La Colectiva Mujeres Nariñenses por la Paz realiza un trabajo artístico, simbólico y cultural en defensa de sus derechos, en uno de los departamentos con más historias de violencias de género en el marco del conflicto social, político y armado
Alba Jakeline Ruano Jiménez – Patricia López Montenegro (*)
Ellas, las “mariposas”, fueron cruelmente torturadas, apaleadas y ahorcadas por agentes del gobierno dominicano, quienes hicieron parecer el hecho como un accidente automovilístico, en represalia por su resistencia a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. La frase: “Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”, pronunciada por Minerva Mirabal, se ha convertido en el grito que identifica la lucha de las mujeres en contra de las Violencias Basadas en Género.
El asesinato de las hermanas Mirabal, en 1960 en República Dominicana, fue de conocimiento y repudio mundial y se convirtió para las mujeres en un símbolo de lucha y resistencia contra las diferentes formas de violencia hacia la mujer.
El movimiento feminista, desde los años ochenta, cada 25 de noviembre, conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en memoria, denuncia y rechazo del asesinato de las “mariposas” y el de miles de mariposas que en el mundo entero diariamente se ven enfrentadas a todo tipo de agresiones que atentan contra su integridad física y psicológica, afectando su dignidad.
Violencia en Nariño
La situación se complejiza en países como Colombia, donde, además de enfrentar las violencias de género, las mujeres son el grupo poblacional con mayores afectaciones a causa del conflicto armado que, pese a la firma del Acuerdo de Paz en 2016, permanece y se ha intensificado en algunos territorios, entre ellos en el departamento de Nariño.
Según información del Registro Único de Víctimas, 4.745.222 mujeres han sufrido algún tipo de hecho victimizante asociado al conflicto armado entre 1985 a 2023, quienes representan el 50,2 por ciento de la población registrada. Para el caso específico del departamento de Nariño, se tiene un total de 595.914 víctimas, de las cuales 305.419 son mujeres.
Posterior a la firma del Acuerdo de Paz, las cifras de violencias persisten de manera particular para el departamento de Nariño, tal como se aprecia en la Tabla 1.
Como muestran los números, fueron mujeres el mayor porcentaje de población afectada por el conflicto armado en el periodo comprendido entre 2017 y 2023. Con base en la categorización establecida en la Ley 1448 de 2011, los tres hechos victimizantes que han causado mayor afectación en su orden son: desplazamiento forzado, amenaza y homicidio.
Si bien los datos se acercan a la radiografía de los impactos causados, es importante aclarar que, en el mayor porcentaje de casos, estos son múltiples, es decir, mujeres que han sufrido más de un hecho victimizante; además han enfrentado otras violencias de género que muchas veces no se registran en este tipo de indicadores.
En Pasto también se encuentran los informes anuales de Cifras Violeta publicados por el Observatorio de Género de Nariño, basados en información del Sistema de Vigilancia en Salud Pública, Sivigila, y el de asesinatos o presuntos feminicidios reportados por el Sistema de Información Estadística, Delincuencial Contravencional y Operativo de la Policía Nacional, Siedco. Según esta fuente, entre 2017 y 2021, podemos encontrar los datos en la Tabla 2.
La fuente aclara que “la naturaleza de las VBG en el Sivigila se tipifica según la siguiente clasificación: violencia física, sexual, negligencia y abandono, psicológica y asesinatos a mujeres y/o presuntos feminicidios”, con base en esta información, se tiene que el mayor número de casos reportados para 2021 en Pasto se asocian con violencia física (438), violencia sexual (363) y negligencia o abandono (254). Al igual que en el caso del conflicto armado, la población más afectada sigue siendo las mujeres.
La colectiva
Ante este escenario, en 2016, y a propósito del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, mujeres de diferentes sectores y formaciones conformamos la colectiva Mujeres Nariñenses por la Paz, unidas por la clara convicción que era necesario acabar con este conflicto de más de cincuenta años y que, con la firma de ese acuerdo, se abriría una posibilidad para transformar la cruel realidad que vivían nuestras mujeres en medio del conflicto a causa de las múltiples formas de violencia, que los diferentes actores armados ejercían sobre ellas, principalmente, en la zona costera de Tumaco.
Duele cada una de las mujeres violentadas y asesinadas, aquellas que ejercían sus liderazgos en favor de la paz desde sus comunidades, escenarios políticos y agremiaciones; las que estuvieron en el corazón de la guerra, pero también las que un día cualquiera estuvieron justo en el medio. Detrás de cada cifra hay una mujer con una historia truncada, una familia y una comunidad afectada.
La colectiva Mujeres Nariñenses por la Paz asumió el compromiso de hacer pedagogía, de sensibilizar al pueblo pastuso y nariñense utilizando el arte como herramienta para llegar a las mentes y corazones de hombres y mujeres que terminaron acostumbrándose y naturalizando la violencia. La colectiva aporta a la deconstrucción de patrones machistas y patriarcales que dominan y matan, y para que las historias no se repitan. También hace un compromiso para tejer la memoria.
El performance, la puesta en escena, la polifonía, la obra de teatro, el canto y el verso, entre otros, son las formas artísticas, simbólicas, académicas y sociales con las que se han expresado a lo largo de estos siete años. No me mates es el performance que representa y recrea el momento de desesperación y angustia que vivieron, minutos antes de ser asesinadas, la mujer trans de Ipiales o la mujer afro de Tumaco o la niña estudiante de bachillerato en Pasto o la maestra de Samaniego.
“Somos la voz de las que ya no están” cuenta la historia truncada de las lideresas junto con sus familias y comunidades que participaron en el proceso de paz. La obra de teatro Por el mismo camino reproduce los relatos que las mujeres le contaron a la Comisión de la Verdad y otros que se quedaron sin registrar y en silencio como el caso de mutilación genital de las indígenas AWA.
Si tocan a una, nos tocan a todas
La organización y realización de las polifonías son los escenarios para el encuentro, para la sanación de nuestros cuerpos y mentes, donde acompañan y participan mujeres hermanas, con el sonar del redoblante, el sahumerio violeta y la ofrenda a la madre tierra. Juntas somos fuerza porque “si tocan a una, nos tocan a todas”. En un ejercicio de análisis y aporte colectivo se identificó que las Violencias Basadas en Género, VBG, son un problema estructural que afecta a toda la sociedad en su conjunto y en diversos escenarios.
El llamado es a darle un tratamiento integral a las VBG, a intensificar estrategias y alianzas interinstitucionales y con la sociedad civil, donde se junten voluntades para avanzar en la lucha contra todo tipo de violencias.
La defensa de los derechos de las mujeres, las garantías de participación en espacios de toma de decisiones y otros, que permitan proteger la vida y avanzar por caminos de igualdad, equidad y justicia social, es una tarea de todas y todos.
- D: La colectiva Mujeres Nariñenses por la Paz expresa su solidaridad con las mujeres, niños y niñas y con todo el pueblo palestino. ¡Qué termine el genocidio ya!
* Las autoras son cofundadoras de Mujeres Nariñenses por la Paz