Editorial Edición USO
La cuadrilla se levanta a las cuatro de la mañana para alistarse, desayunar y ser recogida por camionetas, busetas si la vía lo permite o en helicópteros, si el viaje es adentro del territorio selvático o en zonas extremas. Al llegar a los campos, deben trabajar jornadas de ocho, diez y hasta doce horas en las plantas de los pozos petroleros.
Hombres y mujeres cumplen extenuantes jornadas. Es un trabajo pesado y peligroso que requiere habilidades, conocimientos, destrezas y fuerza.
Hay mujeres que, además de asumir estos retos, deben equilibrar sus responsabilidades laborales con las familiares, atender a sus hijos, ser cuidadoras de sus padres y abuelos e incluso sacar tiempo para estudiar.
Es tarea del mundo sindical y laboral despatriarcalizar las relaciones laborales, desmitificar al hombre rudo que cree que él solo puede hacer todo el trabajo y dejar la visión reduccionista de la mujer trabajadora, destinada solo a trabajos sencillos y “suaves”. Es necesario recuperar un sentido de equidad e igualdad tanto en la lucha como en los procesos laborales.
El mundo en general, y el mundo del trabajo en particular, están cambiando. A golpe de realidad, de las nuevas composiciones sociales y profesionales de la fuerza laboral, de la implementación de mecanismos y métodos de trabajo centrados en procesos colaborativos, de cadenas de valor en las que cada conocimiento es clave para el resultado final, del aprendizaje en el sitio, con la vivencia que confronta lo estudiado con la realidad concreta, forman un todo donde mujeres y hombres aprenden a valorarse y reconocerse.
La paz empieza por reconocernos en el marco de la construcción de una sociedad democrática. Hoy la USO, en la búsqueda, construcción y aporte a la paz con justicia social, rinde homenaje a las mujeres trabajadoras de la industria del petróleo, quienes enfrentan hoy numerosos desafíos. Mujeres que, en contextos adversos, están demostrando una gran capacidad de sobreponerse a las dificultades y de contribuir al fortalecimiento del movimiento social.
La presencia de mujeres en la industria petrolera ha crecido con el tiempo y ahora es posible encontrarlas en diversos roles, desde geólogas e ingenieras hasta supervisoras y operadoras. En este sentido, como producto de la lucha sindical y de género por la equidad e igualdad en la industria petrolera, se han ganado importantes avances en inclusión.
A pesar de los desafíos, muchas mujeres han encontrado en esta industria una oportunidad para demostrar sus capacidades y habilidades, rompiendo estereotipos de género.
El papel de sindicatos como la USO, que actúan como soporte de las luchas de trabajadores y trabajadoras, ha logrado que la empresa ponga en marcha programas de inclusión de género y redes de apoyo, que han sido muy importantes para la integración y promoción de las mujeres dentro de esta industria.
Las mujeres colombianas no solo están preparadas para luchar y construir la paz desde sus comunidades, territorios y lugares de trabajo. En el marco de los procesos de extracción del crudo y de la conversión a sus derivados, están demostrando que pueden desempeñar roles cruciales y superar desafíos significativos en una industria predominantemente masculina.
¡Viva la mujer sindical y trabajadora! Con ella construimos la paz.