viernes, marzo 29, 2024
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¿Pasar la página?

Las recientes y desafortunadas declaraciones del padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, donde afirmó entre otras cosas que “el paramilitarismo liberó a Barrancabermeja”, han desatado un rechazo generalizado por parte de las víctimas y de varias organizaciones defensoras de los derechos humanos

Gabriela Gil
@GabbyG1l

El Gran Foro Colombia 2022, “¿Cómo mejorar la seguridad y la convivencia en el país?”, organizado por el medio de comunicación revista Semana, fue el escenario para encender nuevamente el debate sobre la verdad en Colombia. Allí el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, CEV, realizó su intervención con polémicas opiniones, como el afirmar que, “Barrancabermeja fue liberada por el Bloque Central Bolívar” de las Autodefensas Unidas de Colombia, además de mencionar que “el paramilitarismo jugó un papel importantísimo” en la disputa de los territorios.

En el mismo sentido aseguró categóricamente que “Álvaro Uribe desmontó el paramilitarismo” al referirse al Acuerdo de Santa Fe de Ralito suscrito entre el gobierno uribista y los paramilitares en julio de 2003.

Las declaraciones del jesuita inmediatamente tuvieron reacciones. Diferentes organizaciones sociales y de víctimas se pronunciaron. Para el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, “la afirmación de Francisco de Roux es una ofensa a la memoria de las víctimas, especialmente aquellas que han sido victimizadas después del 2005, como los miles de líderes y lideresas sociales que han sido asesinados y asesinadas a manos de grupos paramilitares en los últimos años”.

Más que un error de interpretación

Las afirmaciones de De Roux no solo son un error de lingüística o una mala interpretación por parte de las y los espectadores. En realidad, dan cuenta de la intención de seguir justificando al paramilitarismo como política de Estado y continuar con el discurso negacionista pese a los reconocimientos mínimos que se han presentado desde las instituciones en materia de los actores del conflicto.

Frente a lo que se afirmó valdría la pena recordar que Edgar Ignacio Fierro alias «Don Antonio», Carlos Mario Jiménez alias «Macaco» y Éver Veloza García alias «HH», paramilitares de las AUC, coincidían en versiones libres que miles de jóvenes fueron vinculados a última hora a las filas de las autodefensas, para ser mostrados como desmovilizados.

Según el Ministerio de Defensa en el 2002, los paramilitares tenían 12.175 miembros, pero de acuerdo con el Alto Comisionado para la Paz serían 31.617 los combatientes que habrían abandonado las armas. Ello deja ver que el número de paramilitares creció repentinamente y de forma exponencial durante las negociaciones con el gobierno de Álvaro Uribe.

El país conoció además que entre 2002 y 2006, más de veinte mil personas supuestamente desmovilizadas no eran paramilitares. Parte de estas falsas desmovilizaciones se desarrollaron en el Bloque Cacique Nutibara en Medellín. En el 2011 Freddy Rendón Herrera, alias El Alemán, jefe del Bloque Elmer Cárdenas, reconoció en audiencia de Justicia y Paz, que la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara, fue un montaje para darles beneficios a jefes paramilitares de la Oficina de Envigado y bajar los índices de violencia en Medellín.

La falsa desmovilización del Bloque Cacique Nutibara fortaleció a la oficina de Envigado, que mantuvo y aún mantiene el control de diversas comunas en Medellín y el Área Metropolitana.

La esperanza de las víctimas

Margarita Restrepo, víctima de desaparición forzada y lideresa de la Comuna 13 de Medellín manifiesta que “para las víctimas es desgarrador escuchar un discurso justificatorio, más viniendo de una persona como el padre de Roux, que debería después de todos estos años de escucharnos, entender que el Estado y sus paramilitares fueron quienes más daño causaron”. De igual forma Alexander Castro, familiar de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, señala que, “asegurar que Álvaro Uribe había acabado con el paramilitarismo, solo son palabras de revictimización y burla para quienes hemos sido víctimas de esos desalmados”.

Más allá de las acaloradas discusiones que algunas funcionarias de la CEV han dado en redes sociales para defender al padre, lo sucedido con el presidente de la Comisión no es algo nuevo, ya en otros escenarios se había escuchado a éste con discursos en los que poco cuestionan el papel de terceros como los empresarios, sector al que es muy cercano, en su participación en el conflicto colombiano o discursos en los que invita a la reconciliación sin reconocer que esta debe pasar por el derecho a la verdad.

El Informe Final

Las víctimas de Colombia, las organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos han depositado su confianza en la Comisión de la Verdad, la han defendido de quienes quisieron hacer trizas el Acuerdo de Paz. Es por ello que esperan que esta entidad no les revictimice y que se escuche a todas las partes del conflicto en igualdad de condiciones.

También demandan que el informe final pueda dar cuenta de las verdades que han atravesado este país, sin embargo, después de las declaraciones del presidente de la Comisión crecen las dudas sobre lo que dirá el informe final. ¿Continuará el discurso negacionista?

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