Redacción Internacional
Calificado como un político reformista, que probablemente adelante una gestión diferente en muchos aspectos a la de su antecesor el conservador Ebrahim Raisi, Masoud Pezeshkian fue elegido el 5 de julio pasado en segunda vuelta, con una votación de dieciséis millones 384 mil votos, que lo colocaron con una ventaja muy superior a la de su inmediato contendor.
Médico cirujano de profesión, con especialidad en problemas cardíacos, Pezeshkian era una persona poco conocida al comienzo de la campaña electoral. Pero fue ganando popularidad con un mensaje de moderación, acercamientos a Occidente y críticas a la disposición gubernamental que sanciona a las mujeres que no usan el velo en su cara.
El electo presidente considera que no se pueden resolver los problemas internos de Irán sin resolver los problemas con el mundo exterior. Subrayó que la administración del país debe basarse en una interacción constructiva con el mundo a través del diálogo y la negociación con diferentes naciones.
Abogó por mejorar las relaciones entre Irán y los países occidentales, especialmente con Estados Unidos, basándose en los principios de “dignidad, sabiduría e interés”. Una de las prioridades de su gobierno será revivir el acuerdo nuclear con la potencia norteamericana. Consideró, además, de interés para Irán unirse al Grupo de Acción Financiera Internacional, FATF, para desarrollar y facilitar el comercio con otros países.
En cuanto a la política interna del país, Pezeshkian dijo: “Daremos la mano de amistad a todos. Todos son de este país. Debemos utilizar a todos por el progreso del país. Son nuestros hermanos”, dijo el político reformista a la televisión estatal.
“Yo no tenía ni partido ni respaldo. Esta gente ha venido con amor y ayudó, y yo les agradezco”, añadió el nuevo mandatario acerca de sus seguidores.