Editorial VOZ 3197
El análisis sobre las elecciones de este 29 de octubre pasado nos lleva a confrontar el relato de la “estruendosa derrota”, que pregonan profusamente la oposición de derecha a través de sus medios. No sólo se creció como Pacto Histórico, sino que, además, se fortaleció la coalición de gobierno.
En las primeras cuentas, hasta el 29 de octubre teníamos un presidente, veinte senadores y 22 representantes a la cámara. Después del 29, tenemos ahora, un presidente, veinte senadores, 22 representantes a la cámara, un gobernador, 38 diputados, 70 alcaldías, 700 concejales y sobrepasamos los 1000 ediles elegidos. Los datos y las cifras tienden a aumentar. Aquí hablamos sólo de candidatos y candidatas del Pacto Histórico. Como Coalición de gobierno, se ganó en nueve departamentos.
¿Hubo errores? ¿Pudo ser mejor el resultado? Reconocer los aciertos y descaches, es la obligación de un proyecto colectivo que pretende ser de cambios y reformas democráticas. No hay otra forma de desandar la senda de los errores que aplicar la crítica y la autocrítica severa, a todos los niveles y en todos los aspectos, aunque lastime la sensibilidad o afecte la imagen de alguien.
No ganar en Bogotá, alcaldía que no era de la coalición de gobierno, es una meta no alcanzada que, aunque importante y muy sensible, no determina la correlación ni el avance general del Pacto. “El nuevo alcalde de Bogotá Carlos Fernando Galán y el resto de los alcaldes y gobernadores uribistas elegidos, no tiene un cheque en blanco para hacer lo que quieran. En Bogotá y en las regiones donde sea el caso, habrá una oposición y un control político con altura” afirmó el representante del PH por la Unión Patriótica Gabriel Becerra.
Dos estructuras deben revisar y reflexionar autocríticamente. Una es la Coordinación Nacional del Pacto, a la cual se le exige una mayor descentralización en las decisiones, diálogo, concertación y respeto por los acuerdos con los procesos regionales, además de un mayor acercamiento, estudio y conocimiento de las particularidades de cada departamento. Y las coordinaciones locales y regionales del Pacto, que deben profundizar las relaciones de trabajo social y político y de cualificación con el pueblo y consolidar mecanismos de decisión colectiva, de consensos y consultas que deben ser acatadas y aplicadas.
Tuvo incidencia en el resultado, el papel y el discurso manipulador y mentiroso de los medios corporativos sobre el común de la población colombiana. Medios que minimizan e invisibilizan los logros del Plan de Desarrollo Nacional. Aunque hay avances en cómo el gobierno comunica sus logros, en estas elecciones se subvaloró el papel nocivo y destructor de estos medios de la derecha en las condiciones de los departamentos y municipios.
El gobierno del PH apenas sobrepasa su primer año. El proceso es complejo. Los impactos de las políticas públicas no se sienten aun en la vida diaria de miles de habitantes de la Colombia profunda. Las decisiones y políticas ejecutadas por el gobierno no llegan todavía con la fuerza de poder incidir en decisiones políticas de los ciudadanos en los territorios.
Algunos analistas opositores colocan el crecimiento del voto en blanco como un voto contra el gobierno. Si el voto en blanco creció en las elecciones territoriales, no tiene otra explicación que el castigo al uribismo, a los clanes corruptos y mafiosos que dominaban hasta hace tres días todos los gobiernos locales y departamentales.
Para el PH, como proyecto de largo aliento y transformador, es clave el crecimiento político en las alcaldías, ciudades medianas y pequeñas, concejalías, diputaciones y edilatos. La importancia de ganar en ellas radica en que allí habita buena parte de la población excluida, es un fortalecimiento del trabajo de base, en relación directa con el pueblo para potenciar la acción política, reconstruir y reorganizar la articulación popular y ciudadana a los objetivos inmediatos y de largo plazo del PH.
Se pone en el orden de día un debate nacional entre partidos, organizaciones, líderes y lideresas del Pacto Histórico, a partir de la pregunta ¿Cómo entendemos la existencia, el papel y la prospectiva del Pacto? Para Claudia Flórez, secretaria general del Partido Comunista, “más que una coalición electoral, el Pacto debe asumirse como un proyecto de mayor cohesión política y visión estratégica que lidere y apoye la implementación del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno del cambio. Para los y las comunistas el Pacto es la expresión de la unidad del pueblo y está llamado, no solo a atender las coyunturas políticas y electorales, sino, y esto es lo más importante, organizar, movilizar y concientizar al pueblo en la defensa de las reformas y los cambios que fortalezcan la democracia en el país”.
El Pacto Histórico crece desde abajo, territorialmente y con el pueblo, eso, que no lo entenderá jamás la derecha, es fundamental y estratégico en las perspectivas de cambio.