sábado, abril 27, 2024
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Reindustrialización, objetivo prioritario en el PND

Retomar el camino del desarrollo a partir de profundos cambios en la atrasada estructura de la agroindustria del país necesita aplicar el conocimiento y la ciencia, lo cual requiere máxima financiación

Iván Posada Pedraza

Uno de los cinco ejes del Plan Nacional de Desarrollo, PND es la reindustrialización del país sobre la base de aplicar el conocimiento, la ciencia y la tecnología al proceso productivo, tanto en la industria como en el sector agropecuario.

Un segundo momento de la reindustrialización es el desmonte gradual de la dependencia de los hidrocarburos y la minería como fuentes de energía, de ingresos e impuestos para la nación. Lo anterior implica entrar a emplear en forma masiva la energía solar, eólica, biomasa, geotermia, etc., de acuerdo a la transición energética propuesto en dicho plan.

Desafortunadamente el artículo 218 del PND que autorizaba a Ecopetrol para producir energía para el sistema nacional interconectado no fue aprobado por la miopía política en un sector de parlamentarios que impidió que esta empresa pase a liderar la transición.

La industria

El sector industrial (metalmecánica, automotriz, textil, petroquímica, alimentos, etc.) ha venido perdiendo participación en el PIB desde 1990 a causa de la apertura económica y de los diecisiete Tratados de Libre Comercio vigentes. China como gran exportador de bienes, servicios y tecnología de última generación, también ha contribuido al desmonte del aparato industrial colombiano (Gráfico 1).

Otro momento de la industrialización es la implementación del transporte férreo para carga y pasajeros, pues es mucho más económico que el vehicular, además sería totalmente electrificado, lo que va en concordancia con la transición energética. De igual forma se contempla introducir el transporte fluvial y aéreo en las regiones apartadas del país pues hoy día solo tiene cobertura en centros poblados.

Sector agrario

El agro colombiano cuya estructura se encuentra en un notable atraso, quedó aún en peor situación a causa, igual que la industria, de la apertura económica y de los TLC, a tal punto que pequeños y medianos productores tuvieron que migrar hacia otras actividades ante la imposibilidad de competir con la agricultura de Estados Unidos, altamente tecnificada y subsidiada. Nótese como antes de la apertura, la participación del agro en el PIB era relativamente alta (18 por ciento), pero a medida que se aplicaban las medidas neoliberales, se experimenta una drástica disminución de hasta tres veces (Gráfico 2).

Para revertir esta situación, desde el Plan Nacional de Desarrollo se proyecta ejecutar grandes reformas en el campo, que el país produzca alimentos que se importan, cuyos altos precios para las familias de extracción popular están impactando sus ingresos. Las estadísticas de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya, Fenalce, indican que el país importa de Estados Unidos el 79,7% de la soya y el 97 % del maíz amarillo (alimento para cerdos y aves de corral, además del consumo humano). Luego agrega que en el país existen unos 16 millones de hectáreas aptas para la agricultura, por lo cual resulta irónico que seamos importadores netos de maíz cuando existen las condiciones óptimas en cuanto a suelos y clima para producirlo. Es parte de la estrategia para alcanzar la seguridad alimentaria, acceso a los alimentos con precios razonables para todos los habitantes del país.

Para poner a producir la tierra en forma intensiva y con alta productividad se requiere implementar el Acuerdo de Paz de 2016, en lo que corresponde a la adquisición y redistribución de la tierra entre el campesinado sin o con poca tierra. El artículo 55 del PND permite la compra de tierras de oferta voluntaria, lo que en opinión de la ministra de Agricultura Jhenifer Mojica facilita los procesos de avalúo y saneamiento de los predios para su posterior adquisición por parte de la nación.

Metas y presupuesto

El PND se trazó la meta de aumentar la cobertura en educación superior en el cuatrienio 2022–2026 de 53 a 62 por ciento, que se debe traducir en 500 mil nuevos cupos universitarios. El reto es direccionar esta formación de cuadros profesionales hacia el trabajo y la productividad, es decir, aplicar el conocimiento adquirido en las diversas ramas de la producción.

En Colombia, desde mucho tiempo atrás, la inversión en ciencia, tecnología e investigación ha sido muy baja con respecto al PIB. Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, invierten en promedio 2,95 %, pero Colombia tan solo el 0,27. Incluso desde 2013 se ha ido reduciendo éste de por si exiguo presupuesto. El recién PDN aprobado le asignó el 0,5, no obstante, la Misión de Sabios había propuesto llevarlo hasta el 1,01 por ciento.

Para 2023 y 2024 se tiene proyectado para este rubro recursos por 2,9 billones de pesos provenientes de las regalías del sector minero – energético. Esta fuente de financiación tiene la dificultad que queda sujeta a la fluctuación de la producción de crudo, carbón y minerales. Se requiere pues, que este importante renglón tenga sus propios recursos dentro del presupuesto nacional.

La cualificación del recurso humano, junto con la investigación, la ciencia y la inteligencia artificial, son los pilares sobre los cuales se puede construir la sociedad del conocimiento propuesta en el Plan de Desarrollo, pero sin los recursos económicos suficientes, poco se verá reflejado en el futuro crecimiento y desarrollo del país.

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