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¡No los olvidamos!

La búsqueda de desaparecidos es fundamental para la construcción de memoria en Colombia. VOZ destaca y reconoce la labor de Martha Soto como defensora y constructora de paz

Redacción DD. HH.

Martha Soto es defensora de Derechos Humanos, militante del Partido Comunista Colombiano desde los 21 años, aunque antes estuvo en la Juventud Comunista Colombiana, JUCO.

Su búsqueda empezó en 1985, con la desaparición de Jorge Soto, su hermano.  Ella ha liderado procesos de víctimas, de paz y de defensa de los derechos humanos. VOZ conversó con Martha Soto para reconocer y aplaudir su trayectoria por la construcción de memoria del país.

Martha, ¿Cómo recuerda a Jorge?

Jorge era miembro del Comité Central de la JUCO. La dirección de la juventud lo envió a Urabá, era una época difícil porque había muchas detenciones. Sin embargo, un tiempo después, se definió su regreso a Medellín, donde es nombrado administrador del Semanario VOZ, él lo distribuía en la ciudad y los pueblos cercanos.

Lo que le cuento sucede un año anterior. Para 1985, él inicia todo el proceso para trabajar con la Unión Patriótica, lo que se junta con el Paro Cívico del 85, donde el transporte se paralizó y fue una manifestación bastante importante, nunca había visto una así en mi ciudad.

Recuerdo que unos días antes estuvimos pegando unos carteles cerca a nuestra casa, fue muy gracioso porque sentimos que venía una patrulla y salimos corriendo, nos caímos y nos manchamos de engrudo, cuando llegamos a la casa nos dimos cuenta de que se había ido el agua. Así que con mi mamá tuvimos que sacar el engrudo del cabello de Jorge, con peinilla y mucha paciencia.

La historia de Jorge es muy corta. Pero su legado refleja a un joven adelantado a su época, inteligente y con un firme compromiso social y político.

La construcción de la red

¿Cómo inició su búsqueda?

A Jorge Soto lo desaparecen en 1985; mi vida cambia completamente. En esa época, teníamos pocas organizaciones de víctimas a las que pudiéramos acudir. Solo existía una y estaba en Bogotá.

Así que constituimos, junto a otros familiares, la seccional Medellín de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, Asfaddes.

Esta tarea tuvo el apoyo y acompañamiento del Partido, y con otras cuatro familias constituimos el primer núcleo de la Asociación. En esta permanezco muchos años, en los que trabajamos entre todos para que la seccional creciera cada vez más, lo cual se logró.

Ya en el 2005, también como orientación del Partido, tomamos la decisión de ser parte del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, que es mi organización, de la cual hago parte muy orgullosamente.

Usted es cofundadora del Movice. ¿Cómo fue el proceso para la creación del movimiento?

Tenemos que situarnos en el 2004, cuando estábamos ante la Ley de Justicia y Paz y la reintegración de los paramilitares a las ciudades. Así que, hubo una reunión nacional en el hotel Tequendama, en Bogotá, donde debatimos cómo debía ser la respuesta de las víctimas ante esa situación.

Los participantes de esta reunión llegamos a la conclusión que nos íbamos a las regiones para iniciar un proceso que permitiera constituir un movimiento. En el caso de Antioquia, nosotras y nosotros teníamos un trabajo previo con el proyecto Nunca Más, por lo tanto, reunimos a las personas y les presentamos la propuesta.

Así fue hasta junio de 2005, cuando viajamos a Bogotá para participar en la constitución oficial del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado. Después regresamos a las regiones a continuar con el trabajo, y aquí seguimos haciéndolo.

Por la defensa de la paz

Martha, usted fue una de las defensoras del proceso de paz en Colombia…

Sí, cuando se inicia todo el proceso con las FARC-EP, lo primero que nosotros y nosotras hicimos fue decir que estábamos totalmente de acuerdo con una salida política negociada. Y esto nace a través de la convicción política que me enseñó el Partido en los años 80.

Así que empezamos nuestro trabajo; comenzamos a crear propuestas y a reunirnos con las víctimas para llegar a un acuerdo sobre la búsqueda de desaparecidos en el país, ya que no sentíamos que la búsqueda realizada por la Fiscalía o Medicina legal fuera lo que nosotros necesitábamos. Por tal razón, planteamos que debía existir otra entidad que buscara los y las desaparecidas.

De ahí surge la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, y nosotros nos enfilamos totalmente con esta propuesta. Hicimos un trabajo de pedagogía sobre qué era la Comisión de la Verdad, y aunque tuvimos una mala experiencia con el plebiscito de la paz, eso nos dio más fuerzas para seguir en la lucha por la paz.

¿Cuál es la importancia de las buscadoras en la construcción de la paz?

Nosotras y nosotros aportamos a la verdad. En todos estos años, la búsqueda de mi hermano ha sido central en mi vida y he logrado que muchas personas vean su foto y sepan que Jorge Soto es un desaparecido.

Hay muchos logros que usted ha conseguido por su papel de buscadora. ¿Cuáles han sido?

El caso de mi hermano Jorge salió reseñado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, también se logró que volviera a estar en la Fiscalía.

Por otro lado, la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, me acreditó como víctima. Además, pude hablar con la Comisión de la Verdad y, seguramente, mi testimonio en algo aportó. He hablado en distintas universidades sobre mi carpeta, que es toda la búsqueda que he realizado en estos años.

Los reconocimientos

Han sido 35 años de búsqueda de su hermano y de defensa de los derechos humanos en Colombia. Por tal razón, fue nominada al Premio Nacional de Derechos Humanos en la categoría “Toda una vida”. ¿Cómo se sintió frente a este reconocimiento?

Sentí un gran orgullo por estar entre los tres finalistas. Ha sido un año especialmente importante para mí, porque también me llegó una invitación para el 24 de noviembre, fecha en la que me entregarán un reconocimiento por el trabajo como defensora del Acuerdo de Paz, de lo cual me siento muy orgullosa. Todos los días reflexiono y siento que no me equivoqué sobre la paz en Colombia.

Por último, Martha, nos gustaría señalar la importancia de las fotos, en el caso del Movice, y las botas en el caso de Mafapo, pues son fundamentales para la construcción de la memoria. ¿Qué responder ante las personas que con actos públicos quieren borrar estos símbolos?

Como Movimiento seguimos luchando y buscando a los desaparecidos. Somos principales para la construcción de país, somos la historia. Seguimos demostrando quiénes hacen falta. ¡No olvidamos a los desaparecidos!

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