miércoles, abril 24, 2024
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Nariño Underground: un grito de paz

Esta iniciativa surge desde el año 2013, desde la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU) y el Colectivo “Rebel-Arte”. En ella el asistente al concierto paga su boleta de ingreso con dos juguetes y un libro que posteriormente son donados a niños en condición de vulnerabilidad.

Ivanovich Jiménez

Durante los días 14 y 15 de noviembre del año en curso, se realizó en el municipio de Ipiales, en el departamento de Nariño la tercera versión del festival de rock “Nariño vive Undergraund”. Esta apuesta cultural, ha pretendido durante sus tres versiones, generar incidencia social y cultural a partir de un encuentro departamental que muestra el talento musical local y regional, recreándolo igualmente con agrupaciones de gran reconocimiento nacional e internacional, con muestras de diversos tipos de rock, sus géneros y las diferentes expresiones sub culturales relacionadas que van desde el metal, punk, rock alternativo, reggae, hip-hop, etc.

Nariño Vive Underground, es una iniciativa que surge desde el año 2013, desde la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU) y el Colectivo “Rebel-Arte” en donde el asistente al concierto, paga su boleta de ingreso con dos juguetes y un libro que posteriormente son donados a niños en condición de vulnerabilidad. Esta iniciativa, ha venido ganando respaldo de la Universidad y la gobernación de Nariño, ya que surge con el objetivos de generar intercambio de experiencias y saberes entre identidades, procesos e iniciativas que aporten a la construcción e incidencia social y cultural, como iniciativa que contribuya al movimiento ciudadano por la Paz con Justicia Social.

Un grito de Paz desde el rock

En Nariño, desde finales de la década de los 80’s, el rock, sus géneros y las diferentes expresiones sub culturales relacionadas, se han constituido como un espacio discursivo y performativo que se supone en estrecha relación con ciertas formaciones culturales de “sujetos jóvenes”, al tiempo que ha configurado tipos característicos de consumo cultural. Se trata de bienes simbólicos a partir de los cuales se construyen y configuran identidades atendiendo a la lógica de la diferencia y de la discusión; de donde se desprende la necesidad de reconocerse en ciertos géneros musicales cuya propuesta estética y discursiva reivindica lo underground y lo auténtico, lo cual suele ser entendido como sinónimo de lo “no comercial” o lo no “masivo”.

Estos elementos han contribuido a la edificación de una representación de esta forma musical, según la cual el éxito es sospechoso y sugiere una concesión mercantil; precisamente, la “autenticidad” y lo underground se erigen en pilares de ese conjunto de valores e imaginarios que se han definido como la “ideología del rock”. La “autenticidad” entendida como un conjunto de espacios y prácticas alternativas (conciertos pequeños, estilos de vida contestatarios, publicaciones temáticas realizadas por y para aficionados, producciones musicales independientes, etc.) que se enfrentan a la lógica homogeneizante de la industria cultural masiva. En consonancia, el underground o movimiento subterráneo, como su mismo nombre lo indica, es algo que se desarrolla al margen del gran comercio discográfico y al margen también de la gran industria publicitaria.

Dentro de lo artístico y urbano, los medios de comunicación social han tenido como prioridad todas aquellas áreas masivas y comerciales, mientras otras se quedan aisladas y en el desconocimiento. Sin embargo, desde diversas voluntades y escenarios, se encuentran esfuerzos dedicados a dar a conocer estilos musicales marginados, criticados e incomprendidos por el común de la gente.

En este sentido, el objetivo principal de esta propuesta, y tomando como legado la forma como históricamente se ha definido lo underground en esta región, es intentar reivindicar estas manifestaciones culturas y estéticas, a través del apoyo de propuestas consolidadas y nuevas iniciativas musicales departamentales y sus públicos, de manera que se convierta en un punto de encuentro además de ser un escenario de conciertos, fortaleciendo de este modo el movimiento underground, así como también incidiendo en la generación de espacios y alianzas que permitan su renovación incesante, como bandera y argumento fundamental desde el cual se reclame su legitimidad.

Igualmente se pretende hacer un esfuerzo extra para llevar a cabo una exploración más amplia de las nuevas puestas en escenas musicales que emergen dentro del underground, tanto en los nuevos formatos para tocar música en directo como en formas de experimentar y sentir la misma música por parte del público.

La tercera versión del festival

La ACEU y el colectivo Rebel-Arte, organización que junto a la ACEU organiza el festival, es una propuesta cívica no gubernamental que organiza y fomenta espacios dirigidos hacia el movimiento underground en el departamento, desarrollado a partir de diferentes expresiones musicales, artísticas y urbanas como los movimientos punk, rock, metal, reggae, hip-hop, etc.

Esta experiencia se conformó desde el año 2008, y hasta la fecha ha logrado constituir tres grandes espacios como son: la Sala de Ensayo (con funcionamiento en la Universidad de Nariño), IX versiones del concierto Back To The Garage y los Talleres de Formación Musical en Música Moderna “Música para Todos” en guitarra eléctrica, bajo eléctrico, percusión, composición y técnica vocal; así como la apuesta departamental denominada “Nariño Vive Underground”.

A partir de estas iniciativas se ha conseguido coadyuvar hacia el reconocimiento del movimiento Underground como sujeto social por parte del resto del colectivo social y de otras expresiones culturales, propiciando que la institucionalidad tenga en cuenta dentro de sus políticas públicas a un sector que desde hace mucho tiempo tiene presencia real en nuestro medio, pero que se había mantenido rezagado en temas de reconocimiento, bienestar, interacción, fomento de la recreación, el arte y la cultura.

Se ha logrado incentivar la creación musical, promover el acercamiento y el gusto hacia la música moderna, construir oportunidades con muchos jóvenes para la constitución de agrupaciones musicales, que por diversas razones (espacios adecuados, recursos, desconocimiento, etc.) no lo podían hacer; además de proyectar socialmente a estos colectivos a través de la presentación de los diferentes géneros en escenarios que se orientan hacia la sensibilidad social, solidarizándose con diversos grupos poblacionales deprimidos o vulnerables.

Para esta ocasión, fue el municipio fronterizo de Ipilaes, quien acogió la realización de la tercera versión del festival. Durante dos días se desarrolló el componente festivo de esta iniciativa, que consistió en el espacio académico y de intercambio de experiencias y saberes desde cada joven, agrupación, organización e iniciativa, que aportaron a la construcción del debate cultural en el marco del desarrollo del evento.

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