El Gobierno está adoptando las medidas correctas para revertir la inflación y elevar la capacidad de compra de las familias
Iván Posada P.
Uno de los problemas más serios que vienen afrontando las familias colombianas en el sector popular es el creciente costo de vida, o sea, la inflación que se refleja en lo que tiene que invertir una familia promedio de cuatro miembros para adquirir la canasta básica, que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, la tiene cuantificada en $1.300.000.
Desde el año pasado uno de los componentes de esta canasta, los alimentos, han venido experimentado constantes alzas, a tal punto que representan en promedio, el 25 por ciento del total de esta. Otro rubro que ha minado la capacidad adquisitiva son los servicios públicos domiciliarios, sobre todo en la región Caribe, territorio donde las tarifas de energía eléctrica se han incrementado hasta en el 50 por ciento.
El efecto de estas alzas es el deterioro de la capacidad adquisitiva de los salarios, es decir, una familia con los mismos ingresos adquiere cada vez menos bienes y servicios. El gráfico (1) evidencia claramente la tendencia al alza de la inflación desde 2022 a lo corrido de 2023. Mientras en la tabla 1, destacamos los ítems que más pesan en el total de la inflación dentro de la canasta familiar.
Altos precios
Las causas son variadas, pero se pueden resumir en las siguientes. En primera medida, las inherentes al sector agrario como los costos de los insumos agrícolas que son aún más altos para los pequeños y medianos productores pues producen en áreas pequeñas, lo cual reduce la productividad; el mal estado o la ausencia de vías terciarias para transportar la producción a las cabeceras municipales y centros de acopio; el transporte y la intermediación de la producción igual contribuyen a que el precio al consumidor final se eleve considerablemente.
Lo segundo, son los fenómenos económicos internacionales, como la alta tasa de cambio del dólar, que llegó a cinco mil pesos por dólar a finales de 2022 y como estamos importando un alto porcentaje de alimentos (cerca del 30 por ciento de la demanda interna, equivalentes a 12 millones de toneladas/año), los precios en los supermercados y plazas de mercado son elevados.
Entre los alimentos importados está el maíz, trigo y tortas de soya, porque la producción interna no cubre la demanda interna. Además, otra causante es el conflicto en Europa del este, pues Colombia importa de la Federación Rusa y de Ucrania insumos agrícolas, entre ellos, la urea.
Así las cosas, la suma de todos estos sobrecostos se trasladan al consumidor final, lo que explica el altísimo precio de los alimentos, tanto los provenientes de la producción interna como de los importados.
Cómo atacar el problema
Desde el año pasado, el Banco de la República ha venido subiendo la tasa de interés bancario buscando reducir la inflación. El mecanismo consiste en desincentivar a los consumidores en la adquisición de créditos ante la perspectiva del alto interés que se pagaría por un préstamo para consumo, por ejemplo, que hoy día es de 46 por ciento promedio.
Lo anterior podría ayudar a reducir la inflación, pero a las pequeñas y medianas empresas no les conviene cuando utilizan el crédito para adquirir insumos para la producción como materia prima, etc.
A esta medida se suman otras, pero desde varios frentes. La primera es reducir la inflación al mínimo de tal forma que no afecte la capacidad de compra del sector popular de la población. Lo segundo, es disminuir la tasa de interés en el sector bancario estatal a través del Banco Agrario, para la línea del pequeño productor a 16 por ciento; para mujer rural 15,3; Joven Rural 15,4 y Crédito Verde 15,3 por ciento. Estas son hoy día, las tasas más bajas dentro de la banca privada y estatal.
En tercera instancia, el Ministerio de Hacienda, en conjunto con el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el Grupo Bicentenario y la Banca de Oportunidades, promoverán la colocación de un millón de operaciones de crédito para colombianos y colombianas que no tienen acceso a financiación formal. Va direccionado a las unidades productivas de baja escala, como la microempresa, que no tienen acceso al crédito bancario formal.
Finalmente, los gremios de los ganaderos, agricultores e industriales se comprometieron con la Presidencia de la República a buscar fórmulas que conduzcan a la reducción de la inflación.
Perspectivas
A hoy día se asoman rasgos de mejoramiento de la situación, de acuerdo al comportamiento de la inflación entre enero y febrero de este año (Grafico 1) que habría tocado techo y que, según el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, empezaría a disminuir desde marzo. Por otro lado, la tasa de cambio del dólar ha descendido a 4.450 pesos (abril 13), lo que favorece la importación de alimentos, insumos agrícolas y bienes de capital a menor precio.
En cuanto a las tarifas de energía, una de las más costosas dentro de los servicios públicos, sobre todo en la región Caribe, se busca modificar la formula tarifaria, porque los operadores privados son los que terminan fijando está de acuerdo a la oferta y demanda del fluido eléctrico, del nivel de los embalses y de otros factores ajenos a la generación y transporte del fluido eléctrico. En esta problemática, la Comisión Reguladora de Energía y Gas, la Creg, tiene poco margen de decisión, sin embargo, el presidente Gustavo Petro ha expuesto la posibilidad de retornar las generadoras al sector público.
Los altos precios de los alimentos hacen urgente la necesidad de reducir al mínimo el volumen de alimentos importados, pero para ello es necesario tecnificar la producción agropecuaria, elevar la productividad para que a millones de familias colombianas les llegue los alimentos a precios accesibles y para esto es condición necesaria acelerar la implementación de la Reforma Rural Integral en todos sus componentes.