Y dijimos “incluimos a los marinos, a los soldados y a los policías”, y era pieza clave. De hecho, 400.000 libros se fueron para policías, marinos y soldados. En algunos lugares fueron muy exitosos, en la Marina sobre todo, porque la tradición de la Marina es una tradición más de cuartel cerrado, o en el barco, o en el campamento, o en la base naval, donde la biblioteca funciona. Entonces ahí nos funcionó muy bien, con la milicia hubo más dificultades. Los libros se dispersaron, pero el control de lectura fue mucho más débil. Pero bueno, el trabajo se hizo y tratas de sembrar. Necesitamos un ejército socialmente sencillo y es fundamental. Y no es fácil. Con una estructura del pasado vinculada a la represión y cadenas de mando en las cuales hay incrustados personajes que vivieron y dirigieron las represiones locales y parciales, pues estamos jodidos. Romper esas tradiciones y esa mentalidad.

El pueblo y la historia

Hablemos ahora de historia. ¿Cómo enamorar al público de la historia? ¿Cómo hacer que la historia le diga algo a la gente del común?

-Hay que abrir varios debates y son debates diferentes. Hay que abrir un debate en las escuelas de historia, diciendo, “compañeritos, la historia es un género narrativo, no un laboratorio de análisis científico”. Y en la medida en que es un género, además un género narrativo, hay que aprender a contarla. Y el sujeto de la narración histórica es el pueblo, al que le pertenece la historia. Pueblo en el sentido llano. O sea, todos, coño, todos, no algunos. Y transformar las reglas del juego en la academia y el mundo universitario. Cuando te dan más puntos por escribir en una revista checa especializada que leen 11 personas, que en publicar un artículo en un periódico popular de divulgación con nivel y calidad, el mundo está al revés. Cuando la paleografía te toma tres cursos y el narrar la historia no tiene ni uno en las universidades, esto es de locos. En la historia académica entra en el círculo del pensamiento incompleto de Marx: o sea, reproduce historiadores que enseñan a jóvenes a ser historiadores para ser profesores de historia. ¿Qué pasó? ¿Es un círculo cerrado?

El sujeto de la narración histórica es el pueblo, al que le pertenece la historia. Esta frase nos hace pensar en la historia militante de la que habla E.P. Thompson, y por eso queremos preguntar ¿cómo hacer historia militante?

-El tema es… Nosotros no pensamos tanto una historia militante, aunque por naturaleza es militante. Estamos en tierra de choque si no pensamos en una historia narrativa, contadora, que cuenta y en esa medida cautiva. El problema es que la historia es el gran productor de identidades. Ustedes sin el Che serían huérfanos. ¿Cómo se construyó al paso de los años? Gracias a mil personas. La mítica guevarista, la epopeya guevarista, que creó nietos y bisnietos a lo largo del continente. ¿Por qué hay épica? Porque hay narrativa. Entonces tenemos que aprender a contar la historia. Los sujetos a veces pueden parecer secundarios y no lo son. La profundidad te da el que un tema sea secundario. ¿Qué hace [Osvaldo] Bayer? Agarra un tema intranscendente como los putos locos de la Patagonia y los vuelve un sujeto narrativo. Entonces, hay que crear esa estructura de identidad. Hay que crear esa estructura, una estructura que construye identidades. A veces el tema es chiquito, pero bien contado se puede volver muy grande. Muy potente. Mira lo que hace el cabrón de Vargas Llosa con Canudos. Domina la escena. Como una historia secundaria, perdida en el culo del mundo. Entonces el problema es discutir en las universidades entre sociólogos, comunicadores e historiadores los caminos de la divulgación. Y en ese sentido se terminan volviendo caminos militantes. Porque ¿dónde terminas dando conferencias de historia? En el barrio, en las comunidades campesinas, etc.

La batalla y la épica

¿Cómo lograr un equilibrio entre la narración y la rigurosidad?

¿La historia narrativa necesita menos rigor que las otras historias? No, necesita más porque es diagonal. Cuando yo escribo un libro sobre el Che tengo que aprender a saber cómo es un M1 y un M2, no hay de otra. Y tengo que recorrerme, como lo hice, la Sierra Maestra para saber lo que es un trillo. Entonces estás en la lógica de profundidad, historia del vestido, historia de la época, historia política, historia académica. Más rigor todavía, sí, claro que más rigor. La batalla no es contra el rigor, la batalla es contra las citas de pie de página. Bueno, la cita de pie de página se inventó para sacar del texto la información que le sirve no al lector, sino a otro historiador, al investigador. Esas mándalas al fin del libro, que las lea quien quiera. La nota de pie de página tiene que incorporarse al texto y volverse material narrativo. “Y entonces se dejó caer sobre el catre”. Los catres en aquella época eran unas mierdas con seis patas de tijera que después de dejarte caerse, se hundían coño, porque estaba toda podrida la tela. Y entonces necesitas esa nota de pie en la página e integrarla al texto.

Por último, ¿estaría mal que la gente de a pie tuviese héroes, tuviese épica?

-Es central. Hice un trabajo sobre Max Hoelz, en el libro Arcángeles, la historia del Robin Hood en la Revolución Alemana, que terminan asesinando los estalinistas rusos. Es que era tan incómodo, tan incómodo, que hasta para ellos era incómodo. Y  ante este Robin Hood en la Revolución Alemana, ¿no hay épica proletaria? Me carga la chingada, cómo no va a haber. “La oscura fabrica iluminada por las luces del acero saltando, y los trabajadores quemados por las rebabas porque no tienen equipo de seguridad’. ¿No hay épica proletaria? Claro que la hay. ¿Tan fuerte como las Termópilas? Tan fuerte o más. Depende si la sabes contar. Y no digo épica campesina. Fíjense que interesante lo que hizo Scorza, el creador de Garabombo, el invisible, El jinete insomne. ¿Qué hace? Narra las luchas campesinas en el valle de la Concepción, pero les añade los mitos campesinos originales. El jinete insomne, el invisible que iba de pueblo en pueblo y nadie lo podía ver, porque los carabineros no lo podían mirar porque estada dotado del don de la invisibilidad. Mezcla toda la liturgia y el pensamiento mágico, y la mezcla con el mito campesino y la hace novela. Coño no hay épica, me carga la chingada no va haber épica.

¿Y cómo ves a la posmodernidad, que pensamos muy ligada al neoliberalismo, que exalta lo literario de la historia, pero para negar su potencia explicativa?

-No los veo, porque exaltar lo literario en la historia no está en el proyecto neoliberal. En el proyecto neoliberal está la cúpula académica, está la no divulgación, está la mentalidad del contacto interespecialistas, está la élite de la élite. Los académicos neoliberales en la historia piensan que divulgar es llevarle a los búlgaros algo.

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