El movimiento universitario es una histórica fuerza de combate en la lucha por la paz y la justicia social. Su búsqueda de una educación universal, gratuita, critica y antipatriarcal se logrará con la unión con trabajadores y campesinos
Andrés Bueno
@abue_enoo
El proceso del Pacto Histórico, PH, es un alud de fuerza popular contra la vieja política tradicional, la unión de los distintos partidos y movimientos sociales hizo temblar a la retardataria derecha, sin embargo, esta se encuentra ya recompuesta y golpeando nuevamente.
Hoy se hace más necesario unificar esfuerzos entre todos los sectores populares para hacer frente a esta embestida. Las universidades, históricas luchadoras, deben volver a su protagonismo, retomar las banderas pasadas en un momento en que un gobierno popular otorga las facilidades para avanzar en conquistar las reformas requeridas.
Las clases dominantes aún cuentan con gran poder dentro de las instituciones. La buena voluntad, para exigir y lograr cambios y reformas, no es suficiente. Solo la movilización y la agitación darán la victoria.
Las universidades como motor del cambio
El Gobierno del Cambio debe ser empujado no solo para que este cambio sea efectivo en sus propuestas de campaña, sino para que salgan aquellas figuras que buscan disfrazarse para ocultar su verdadera filiación de defensores de la burguesía; esta tarea ha sido lenta y se ha permitido, en el caso del Ministerio de Educación Nacional, MEN, que múltiples figuras de este tipo ronden por él; es tarea del movimiento universitario cuidar su retaguardia, exigirle al MEN las garantías para que acompasados avancen en el cumplimiento del Programa del PH.
Como en el pasado, las universidades deben seguir siendo espacios inagotables de asambleas, de mítines, de organización popular, una trinchera ideológica como de agitación contra las viejas creencias, motor poderoso en el impulso del Cambio, la comunidad universitaria debe acompañar en la marcha al sindicalista, a la campesina, al pensionado, al docente, a la madre de familia, todos hacia el mismo horizonte transformador de la sociedad.
La unidad de los movimiento será la unidad partidaria
La discusión de la configuración del PH desde sus sentidos ideológicos hasta orgánicos no es ajena a los movimientos sociales que se recogen dentro del Cambio, es, por esto, una tarea prioritaria la conformación de la unidad de todos los sectores dentro de las universidades, los cuales comprendan la defensa del Gobierno y la lucha franca y abierta contra el ascenso del fascismo a nivel internacional, puesto que solo sanando las heridas del pasado se abrirán las vías para poder avanzar con una propuesta general que permitirá la concentración de toda la fuerza.
Si los movimientos sociales no se unifican a la par de la unidad que se busca garantizar en el PH, el proceso no conseguirá verdaderamente una articulación eficaz en funcionamiento y objetivos; en el sector universitario, esto se expresa en que si los y las estudiantes no logran generar espacios unificados de discusión se seguirán reproduciendo las lógicas de guetos, estas que niegan la interlocución con otros sectores para la unión contra el enemigo común.
Objetivos comunes y el Programa universitario
El momento político exige la unidad para la defensa del Gobierno y la lucha contra el avance de las derechas en el mundo, para conquistar las reformas esenciales que mejoren la vida de la población colombiana. Estas reformas deben recoger verdaderamente las necesidades universitarias, continuar posibilitando el acceso de los jóvenes a la educación, en ese sentido, el fortalecimiento de las Instituciones de Educación Superior, IES, públicas, es la prioridad, como la regulación a las IES privadas, la consolidación de la democracia universitaria, la despatriarcalización de la educación y por una enseñanza verdaderamente crítica.
Para ello, debemos tener la convicción en torno a los puntos comunes que generen la unidad en el momento actual sin precedentes y, ante ello, se debe estar a la altura suficiente para poder alcanzar el beneficio de las clases oprimidas, para lo cual se requiere también el compromiso ético de la comunidad universitaria y esta debe continuar la lucha por garantizar el derecho a la educación y su oposición a las deudas ante entidades financieras que se lucran del anhelo de los jóvenes por estudiar.
El Manifiesto de Córdoba planteó una determinación inaplazable y es que los problemas universitarios son los problemas de la sociedad, la crisis universitaria se verá superada con el fin de la crisis del mundo, la revolución del claustro sólo es posible con la revolución social, para lo cual la tarea es: la más estrecha unidad en las calles junto al más férreo debate en las universidades.