viernes, mayo 17, 2024
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¡Primero de mayo para validar los cambios!

Editorial 3220

Es inusual que un presidente solicite a la clase trabajadora permitirle marchar a su lado por las reivindicaciones históricas que caracterizan las luchas sindicales, sociales y populares.

Que el Gobierno se una a las Centrales obreras, a los sindicatos de base y a las organizaciones políticas y populares para impulsar conjuntamente la movilización, es atípico y muestra el nivel de cohesión del proyecto de cambios. El pedido no es casual, es la expresión pública del entronque entre pueblo movilizado y el gobierno del cambio.

La experiencia ha demostrado que los logros de los gobiernos progresistas actúan como apaciguadores de la movilización y la lucha por la justicia social, pero en Colombia la situación atípica se presenta en hechos políticos de alto impacto y contundencia, entre ellos, que el primero de mayo haya sido precedido de muchas y masivas movilizaciones, con lapsos de tiempos cortos y en crecimiento.

No es común ver a la derecha movilizándose y en la oposición, pero a la vez no es común que un gobierno, que lleva al país en una adecuada ruta económica, que está cumpliendo con su programa en medio de dificultades y que está logrando victorias para beneficio del pueblo, mantenga aún fuertes poderes en su contra apoyados por un sector del pueblo, profundamente manipulado por el papel de los medios de información de esos mismos poderes.

Este es un primero de mayo en el que los factores políticos juegan un rol fundamental en el avance o estancamiento del proyecto de cambios. Una fecha que se da en el momento preciso en el que la Coalición del Pacto Histórico busca caminos de unidad, construye un método y escenarios para superar la condición de coalición electoral y de gobierno, para posicionarse como un proyecto que unifique el pueblo colombiano para encontrar caminos de poder popular y constituyente. Desde la movilización es posible también que surjan factores de unidad, cohesión y dinamización de su poder transformador.

La movilización, en las actuales circunstancias y nivel de la lucha de clases que afrontamos, debe también superar el formalismo y la dispersión para servir de escenario y proceso constituyente vivo, actuante y generador imparable del cambio. Movilización que, desde el 28 de abril del 2021, en esta nueva época, dejó de ser formal para pasar a ser poder en la calle en forma de levantamiento contra el mal gobierno de Iván Duque, movimiento que puso a las juventudes a jugar su papel histórico, traducido a la lucha del presente. Este primero de mayo es continuidad de esa gesta, pero volcada en la realización pronta del programa del cambio que ayudamos a construir, que se aprobó en las urnas y ahora en las calles.

Esta movilización dejará su impronta histórica, no solo por su magnitud y espíritu transformador, sino por los anuncios y decisiones que se promulgarán tanto por el presidente Gustavo Petro, quien hablará desde la tarima, como por los anuncios y compromisos adquiridos y enunciados por la voz colectiva del pueblo y sus organizaciones. Un pueblo que echó a andar y no se detendrá hasta hacer de los cambios democráticos una realidad.

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