José Ramón Llanos
El gran problema en esta coyuntura que tienen el empresariado y los sectores políticos democráticos es que si ganara -cosa imposible- el imputado Rodolfo Hernández resultaría derrotada la decencia, la legalidad e institucionalidad de la “democracia más estable de Latinoamérica”, según dicen ellos. Pero puesta en una balanza esa derrota y la pérdida del poder, esos sectores no dudan en elegir al presidente Rodolfo, aunque salten por los aires las instituciones, la decencia y la apariencia democrática.
Los sectores de más altos ingresos son los que temen a las propuestas de Petro de elevar los bajos impuestos que pagan debido a la reforma tributaria que construyó Uribe Vélez en su primer período presidencial, a través del exministro Alberto Carrasquilla.
Los espíritus cuidadosos de sus imágenes, de su pulcritud y de su ética, hasta ahora con su silencio o con un discurso elusivo, evaden calificar al candidato ingeniero en su accionar inmoral como alcalde de Bucaramanga. Aunque se sabe que Rodolfo Hernández tuvo que renunciar para evitar ser suspendido por tercera vez por violar normas que le imponían restricciones. Por tanto, todos los que apoyan ese candidato presidencial, terminan justificando las conductas ilegales del ingeniero.
El apoyo a un candidato con esos antecedentes habla mal de la clase dirigente, pero sucede que ese individuo ha incurrido en conductas peores. Sin embargo, todos los medios están llenos de mensajes, artículos de expresidentes, exministros, exgerentes del Banco de la República y periodistas que expresan su apoyo y voto por el candidato que confesó que las leyes él las utiliza como papel para asearse la parte externa del intestino.
El 19 de junio los electores colombianos deben decidir entre votar por el cambio, la equiparación de los derechos de las mujeres con los de los hombres, la paz real, educación y salud para todos y el autoritarismo, corrupción, violencia, desgobierno y más uribismo encubierto.
Otro entuerto del ingeniero es su total ignorancia del funcionamiento y complejidad del Estado. En cambio, Gustavo Petro durante más de 20 años ha analizado el funcionamiento del sistema estatal colombiano, ha identificado los mecanismos políticos económicos que le han permitido a la burguesía apoderarse de la riqueza creada por toda la población en su beneficio y condenar a las mayorías a la extrema pobreza.
Este análisis ha dotado a Petro de los conocimientos mediante los cuales colectivamente diseña un Programa incluyente que permitirá reorientar los recursos nacionales en beneficios de los excluidos.
En esta ocasión para fortuna del país ni los medios con sus mensajes manipuladores ni la permanente intervención del presidente Duque participando en la campaña electoral, han logrado desorientar a la población. Ni el uribismo con su lenguaje hirsuto ha podido vender su candidato no obstante que los asesores de su campaña han tratado de maquillar el lenguaje grosero y su imagen de político deshonesto, misógino y mentiroso.
La suerte está echada. El próximo domingo las minorías, beneficiarias del poder excluyente hasta ahora, serán derrotadas con su candidato imputado y emputado y de lenguaje rastrero que pretende convertir la Constitución en papel para su trasero y menospreciar a las mujeres y condenarlas a la cocina para el viejo patriarcado. La antítesis a este charlatán es el candidato del Pacto Histórico, por eso la mayoría decente de Colombia el 19 elegirá a Petro presidente.