jueves, septiembre 19, 2024
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Un homenaje al barrio Policarpa

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación lanzó la exposición fotográfica “Vencimos y fue hermoso: la solidaridad que construyó al Policarpa”. Militantes históricos de Provivienda visitaron la exposición para compartir anécdotas, risas y complementar la historia de la muestra fotográfica

Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe

En el corazón de Bogotá se encuentra el barrio Policarpa, así nombrado en honor a Policarpa Salavarrieta. El barrio es el resultado de la lucha por la vivienda digna a través de la solidaridad colectiva. Por tal razón, el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación lanzó la exposición fotográfica “Vencimos y fue hermoso: la solidaridad que construyó al Policarpa”, desde el 22 de noviembre de 2023, en ella se cuenta la historia del emblemático barrio de Provivienda en Bogotá.

La exposición está organizada en cinco momentos que reflejan la lucha por el acceso a una vivienda digna, en medio de las hostilidades políticas y la nula atención del Estado a los destechados: “Tomarse la tierra”, “Construir un hogar”, “Consolidar el barrio”, “La solidaridad organizada” y “Vencimos y fue hermoso”.

Tomarse la tierra

Inicia el relato. El desplazamiento forzado se agudiza en los años sesenta como consecuencia de la violencia bipartidista. Entonces, muchas personas de Los Llanos Orientales, Boyacá y sus alrededores llegan en masa a Bogotá, sin oportunidades, con miedo y sin dónde dormir. Toman la decisión de asentarse en territorios de latifundistas, algunos bajo la administración del Estado y otros de los que no se sabía ni el nombre del dueño.

En aquella época tener vivienda era un privilegio y los programas del Estado estaban pensados para empleados públicos o personas que tenían la capacidad de acceder a un crédito. Según investigaciones de Enrique Omar Moreno, el número de viviendas era de aproximadamente 219.000 para una población de casi 1.647.000 personas.

Con la expresión “urbanizaciones piratas” se llamaba a los espacios donde llegaban los desplazados que tenían poco dinero y buscaban refugio. Sin embargo, el Estado los sacaba sin darles ninguna solución a sus problemas de vivienda. Cansados de la situación, y con el apoyo del Partido Comunista, decidieron tomarse las tierras como mecanismo de lucha colectiva. Es así como se logró consolidar el barrio Policarpa: las víctimas de la violencia política se cansaron de ser invisibles para el Gobierno y tomaron ellas las soluciones para sus problemas.

Eran familias grandes, con cinco o seis hijos, y el espacio de las casas era pequeño. Por la falta de viviendas en los barrios populares se encontraban casas que albergaban a dos o más familias, por eso, era casi imposible para las personas conseguir un espacio para albergar a su familia.

Sin dónde vivir y sin acceso a servicios públicos, Rosa Buenaventura, orientada por el Partido Comunista y la Central Nacional Provivienda, Cenaprov, es la primera en asentarse en uno de los espacios del hospital de La Hortúa, hoy San Juan de Dios.

El presidente de Cenaprov, Manuel Atehortúa, resalta lo importante que fue el Partido Comunista y la organización para la construcción del cambio de la vivienda en el país: “Cenaprov era la organización que producía dirigentes, concejales, alcaldes, representantes a la Cámara, ponía cuadros urbanos en la política y fue la que precisamente sufrió el aniquilamiento político en estas tres últimas décadas”, dice el presidente de la organización.

Así pues, en la investigación de reparación colectiva en el caso 06 de la Jurisdicción Especial para la Paz, que vincula al Partido Comunista y la Central Nacional Provivienda como sujetos de reparación, “las personas del barrio Policarpa deben estar orgullosas porque fueron los que produjeron cantidad de dirigentes a nivel nacional en la resistencia y en la lucha por la vivienda que no ha terminado, y la seguimos desarrollando desde otros aspectos fundamentales, como la lucha en contra de querer la penalización del reclamo de la tierra, pues, la clase dirigente ha creado una normatividad que solo favorece a los grandes constructores y así incrementar su riqueza en medio del negocio de la vivienda”,  continúa Atehortúa en su exposición.

“Estamos manteniendo viva la historia de las transformaciones en la vivienda, seguiremos resistiendo al olvido que quiere la clase dirigente. Las nuevas generaciones deben saber que la lucha por la vivienda existió y sigue existiendo gracias a personas valientes”, finaliza Manuel en su primera intervención.

Viernes santo sangriento

La ocupación del terreno se hacía sin ningún ruido y solo se podía cercar con alambre. Fueron medidas que tomaron las personas para evitar cualquier confrontación con las autoridades, sin embargo, las acciones violentas hacia las personas se agudizaron, lo que llevó a poner un puesto de policía en la cancha de futbol, que no sirvió de mucho porque los habitantes lo tomaron y construyeron el primer colegio del barrio.

Los hombres y mujeres defendían su derecho a la vivienda con machete y con una admirable valentía luchaban contra las autoridades, hasta el Viernes Santo sangriento. Ese 8 de abril de 1966, la lucha colectiva se levantó contra el Estado perpetrador de injusticias sociales. Centenares de desplazados realizaron la toma de tierras definitiva, las autoridades abrieron fuego, destruyeron casas, hirieron y asesinaron a una persona, pero el pueblo siguió ahí, firme, no se detuvo y consolidó así al Policarpa.

Las comisiones

En su construcción, el barrio se dividió en catorce comisiones. “La importancia de ellas es que eran la célula viva del Policarpa, en cada una se repetía la directiva del barrio, eran escuelas para la construcción social y para la lucha por la vivienda en Colombia. Indudablemente, el Partido Comunista estuvo presente en las comisiones, pues muchas de las personas allí eran militantes”, dice Octaviano Montilla, militante del Partido Comunes en su recorrido por la exposición.

En la muestra se encontraron los militantes históricos y los más jóvenes, quienes escuchaban atentamente las anécdotas y compartían datos que habían leído en los libros de historia. “Es un placer compartir con ustedes la historia que nosotros conocemos y ustedes vivieron, desde el barrio se incentivan actividades para la reconstrucción del tejido social”, dice Julio Pedraza, militante de la Juventud Comunista Colombiana, JUCO.

En el marco de la exposición y de la reactivación del barrio, el objetivo es que la lucha siga por la vivienda digna, no solo en el Policarpa, sino en todo el país. Para esto, se necesita de la construcción de garantías por parte del Estado para todas y todos los que necesiten de un hogar. La lucha no ha terminado, sigue más viva que nunca.

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