lunes, diciembre 9, 2024
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Palomita verte quiero

Víctor Jara y Joan Turner compartieron un amor profundo, nutrido por su correspondencia y música. Él fue clave en la vida de Turner durante un período difícil, y juntos formaron una familia. Tras el asesinato de Víctor en 1973, Joan dedicó su vida a la búsqueda de justicia, lo que culminó en 2023 con la condena de siete exmilitares

Anna Margoliner
@marxoliner

“Queridísimo amor mío: Soy el hombre más feliz del mundo en este momento, pues siendo hoy mi cumpleaños he recibido tu precioso regalo de cuatro cartas y dos maravillosas fotos donde están dos seres que amo tanto; tú, vida mía, y Manuelita”, escribió Víctor Jara a Joan, su esposa en 1961, mientras se encontraba viajando por la Unión Soviética. Su voz llegó al mundo el 28 de septiembre de 1932 para compartir con el pueblo un mensaje de esperanza y con Joan el amor.

Durante la dictadura de Pinochet en Chile, miles de personas fueron torturadas, desaparecidas y asesinadas. Muchas familias quedaron a la deriva, esperando alguna razón de sus seres queridos y emprendieron la búsqueda de ellos. Joan se convirtió en el ejemplo de perseverancia, porque su clamor de justicia se extendió medio siglo, hasta lograr el juicio de los responsables de su asesinato.

Se cruzan los caminos

Víctor se acercó a Joan en un período muy solitario de su vida, justo después de haber terminado ella su primer matrimonio con Patricio Bunster y con la noticia del embarazo de su primera hija Manuela. Poco a poco su cercanía conmovió el corazón de la bailarina, quien fue su profesora de danza. Víctor fue una figura clave en la vida de Joan durante un período difícil, ayudándola a superar la soledad. A pesar de la diferencia de edad y sus respectivos desafíos, formaron una familia y compartieron un amor transformador.

Las cartas compartidas en el primer período de separación, justo después de quererse juntos, demuestran lo que significó el amor para Víctor en ese momento de su vida. “Yo creo que el amor es esa mutua comprensión que existe entre dos seres humanos y ese ‘algo’ que ayuda a vivir el uno para el otro”.

Joan recuerda en su libro Víctor Jara, un canto truncado momento en que él se dio cuenta del poder de su música en el quehacer revolucionario. Fue también en ese período, cuando compuso la primera canción que le dedicó: Paloma quiero contarte / Que estoy solo / Que te quiero / Que la vida se me acaba / Porque te tengo tan lejos / Palomita verte quiero.

Después del golpe

Joan encontró el cuerpo de su esposo, Víctor, en la morgue: estaba mutilado, torturado y con 44 impactos de bala. Fue asesinado el 16 de septiembre de 1973, solo cinco días después del golpe de Estado en Chile. Tras este trágico evento, Joan se exilió en Inglaterra, donde se dedicó intensamente a la defensa de los Derechos Humanos, desempeñando un rol crucial en la búsqueda de justicia por el asesinato de Víctor.

En los años 80, cuando Joan Jara pudo regresar a Chile, colaboró en la creación del Grupo de Danza Calaucán en Concepción y, junto a Patricio Bunster, fundó en Santiago el Centro de Danza Espiral, una institución clave en la formación de bailarines chilenos. En 1993, la Fundación Víctor Jara se hizo realidad, con el objetivo de preservar y difundir el legado artístico del cantautor.

Tras la detención de Pinochet en Londres, Joan Jara y su hija solicitaron la reapertura del caso de Víctor en 1999, el cual había estado cerrado por más de veinte años. No fue hasta agosto de 2023 cuando la Corte Suprema condenó a siete exmilitares del Ejército como responsables del secuestro y asesinato del cantante.

Fundación para no olvidar

Con el objetivo de mantener viva la memoria y obra de Víctor, quien se convirtió en un símbolo de lucha por los derechos humanos y la justicia social, Joan impulsó la creación de la fundación homónima en 1993. A lo largo de los años, la fundación ha trabajado en diversos frentes, entre los que se destacan la conservación de la obra artística, encargándose de recopilar, preservar y difundir la música, escritos, y material inédito de Víctor Jara, para que nuevas generaciones conozcan su legado.

También ha jugado un papel clave en la búsqueda de justicia por el asesinato de Víctor. En conjunto con su familia, ha impulsado iniciativas judiciales y de derechos humanos, logrando que se condenara a los siete autores materiales del crimen.

A través de festivales, conciertos, exposiciones y actividades culturales, la Fundación Víctor Jara promueve los valores por los cuales luchó Víctor, incluyendo la justicia, la igualdad y la solidaridad. Sin embargo, uno de los logros más significativos de la fundación fue la conversión del antiguo Estadio Chile, donde fue torturado y asesinado, en el Estadio Víctor Jara, ahora un espacio de memoria para recordar a las víctimas de la dictadura y un lugar dedicado a actividades culturales y sociales.

La fundación también ha trabajado en la creación de programas educativos y de formación artística para que su mensaje y su arte sigan influyendo en las luchas sociales contemporáneas, incluso después de la partida de Joan, el amor entre Víctor y ella quedó inmortalizado para siempre entre las notas musicales, la danza y la búsqueda de justicia social en el corazón de Latinoamérica.

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