miércoles, diciembre 4, 2024
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Piedad Córdoba Ruiz (1955 – 2024)

Eduardo Rosero Pantoja

La doctora Piedad Córdoba Ruiz, quien murió, antes de cumplir sus 69 años de edad, era Senadora de la República, por el Pacto Histórico, en el momento de su fallecimiento. Ella nació nueve años después, de haberse instaurado el fascismo en Colombia, con los presidentes, Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez Castro y Roberto Urdaneta Arbeláez.
El primer gran brote fascista, crudelísimo, fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, planificado desde los Estados Unidos e instrumentalizado aquí en Colombia, por la extrema derecha, donde participaron conservadores, liberales y el clero colombiano. Sus contradictores políticos, obedecían a los intereses de grandes empresarios y latifundistas nacionales, supeditados a monopolios internacionales.

Hay que decir, que Colombia estará siempre en deuda con la senadora Piedad Córdoba, a pesar de todos los homenajes que se le rindan. La persecución a la que ella estuvo constantemente sometida, por parte de la ultraderecha colombiana, incrustada en la administración pública, como fue el caso del procurador fascista Alejandro Ordóñez y de elementos aviesos, de diversas procedencias, impidió que a ella se le reconocieran sus méritos, de pacifista convencida, de persona dedicada toda la vida, a la causa de la paz, exponiendo su propia existencia, haciendo diálogos permanentes, con los principales políticos de Colombia, obviamente, también, contactando con los grupos rebeldes de diversa índole y eso mismo le valió, ser tildada de extremista y hasta de desempeñar un papel nocivo para la sociedad colombiana, para el mismo establecimiento, como si fuera una traidora de los principios constitucionales y de toda la tradición democrática de Colombia, lo cual no era cierto, porque si alguien estuvo convencido de los principios liberales, era justamente, la doctora Piedad Córdoba. Ella fue sin duda, una liberal irreprochable y practicó el liberalismo, de la manera más firme, segura de su ideario, independientemente, de que le haya tocado, al final, buscar alianzas, con sectores de izquierda, que representan, legítimos intereses nacionales y convergen en el Pacto Histórico.

Ella fue acogida en este último partido, con el apoyo de sectores de izquierda y el beneplácito de los liberales.

Es muy sintomático, que un personaje de la trascendencia y de la fuerza política de Fidel Castro, la acogiera con toda la consideración, como a una persona leal, en la que se podía confiar para la causa de la paz de Colombia, en la cual él estuvo empeñado desde su juventud y la prueba es, que tanto se preocupó por este cometido, que alargó su vida, justamente hasta la víspera de la firma del acuerdo de paz, en noviembre de 2016, como si él quisiera dar su último aliento a ese noble propósito, la paz de Colombia, de nuestra sociedad, por la cual él sentía una enorme simpatía, por su gente inteligente, por sus intelectuales, por todo lo mejor de nuestra nacionalidad.

Entonces, si esa era la actitud de Fidel Castro, hacia la paz de Colombia, Piedad Córdoba, realmente representaba los intereses más acendrados de él y de los colombianos. Era una mujer verdaderamente inteligente, democrática y valiente, dedicada a la política.
La doctora Piedad Córdoba, ya no nos acompaña, pero su legado, tiene que ser estudiado y su ejemplo seguido, en todos sus empeños, incluida su labor en el Senado, que no se limitaba a asuntos de la paz, ya que ella batallaba por diversas causas de la democracia, como los derechos humanos, los de las minorías étnicas y varios temas que atañen al pueblo colombiano, que ha sufrido tanto, a lo largo de estos dos siglos de vida republicana, donde las luchas han sido muy difíciles y los logros alcanzados, se deben en buena parte, al esfuerzo constante de políticos, que como la doctora Piedad Córdoba Ruiz, dedicaron su vida, a la defensa de los más altos interés ciudadanos.

Estas palabras las escribo, con el convencimiento, de que mi voz, es una más, que se suma al luto nacional, por la desaparición física de la doctora Piedad Córdoba, quién fue acreedora de muchos reconocimientos, en vida y en justicia, debió de haber recibido, el Premio Nobel de la Paz y no Barack Hussein Obama, personaje que desató más de una guerra internacional, con varios millones de muertos.

Nos honra sobremanera, haber tenido una compatriota de tanta importancia, una persona inteligente, con muchas distinciones, postulada a la Presidencia de la República y política pionera en el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Reitero, que un enorme sentimiento de pesar me embarga, por la muerte de la doctora Piedad Córdoba, lo mismo que a muchos colombianos de diversas ideologías, quienes con todo respeto, se han referido al deceso, de esta ilustre compatriota. No podrán hacer fiesta los fascistas, con la desaparición de la senadora, de la intelectual, de la abogada, de la estudiosa permanente, de la defensora de la paz, no se los permitirá la sociedad colombiana y no triunfará nunca el fascismo en nuestra Patria.

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