El asesinato de Camila Espitia y Camilo Sánchez (MC Cube) dejan en evidencia la vulnerabilidad de los colectivos juveniles frente a las mafias del microtráfico. La denuncia de la comunidad hiphop del barrio El Porvenir en Bogotá es que la Policía está aliada con la criminalidad
Simón Palacio
@Simonhablando
“Todo policía sabe dónde queda la ‘olla’, lo que pasa es que la ‘olla’ compra al policía”. La frase es del presidente Gustavo Petro y fue emitida en abril del presente año en un evento oficial de la institución policial. En aquella oportunidad los titulares de prensa destacaron los abucheos y chiflidos en contra del mandatario.
Cuatro meses después, dos jóvenes fueron asesinados en el barrio El Porvenir, ubicado en la localidad de Bosa, suroccidente de Bogotá. Aunque el propio presidente Petro exigió judicializar a los responsables y el alcalde Carlos Fernando Galán anunció que avanzan las investigaciones, hasta el momento se trata de un caso más que se encuentra en la impunidad.
Sin embargo, la denuncia permanente es que en ese territorio las ollas de microtráfico funcionan en convivencia y posible alianza con la policía. Es la vox populi del barrio.
El jueves 15 de agosto
La balacera que acabo con la vida de Camila Ospitia (25 años) y de Camilo Sánchez (27 años), más conocido como MC Cube, ocurrió sobre las once de la noche del jueves 15 de agosto.
Un par de horas antes, el Parque Metropolitano El Porvenir estaba ocupado por varios jóvenes, convocados para participar de la primera cosecha de la huerta comunitaria ‘Chizas’. La actividad se extendió hasta las diez de la noche, momento en que motorizados de la policía sacaron a los jóvenes del lugar.
Camila y MC Cube no se fueron y junto con otros amigos se sentaron en un andén al frente de la sede El Porvenir de la Universidad Distrital. Minutos después, dos hombres en una moto descargaron a discreción el proveedor de una metralleta. En medio del pánico, cayeron las dos víctimas y quedó herida Jessica Rodríguez.
“Lo que ocurrió cabe perfectamente en la definición de masacre. Nos ubicaron, nos identificaron y nos tirotearon como si fuéramos unos delincuentes”, dice con indignación uno de los sobrevivientes al atentado, que prefiere mantener su nombre en el anonimato. De hecho, todas las voces consultadas piden no ser identificadas por temor a cualquier represalia.
El parque
Los dos jóvenes pertenecían al colectivo Distreestyle, un proceso artístico y popular que tiene sus raíces en el primer estallido social de 2019. En juntanza con Comunidad La Pala, Arquitectura expandida, Golpe de Barrio, Ashanti Makena, Grito Histórico y otros procesos del territorio, la juventud de El Porvenir reivindica el barrio mediante la cultura hiphop, herramienta que consideran esencial para la transformación.
“Camila y MC Cube eran piezas fundamentales de nuestro proceso. Por eso es tan doloroso el asesinato de nuestros compañeros. Y lo más indignante es que todo esto ya estaba anunciado. En más de catorce oportunidades nos reunimos con entidades del Distrito y de la fuerza pública donde fuimos enfáticos en las amenazas y hostigamientos a nuestro activismo”, afirma un integrante del colectivo Distreestyle.
Para entender la situación, es importante identificar al Parque Metropolitano El Porvenir como un escenario en disputa entre los colectivos artísticos y las estructuras delincuenciales del microtráfico. “Después de lo que significó la movilización popular del 21 de noviembre de 2019 y ya en pandemia, nos colectivizamos en el freestyle. Todos los viernes invitábamos artistas de la localidad a compartir alrededor de la cultura hiphop”, comenta otro joven del barrio.
Este activismo les permitió acceder a becas de estímulos y a organizar en 2022 el festival Aguante el barrio, la lucha y la cucha, con la presentación de artistas reconocidos del circuito bogotano de hiphop, como La Farmakos y Solitario Soldado.
En el marco de este concierto, los distintos colectivos diseñaron, construyeron y gestionaron El Bicho, una estructura móvil en guadua de planta triangular con ruedas. Este bien inmueble, confeccionado por la creación popular, viene acompañando las batallas de freestyle que son todos los viernes en el parque.
Además, frente al asesinato de una persona en el parque comenzando el 2024, los colectivos juveniles construyeron una antena polinizadora y pusieron en marcha una huerta, todo como un esfuerzo colectivo por recuperar el espacio para la protección de la naturaleza.
“Aquí solo se consume arte”, es el eslogan comunitario que enorgullece a quienes habitan El Porvenir, pero que al mismo tiempo enfurece a la policía y a las redes de microtráfico.
El miedo cambió de bando
“Desde el comienzo, los tombos han estado encima de nosotros. Una vez comenzamos a ocupar artísticamente el parque, las requisas y los hostigamientos se hicieron más fuertes”, comenta una de las fuentes.
Para los integrantes del colectivo Distreestyle, el ejercicio apunta a visibilizar las difíciles situaciones que se viven en el barrio: “Somos un proceso artístico y popular, pero también tenemos un lineamiento político revolucionario, que incomoda a unos sectores de la población, sobre todo a los violentos que creen tener la autoridad en el parque”.
Este escenario de persecución y hostigamiento se ha extendido a los días después del asesinato de Camila y MC Cube. Todos los hechos han sido denunciados, pero la respuesta de las autoridades es el silencio. “Seguiremos acusando las conexiones de la policía con las bandas de microtráfico en nuestro territorio. Todos los tombos son cómplices de la olla”, dice con rabia una de las voces consultadas.
Los lamentables hechos en El Porvenir ocurrieron dos días antes de Hip Hop al Parque 2024. Mientras miles de personas se congregaban en el Parque Metropolitano Simón Bolívar para disfrutar de los mejores sonidos del rap nacional e internacional, una pancarta se mezclaba entre las múltiples manos que se mueven verticalmente al ritmo de los beats de Frank Takuma. “No estamos todxs. Nos faltan MC Cube y Camila O. en Hip Hop al Parque. Fuera paras de Bosa”.
