Editorial 3257
¿A quiénes les genera incertidumbre y preocupación la intervención y la posible transformación de La Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos – USAID?, (por sus siglas en inglés).
Entre los que deben estar muy preocupados están los medios de comunicación ligados a los poderes capitalistas tradicionales, que chupan de este órgano imperial los recursos para construir fuertes estrategias y bodegas que generan segundo a segundo noticias mentirosas conocidas Fake News. Y, desde luego, las fundaciones que supuestamente defienden la libertad de información y los derechos de los periodistas, pero que en realidad actúan como reproductores de las orientaciones del gran capital.
Entraron también en incertidumbre algunas poderosas ONGs, acostumbradas a recibir financiación permanente de la USAID a cambio de guardar cierta complacencia con la corrupción, hacerse la vista gorda ante las injusticias y pocas veces o nunca denunciar violaciones de DH.
La USAID, creada el 3 de noviembre de 1961 por iniciativa del gobierno de John F. Kennedy bajo la fachada de ser una “agencia para el desarrollo”, nombre que esconde su verdadera esencia, nunca fue una entidad deslindada del interés imperial de los Estados Unidos. Por el contrario, dirigida por el Departamento de Estado cumple misiones de espionaje e intervención en procesos sociales, culturales, comunicacionales, bajo la cobertura de la cooperación y la asistencia a proyectos.
Su actuación está siempre dirigida a afianzar el carácter colonial de la relación Norte-Sur, condicionando la actuación de organizaciones y comunidades enteras, a través de un discurso de ONG sin ánimo de lucro, para eliminar o adormecer rebeldías y posiciones políticas críticas. La USAID apoya unos y excluye otros, de acuerdo con la posición política, disociando y generando grandes fracturas en el tejido social de los proceso populares y sociales en nuestros territorios. Es el llamado ejercicio imperial del soft power de intervención imperial y neocolonial.
Otros afligidos, son los gobiernos que a través de fondos secretos y sin prestar cuentas, financiaron oscuros procesos paralelos a la institucionalidad publica, especialmente grupos paramilitares, para atacar y contener a las fuerzas populares y democráticas que luchan por los derechos humanos y la democracia en sus sociedades.
Están angustiadas también las oposiciones de extrema derecha que, como en Venezuela y Cuba, utilizan fondos de USAID para financiar planes golpistas, pero además le han robado al gobierno de los EUA miles de millones de dólares que han ido a parar a los bolsillos de muchos guaidos, Corinas o edmundos. En el caso de Cuba. USAID ha financiado las redes sociales que intentan desestabilizar a la isla, pero que, a pesar de los cuantiosos recursos, siempre fracasan.
Aunque, ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón, robarle al imperio y engañarlo trae problemas serios, más aún, cuando hay acercamientos y diálogos entre Venezuela y EUA, proceso, que, si prospera, dejaría a la oposición en un estado inservible, para los intereses del imperio.
¿Pero acaso Trump y Rubio pretenden quitarle a la USAID su carácter criminal, de espionaje e intervencionismo contra las democracias en América Latina? Es claro que no. Lo que quieren es que los beneficiarios de sus fondos no se los roben, que esto cumplan de su papel de tumbar gobiernos y dividir mas a los pueblos en lucha por su liberación, la quieren mas eficiente en el control ideológico y cultural la quieren transformar para que juegue un mejor papel en la estrategia de dominación continental y global.
Aquí estaremos para dar la lucha junto al pueblo, hasta expulsar de nuestros territorios agencias que como la USAID solo traen miseria y sufrimiento.