El pueblo romaní ha logrado escribir hermosas páginas en la historia de la literatura, la música popular, la ópera, la pintura, el baile y la moda
Ricardo Arenales
La comunidad gitana destaca por sus diversas expresiones culturales, entre las que resalta su música, cargada sobre amores alegres y apasionados. El baile, en sus distintas formas, como la flamenca, es otra de las manifestaciones más admirada, el cual solemos disfrutar en las frecuentes giras de cantantes, guitarristas y bailadores que recorren nuestros teatros y festivales. También, no podemos dejar de mencionar las habilidades de las gitanas para adivinar el destino.
Sin embargo, en la cultura occidental somos ambivalentes en la apreciación de su talante. A menudo, suspiramos cuando por nuestro lado pasa una hermosa gitana, de caderas ampulosas y pechos turgentes. Pero con frecuencia incurrimos en discriminaciones odiosas cuando de reconocer se trata, no solo el arte, sino de los derechos fundamentales de este pueblo.
Esa discriminación se manifiesta en políticas de Estado en no pocas naciones de América Latina y Europa. Un ejemplo se vio durante el holocausto, cuando el régimen fascista alemán persiguió y exterminó a pueblos considerados “indignos de vivir” porque no eran iguales a su raza aria, hacemos referencia al exterminio de comunidades enteras del pueblo judío.
En los campos de concentración
Pero los alemanes aniquilaron otras minorías, como los negros y comunidades homosexuales. Entre las víctimas del holocausto también estuvieron los gitanos. Se estima que más de 500.000 gitanos y gitanas fueron asesinados por los nazis en los campos de concentración. Uno de los episodios más trágicos fue “la noche de los gitanos”, ocurrida en la madrugada del primero de agosto de 1944, cuando más de cuatro mil gitanos fueron ejecutados.
No pocos de los cuerpos llevados a los hornos crematorios y laboratorios de experimentación con humanos en los campos de concentración alemanes, pertenecían a gitanos de origen español.
La persecución contra este grupo étnico no fue solamente en Alemania. Durante la dictadura franquista en España, los gitanos fueron objeto de represión, bajo normas como la Ley de Vagos y Maleantes, o la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. No fue sino hasta 1978, con la firma de la Constitución y la transición democrática, cuando se garantiza, al menos sobre el papel, la igualdad y los derechos de todos los españoles.
Huella en la literatura
El 12 de enero de 1425, el rey Alfonso V de Aragón autorizó al conde de Egipto Menor y a quienes lo acompañaban a moverse libremente por la península ibérica. Este beneplácito se reconoce como la primera prueba documentada de la llegada de gitanos a la península. Una historia amable que apenas cincuenta años más tarde se convirtió en noche negra de rechazo y persecuciones.
El pueblo romaní ha sabido sobreponerse a numerosas oleadas de represión, no solo las ya citadas, sino también las que ha enfrentado en varios países de Europa y de América Latina. A pesar de las adversidades, ha logrado también escribir hermosas páginas en la historia de la literatura, la música popular, la ópera, la pintura, el baile, la moda.
El heroísmo del pueblo gitano, su cultura, sus valores, ha trascendido la literatura universal, el cine, el teatro, la música.
En las últimas semanas, los colombianos hemos podido disfrutar, a través de la serie Cien años de soledad en la programadora Netflix, el momento en que el gitano Melquiades llega a Macondo para revelar al pueblo que el mundo ha evolucionado, que ya no es necesario indicar las cosas con el dedo por no saber su nombre. Junto con un gran trozo de hielo, él dejó sus huellas en la recién fundada población, impactando especialmente a su líder y patriarca, José Arcadio Buendía.
Salvando la memoria
La importancia del gitano está en que marca el que será uno de los hilos conductores de la novela de García Márquez: escribe en un idioma irreconocible los papiros que resumen la historia de los Buendía y predice el fin de la estirpe.
Representa el “conocimiento” y la “memoria”, ya que es quien lleva la pócima que salva a los habitantes de Macondo de caer para siempre en el olvido a causa de la peste del insomnio.
Si quisiéramos remitirnos a un autor que haya conocido y retratado al mundo cíngaro, como se conoce también al pueblo gitano, ese es Federico García Lorca, quien ocupa un sitial de honor en la universalidad del tema, y lo hizo con mucha propiedad a través de Romancero gitano, obra publicada en 1928 y que cuenta con dieciocho romances.
Seis siglos después del salvoconducto del rey Alfonso V de Aragón, el gobierno de España ha proclamado 2025 como “Año del pueblo gitano” para conmemorar su llegada a la península ibérica: “Una oportunidad histórica para conocer y celebrar la profunda huella cultural, social y lingüística que el pueblo gitano ha dejado en nuestra nación y también para reconocer las injusticias históricas y actuales a las que se enfrenta el pueblo gitano”.