martes, diciembre 3, 2024
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Se firmó Pacto Internacional de Economías para la Vida

El Gobierno nacional y organizaciones sociales le apuestan a convertir a la economía solidaria en impulsora de las transformaciones territoriales, y en alternativa al modelo depredador del medio ambiente

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

Con el objetivo de unir esfuerzos de gobiernos, movimientos y organizaciones para fomentar los modelos solidarios de desarrollo económico, se firmó el Pacto Internacional de Economías para la Vida, el pasado 26 de octubre en Cali, en el Encuentro Internacional de Economías para la Vida, Ecoovida2024.

En el evento se dieron a conocer más de 60 experiencias de asociatividad y diversidad en 10 talleres, en los que las organizaciones de la región compartieron sus experiencias y comercializaron productos autóctonos del Pacífico colombiano, en compañía de 22 plataformas internacionales y más de mil delegados de movimientos y delegaciones sociales de todo el país.

Entre las plataformas que compartieron sus experiencias están la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social Solidaria América Latina y el Caribe, RIPESS LAC – Intercontinental; el Foro Social Mundial de Economías Transformadoras, FSMET; Vía Campesina Internacional; la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, CLOC Vía Campesina; el Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe, Maela, y el Foro Global para la Economía Social y Solidaria, GSEF; entre otras de países como Brasil, Ecuador, Argentina, México, República Dominicana, España y países africanos. Además, movimientos campesinos y urbanos de Colombia.

Hacia un cambio de modelo

En el Pacto suscrito se exhorta a los Gobiernos a concretar instrumentos, políticas públicas y acciones colectivas que hagan realidad la Resolución de Naciones Unidas 77281, donde se establecen los nexos entre la promoción de la economía social y solidaria y el desarrollo sostenible.

Asimismo, contiene aspectos en los que se comprometen a contar con la participación de los jóvenes, las mujeres y las comunidades en el cuidado del territorio, la democratización de los créditos, el trabajo con condiciones dignas, la formulación de políticas para el desarrollo agroindustrial que cuiden el medio ambiente, la reforma agraria, la bioeconomía y la agroecología.

Ecoovida2024 se llevó a cabo del 22 al 26 del pasado mes, en Cali, en el marco de la COP16 y fue organizado por la Unidad Solidaria, entidad adscrita al Ministerio del Trabajo.

Según sus organizadores, se realizó porque, “El planeta se enfrenta a una disputa entre promover los modelos económicos que han destruido ecosistemas, producto del extractivismo minero-energético, las violencias y las economías ilegales; y la posibilidad de incrementar e incentivar las economías que promueven la justicia social y la restauración de la vida”.

En consecuencia, en diez foros se escucharon y articularon las voces de miles de personas, organizaciones, movimientos y plataformas que desde distintos procesos impulsan las experiencias económicas de asociaciones, mutuales, cooperativas y otras formas de organización solidaria. De esta manera, se permitió el diálogo y la búsqueda de acuerdos regionales e internacionales para fortalecer el tejido asociativo y solidario en los ámbitos local y global.

La asociatividad como motor

Según Mauricio Rodríguez, director de la entidad: “El encuentro fue la apuesta de los movimientos sociales, populares y solidarios de Colombia y del mundo, para tener una agenda de discusión que permita avanzar en el cumplimiento de las resoluciones internacionales, como la de Naciones Unidas, o los pronunciamientos de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y hacer de la economía solidaria el motor de las transformaciones territoriales, a nivel nacional regional e internacional”.

Para Claudia Álvarez, del FSMET, el encuentro se hizo en el camino de la transformación socioeconómica, política y cultural: “Porque estamos con organizaciones y movimientos a nivel global, intercontinental que potencian las distintas formas de organizar la vida. El mensaje que tenemos es la necesidad de reconocernos, que los procesos socioeconómicos asociativos, solidarios están en los cuatro continentes; en segundo lugar, comprender que necesitamos una plataforma que nos dé impulso y que evite la fragmentación de la solidaridad y  del asociativismo; y, en tercer lugar, reconocer que existen distintos currículum en el mundo que no son necesariamente los hegemónicos y que hay distintas formas de conocer y de aprender y entre ellos está la economía, una economía alternativa en el comercio justo, en la soberanía alimentaria, en los procesos de reciclado, en todo el tema relacionado con la producción, la distribución y el intercambio multirrecíproco”.

Incubar los miniproyectos

Feria de productos de circuitos asociativos solidarios de Colombia. Foto J.C.H.

Desde México se compartieron los avances en la economía asociativa y se hizo énfasis en la necesidad de construir sistemas educativos para ese fin, en el entendido de que los latinoamericanos están imbuidos en las concepciones de los emprendimientos individualistas.

El ecuatoriano Guido Franco, expuso la importancia de las incubaciones de los pequeños proyectos económicos asociativos para generar progreso. Ejemplificó con las diferentes experiencias que se trabajan desde las organizaciones, sin importar el tipo de organización social.

Argumentó que es la academia y el Estado quienes pueden fomentar estas iniciativas: “Debe haber un acompañamiento a quien quiera emprender en forma asociativa, porque la gente no sabe ni el cómo ni por qué ni el para qué. Debe ser la academia porque esta es permeable, pero siempre hay que avanzar con el apoyo del Estado, porque hay que aplicar unas políticas públicas que la gente debe conocer”.

Finalmente, Rosana Miraglino de la Universidad del Buen Vivir de Argentina, sobre cómo construir tejidos asociativos para unas nuevas formas de producir, aseguró que no es lo mismo ser gobierno a ser una organización de base comunitaria.

“Pero ambas son importantes porque ambas son nutrientes para la asociatividad. Por eso, la invitación es a ser escuchados, a responder a las consultas porque nos parece que hay que tener mayor diagnóstico, mayores posibilidades que se van dando y que hay que seguir escuchando porque además en algo que nosotros creemos, es que el saber está en el territorio y el territorio son las personas que lo habitan. Es clave que todo se construya con la gente, junto a la gente y no para la gente como espectadora”, concluyó la lideresa argentina.

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