Las autoridades de Moscú y el mando militar ruso han sido los que han denunciado los riesgos de una catástrofe nuclear, debido al hostigamiento de las tropas ucranianas
Alberto Acevedo
En la puja por el control de la planta nuclear de Zaporozhie, en Ucrania, la mayor de su género en Europa, en un sol día las instalaciones industriales fueron bombardeadas 17 veces, colocando los reactores generadores de energía al borde del colapso. En esta ocasión, como lo ha hecho en otras en las últimas semanas, el presidente de Ucrania, Zelenski, acusó a Rusia de ser autora de la demencial aventura bélica.
Pero también la región de Enerdogan, la localidad donde se encuentra la planta industrial, ha sido objeto del fuego de artillería, provocando incendios muy cerca de las instalaciones de Zaporozhie. La última incursión de esta naturaleza fue el pasado domingo 28 de agosto.
Dos días antes, el jueves de la semana pasada, el líder de Zaporozhie, Yevgueni Balitski, comunicó que la región sufrió 29 bombardeos en un solo día, precisando que 17 de ellos fueron efectuados contra la central nuclear. «Hubo bombardeos durante el día, fueron 29, registramos cada ataque», explicó Balitski, precisando que nueve de ellos impactaron contra la zona industrial, 17 directamente contra la planta de energía nuclear y tres más en el área de la ciudad de Kamenka-Dneprovskaya.
Corrupción y cinismo
Tras el inicio de la llamada ‘operación especial’ de Rusia en territorio ucraniano, muy pronto la región de Zaporozhie quedó bajo control de las tropas rusas. En la actualidad, la central nuclear opera bajo órdenes de sus propias autoridades, y es custodiada por representantes de la Guardia Nacional rusa y tropas especializadas en seguridad radioactiva.
En estas condiciones resulta cuando menos estúpido pensar que la artillería rusa va a disparar contra sus propios compañeros y van a estar interesadas en desatar una tragedia, que algunos calculan podría ser diez veces mayor a lo sucedido en Chernóbil.
La idea de una cosa semejante solo cabe en una mente retorcida. En cambio, para las autoridades de Kiev y para su presidente, Volodímir Zelenski, sí resulta funcional montar una provocación -¡otra más!- contra Rusia para achacarle la responsabilidad en una provocación de proporciones colosales, que podría concitar una solidaridad extraordinaria de parte de las potencias occidentales hacia el régimen de Kiev, que este necesita en la medida en que se sume en una enorme corrupción con el manejo de los cuantiosos recursos y armamento que recibe a través de la OTAN y sus aliados.
Con obuses norteamericanos
Han sido las propias autoridades locales de Enerdogan las que han denunciado los constantes bombardeos por parte de Kiev. Fueron estas las que dieron cuenta de las incursiones del 28 de agosto, en las que aviones ucranianos bombardearon zonas residenciales de la ciudad. En esta ocasión, al menos cuatro impactos de artillería provocaron incendios en vehículos parqueados cerca de edificios de viviendas. Incluso estiman que en los ataques fueron utilizados obuses norteamericanos tipo M777.
Desde el 5 de agosto pasado, han sido las autoridades rusas las que han denunciado, al lado de las de Enerdogan, los reiterados ataques directos contra la central nuclear de Zaporozhie por parte de Kiev.
El representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, dijo que la continuidad de esas acciones bélicas podría desencadenar un “accidente nuclear con consecuencias catastróficas para todo el continente europeo”.
Riesgo de contaminación
Recordó el diplomático, en un relato de los hechos, que militares rusos derribaron el 28 de agosto un dron kamikaze de las Fuerzas Armadas ucranianas sobre la central nuclear de Zaporozhie. Su objetivo era una instalación de almacenamiento de combustible nuclear gastado (obsoleto), pero de gran capacidad de contaminación. La versión fue confirmada por las autoridades de Enerdogan.
Las autoridades de la ciudad indicaron por su parte que esta “provocación” de Kiev tiene por objeto torpedear e impedir la visita del jefe de la Organización Internacional de Energía Atómica, OIEA, Rafael Grossi. Ciertamente, al cierre de esta edición, Grossi llegó a la capital ucraniana, pero al mismo tiempo fuentes rusas y de los territorios ocupados por Rusia, indicaron que la ruta que emprendería Grossi camino a Zaporozhie, comenzó a ser bombardeada por militares ucranianos.
Enerdogan se ha convertido en blanco de bombardeos de las fuerzas armadas ucranianas que no cesan sus ataques a la planta nuclear de Zaporozhie. Para ello utilizan drones, artillería pesada y sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple. Aunque en la mayoría de los casos los sistemas de defensa aérea rusos logran detectar las incursiones, se han registrado impactos de proyectiles en las instalaciones de su infraestructura y en áreas de almacenamiento de desechos nucleares.