La rapera bogotana habló sobre su carrera artística, la escena hiphop, la politización del arte y la resistencia de la juventud en la localidad de Bosa, entre otros temas
Habla la J Radio
La Farmakos está orgullosa de su origen popular. Acude a la entrevista vestida con una chaqueta amarilla, una bufanda y un pantalón suelto, muy en la onda de la estética urbana de la ciudad. Su sencillez también queda en evidencia por sus respuestas. La rapera bogotana es de Bosa Santa Fe. Su acento rolo la delata.
Además de compartir en cabina con Habla la J Radio, también participó del Festival Distrital de la Juventud en el foro dedicado a la música como resistencia, junto con las 1280 Almas y al grupo Tierra & Voces. Allá cantó junto con las nuevas generaciones que luchan por la no criminalización de la vida juvenil y por una educación superior democrática e incluyente.
Veneno convertido en cura
¿Cómo inicia la carrera artística de La Farmakos?
Gracias a mi papá, una persona urbana y callejera, un ñerito más del barrio. Él me mostró la música urbana y me inició en la escuela del hiphop. Ya después hay un camino largo para enfrentarme a la escena. En 2016, lancé mi primer vídeo en YouTube, tema dedicado a mi hijo mayor. Con él vivimos situaciones difíciles, como vivir en la calle, de las cuales nos hemos levantado.
¿Por qué La Farmakos?
La Farmakos es el veneno convertido en cura. Es un símbolo de las vulnerabilidades y las violencias que sufrí, luego transformadas en rabia y en veneno. Y eso se fue transmutando por medio de los escritos, de la melodía y el ritmo del hiphop.
¿Cómo es abrir espacio en una escena tan masculinizada como el hiphop?
Yo siento que todas las escenas han sido masculinizadas desde la familia. Iniciamos desde ahí, rompiendo cadenas que antes se normalizaban. Son pasos difíciles, pero reconfortantes, porque una empieza a reconocer sus fortalezas y para qué está hecha. A pesar de quedar embarazada a los quince años, de vivir en la calle y no poder estudiar en una universidad, la música me permitió romper muchas cadenas y aportar a la transformación social a partir de la cultura.
¿Cómo se relaciona el elemento musical con la transformación de la vida?
Mi abuelo me enseñó a escribir con un regalo muy importante para una niña de siete años. Fue un diario. Él me enseñó a escribir sobre mi vida y sobre lo que pasaba día a día. “Escriba cuando tenga mal genio”, decía mi abuelo. Y yo crecí con mucha rabia.
Ese ejercicio de escribir se cruza con el descubrimiento de la escena hiphop. Con el rap podía expresarme como se me daba la gana y no había alguien juzgando ese pedazo. Y ahí es donde me enamoro de la música. Otro punto fundamental es que en mi vida normalicé muchas violencias, pero el rap me ayudó a salir de ahí. Nunca imaginé que llegaría tan lejos.
El rap es político
La Farmakos ya se ha posicionado en la escena. ¿Cómo fue ese proceso?
Inicialmente, cantaba con los parceritos. Hacíamos un tema y al otro día lo cantábamos y lo soltábamos, pero sin grabarlo. Mi primera presentación fue en el Cartuchito, ahí en el barrio María Paz en Corabastos.
Un parcerito que trabaja en el Idipron y es profe, hizo un evento y me dijo: “parcera si se va a botar, pues bótese a ver”. Fue mi primera oportunidad de presentarme en un escenario y entendí que el rap es para mí. Luego, me tocó pararme en los freestyles, porque antes el rap era muy agresivo.
Para La Farmakos, ¿el rap es político?
Totalmente. Han cambiado los tiempos y ahoritica nos hemos vuelto tan políticos que tenemos nuestras mesas locales y colectividades que trabajan, que se adueñan del territorio y que empiezan a camellar estos presupuestos que hay para el arte. También nos hemos ido educando popularmente sobre los derechos que tenemos y como pararnos de frente al mundo.
La Farmakos viene de Bosa, donde recientemente el asesinato de dos jóvenes conmocionó a la escena hiphop de la localidad…
En Bosa hay una escena parada. El colectivo Golpe de Barrio, Distreestyle, la Comunidad La Pala, Arquitectura expandida, Ashanti Makena y Grito Histórico, todos estos parches nos estamos apropiando de la plaza del Parque Metropolitano Bosa Porvenir. Este proceso es muy bonito.
Pero el 15 de agosto nos asesinaron a dos compañeros y líderes sociales. Sin embargo, la muerte de los parceros nos enseñó a hacer más parados y a seguir resistiendo sin miedo. Hoy hay un montón de gente que está trabajando todos los días por mantener nuestro espacio. Estamos haciendo resistencia porque es importante seguir. La invitación es a que dejemos el miedo y pararnos duro dejando semilla, tal y como lo hicieron Camila y MC Cube.
Mi voz no es para vos
Hablemos de las colaboraciones. ¿Cuáles han sido las más representativas en la carrera musical de La Farmakos?
Me siento muy orgullosa con los colegas del inicio. Ya después me he encontrado con maestros, como Loko Kuerdo, que es una gran escuela para cualquier rapero underground de Colombia. Fue una colaboración importante porque él había dejado de sonar y yo no sonaba tanto. Con ese ft los dos subimos.
También hay colaboraciones importantes como con La Muchacha, que es una líder social muy áspera y a quien admiro muchísimo. Hay otra con Yoki Barrios, que es alguien que también nos ha dejado un legado importante en el hiphop. Con Kei Linch hicimos Hijas de Barrio que en su momento llegó al puesto número 18 en Colombia.
¿En qué está trabajando ahora La Farmakos?
Lo único que les puedo contar es que el nuevo disco se va a llamar Mi voz no es para vos. Es la otra cara de la moneda de mi carrera artística donde soy frágil, donde también lloro, me derrumbo o me arrastro por el piso muchas veces. Además, será un disco más musical. Estoy concentrada en ese trabajo.
