jueves, abril 18, 2024
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Nuevo Código de las Familias en Cuba

Proclama la igualdad plena y el derecho inalienable de cada mujer a decidir sobre su cuerpo. Da curso libre al amor entre iguales, reconoce la capacidad de cada quien para amar a quien quiera y otorgar a ese vinculo la protección legal necesaria

Alberto Acevedo

Un principio muy acentuado en la cultura cubana, de que “papá y mamá mandan y niños y niñas obedecen”, ya no irá más. A partir de ahora, los niños son considerados sujetos de derechos y en lugar de la norma anterior, que se remonta a la cultura griega del ‘páter familias’, lo que se discute en Cuba es cómo lograr una crianza positiva para los hijos, sin considerarlos como objetos de propiedad de sus padres.

El anterior criterio es apenas uno de las muy dinámicas e innovadoras propuestas que contiene el nuevo Código de las Familias en Cuba y que viene siendo objeto de apasionadas discusiones, en las juntas de barrio, en la prensa local, en las filas para tomar el bus, para comprar los alimentos, para adquirir un helado en el parque de Copelia, en todo círculo social de la isla.

El documento legal es un proyecto de ley que reforma el anterior Código de Familias, vigente desde 1975 y que hace de la nueva versión un texto avanzado e inclusivo, producto de la labor de investigadores sociales, académicos, comisiones parlamentarias, aportes partidistas. El texto ya ha recibido numerosos aportes de la población, de los sindicatos, de las organizaciones de mujeres.

Mecanismos democráticos de consulta

La idea es que siga expuesto al escrutinio de la población hasta el mes de abril. Posteriormente será sometido a consulta popular, después a un debate a fondo en la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) para su aprobación, y una vez elaborado el texto legal, de manera integral, asimilando los aportes de la población, se someterá de nuevo a referendo, para su aprobación definitiva.

El proyecto contiene otras novedades: En su versión actual reconoce un valor económico al trabajo en el hogar y enfatiza en la distribución equitativa de las responsabilidades domésticas, eliminando criterios sexistas, los cuales no pueden generar asimetrías o desigualdades en las parejas.

Reconoce además la diversidad de los modelos familiares y el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Proclama la igualdad plena y el derecho inalienable de cada mujer a decidir sobre su cuerpo. Da curso libre al amor entre iguales, reconoce la capacidad de cada quién para amar a quien quiera y otorgar a ese vínculo la protección legal necesaria para que ese amor pueda realizarse sin que nadie tenga derecho a negarlo.

Defensoría Familiar

Al lado de esto establece un mecanismo judicial ágil y expedito para sancionar casos de discriminación y violencia intrafamiliar. Y de antemano, incorpora un procedimiento para la reparación de estos hechos.

Quien resulte responsable de actos de violencia familiar, pierde de ipso facto sus derechos sobre bienes comunes de la pareja que maltrató. Además, se crea una Defensoría Familiar para abogar por las personas vulnerables.

Otros conceptos que introduce el nuevo Código de las Familias es el de la responsabilidad parental, la patria potestad, la autonomía progresiva en la educación de los hijos, entre otros. Ha sido muy polémica la idea de reemplazar el concepto de patria potestad por el de responsabilidad parental. Esto no significa que el padre pierda derechos sobre el hijo. De lo que se trata es de un cambio de visión del modo en que se concibe la crianza.

Punto de inflexión

“Muchas personas siguen considerando a los hijos e hijas como posesiones, que se pueden moldear según parezca lo más conveniente, incluso alejándose de lo que hoy sugieren las tendencias de la ciencia y del desarrollo humano. La frase ‘mi hijo es mío y yo lo crío como quiera’, continúa formando parte del imaginario popular. Bajo esa premisa, se puede considerar apropiado disciplinar con el maltrato físico o psicológico, o no prestar atención al tipo de cuidados y requerimientos que conlleva la crianza, en cada uno de sus diferentes períodos evolutivos. Es ahí donde el concepto responsabilidad parental, implica un punto de inflexión”, dijo al respecto Roxane Castellanos Cabrera, profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.

Amarelle Boue, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas recordó que el proyecto en discusión reconoce a la familia como célula fundamental de la sociedad. Sostuvo que el Código garantiza derechos, oportunidades y posibilidades a las mujeres, a la vez que reconoce relaciones igualitarias al interior de las familias. Al lado de la Estrategia Integral para la prevención y el enfrentamiento a la violencia de género, que es vinculante, dijo.

El proyecto del Código de las Familias refleja el compromiso del país antillano de favorecer el goce pleno de los derechos de la infancia. Las etapas de la vida son para aprovecharlas y hacer lo que corresponda, según la edad que se tenga; prepararse, aprender, adquirir experiencia y muy importante, escuchar los consejos de quienes han vivido más.

El Código en su nueva versión insiste en el valor de los afectos, de los lazos reales, los abrazos cuando hacen falta, las miradas solidarias, el apoyo imprescindible para enfrentar las dificultades de la vida. Establece responsabilidades frente a las necesidades de los adultos mayores, en retribución al esfuerzo que los condujo a la adultez. En fin, establece el derecho a una vida familiar con dignidad.

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