viernes, diciembre 13, 2024
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“No hay revolución sin canciones”

A propósito de Inti Illimani Histórico y Quilapayún en Colombia, VOZ rememora cómo la música de las dos agrupaciones exponentes de la Nueva Canción Chilena se convirtió en un instrumento político de la resistencia y el socialismo

Aura Botero

Con la visita a Colombia de Inti-Illimani Histórico y Quilapayún, agrupaciones de música folklore y latinoamericanista, que han sido símbolo mundial de resistencia al hacer de sus cantos un importante vehículo de expresión y denuncia ante la dictadura que padeció el pueblo chileno, rememoramos su significativa historia musical donde pusieron el arte al servicio de la revolución y la revolución al servicio del arte.

Las dos agrupaciones se crearon en un ambiente de efervescencia política, social y cultural en Chile, efecto de los acontecimientos propios de la década del sesenta alrededor del mundo, pero en especial debido a la influencia de la revolución cubana en Latinoamérica, además de los acontecimientos en República Dominicana y Vietnam. Configurándose así una retórica revolucionaria en el país, donde la consigna era la denuncia contra el imperialismo norteamericano y su injerencia transversal en la vida de los países considerados del tercer mundo.

De este modo, Inti-Illimani y Quilapayún proponían un proyecto que contradijera el imperante colonialismo cultural, rescatando así los sonidos de la música folclórica, andina y latinoamericana, y que fuera capaz de expresar las luchas de la clase obrera, no sólo la chilena sino también la de todo el sur del continente (esto lo ratifican sus nombres, el primero proveniente de la lengua quechua y el segundo de la mapuche). Posteriormente se verá que sus canciones traspasan fronteras y enuncian los sentires de la clase trabajadora en todo el mundo.

La influencia en el gobierno de Allende

Para las elecciones presidenciales de Chile en 1970, los Inti-Quila, junto a importantes figuras de la música folklore chilena como Víctor Jara, Isabel y Ángel Parra (hijos de Violeta Parra), Patricio Manns, Margot Loyola, entre otros, realizaron una campaña de ferviente apoyo a la candidatura y posteriormente al gobierno de Salvador Allende, a través de composiciones e interpretaciones con alto sentido político y comunicativo, con la intención de movilizar la conciencia del pueblo chileno.

Es así que surge el movimiento de la Nueva Canción Chilena, NCC, plataforma que contribuyó activamente en las actividades de campaña, previamente, y después en el gobierno de la Unidad Popular.

La finalidad de la NCC era apoyar, por medio de la reivindicación de la música folclórica tradicional chilena, ritmos latinoamericanos y la creación de conciencia acerca de la situación del pueblo chileno, a Allende y a su programa de “vía chilena al socialismo”. De esta manera, quienes hacían parte de este movimiento entendían a la revolución que aspiraban gestar, no sólo como un fenómeno político sino también como un proceso social y cultural.

Canciones como Venceremos (composición que acompañó la campaña de la Unión Popular en 1970), El Pueblo unido jamás será vencido, Canto al Programa, entre otras, se volvieron himnos con sus letras resonantes, cantadas en colectivo, con tono entusiasta e integrando al pueblo en el proceso político popular liderado por Allende. “La idea era trasladar la revolución a la canción con la fuerza de un himno”. (“Venceremos”: el emocionante himno para Allende que tuvo una segunda vida – La Tercera).

Cabe destacar el sentido latinoamericanista de Quilapayún, al haber utilizado la memorable frase “el pueblo unido jamás será vencido”, que no es precisamente de autoría de Eduardo Carrasco, integrante del grupo, sino que es una frase memorable dicha por Jorge Eliecer Gaitán en la década del cuarenta en uno de sus discursos.

Radio Magallanes

Para el año 1973, era innegable la capacidad de movilización que tenía la Nueva Canción Chilena en el movimiento popular, por lo cual el presidente Allende había nombrado embajadores de la cultura a varios artistas y agrupaciones, entre ellas Quilapayún e Inti-Illimani, con el objetivo de que dieran a conocer alrededor del mundo su cultura y difundir lo que era la democracia chilena. Sin embargo, pronto se llevaría a cabo el suceso que les cambiaría el mundo por completo a los artistas de la NCC y a todo el pueblo chileno.

“Nosotros estábamos ingenuos y creíamos que la democracia era verdadera en Chile y que el famoso ejército era respetuoso de la institucionalidad, como lo dicen siempre, como lo cantan y lo juran, pero son unos traidores y traicionaron la voluntad del pueblo de Chile” (Quilapayún, más allá de la canción – Documental).

Días antes del fatídico desenlace del gobierno de Salvador Allende, Inti-Illimani y Quilapayún habían viajado a Europa como compromiso con las actividades culturales encomendadas por el presidente, por lo que ese 11 de septiembre de 1973 los grupos estarían en Italia y Francia, respectivamente.

De esta manera, el 11 de septiembre en la mañana, tras el horror y la barbarie que se estaba viviendo en Chile al darse el golpe de Estado propinado por el general Augusto Pinochet, la Radio Magallanes, propiedad del Partido Comunista de Chile, transmitía su último día al aire, antes de ser bombardeada: “sin saber muy bien cómo, las voces de Quilapayún rasgaban el aire con El Pueblo Unido”, señala la periodista Mónica González en la edición actualizada de su libro La Conjura (2012). (Las últimas canciones emitidas por Radio Magallanes en el Chile socialista – CNN Chile).

Luego de esto, el presidente Allende dijo su último discurso a través de Radio Magallanes, que resonaría durante estos 50 años en la cabeza del pueblo chileno y latinoamericano:

“Ante estos hechos, sólo me cabe decirles a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.

“Por decisión del presidente nos habíamos salvado”

De esta manera, Quilapayún, por su parte, se enteró de lo que había ocurrido en Chile realizando una entrevista en un diario en Francia. “Nosotros tuvimos suerte de ser jóvenes y de tener capacidad de aprendizaje todavía, para que un trasplante como el que nos provocó el exilio no nos hubiese hundido. El Quila dentro de todo, por su valor musical, tenía cómo defenderse, pero tantos otros no pudieron hacerlo […] el horror se había instalado en Chile. Nosotros por una decisión del presidente Allende nos habíamos salvado” (Quilapayún, más allá de la canción – Documental).

Por otro lado, ese día Inti-Illimani cantó en el barrio San Lorenzo, en Roma, con dolor y confusión tras el derrumbe de los sueños y esperanzas que prometía el socialismo chileno. Pero pronto Inti-Quila sabrían cuál sería su papel en la historia de Chile y del mundo, denunciar la crueldad, pero también ser portavoces de la dignidad, la esperanza y la resistencia.

“Nuestras voces son el testimonio de las voces apagadas o amordazadas de nuestra patria. Sobre todo, ahora porque somos un grito de libertad y estamos aquí para decir lo que buscamos, por qué luchamos” (Allende los salvó – Documental).

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