El congreso de la Federación Democrática Internacional de Mujeres reflexionó sobre la lucha en contra del imperialismo, el capitalismo, el fascismo, el racismo, la xenofobia, la misoginia y el patriarcado. Simultáneamente, trabajó sobre las posturas decoloniales que nacen en los territorios, la importancia del ecofeminismo y de la fuerza cultural de los pueblos
Beatriz Hernández
Del 24 al 29 de abril de 2022 se realizó la decimoséptima versión del congreso mundial de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, FDIM, de la que hacen parte cinco organizaciones del orden nacional: la Unión de Mujeres Demócratas, UMD; la Asociación de Mujeres por la Paz y la Defensa de los Derechos de la Mujer, Asodemuc; la Casa de la Mujer y la familia Stella Brand de Risaralda; la Coordinación Nacional de Mujeres Comuneras, Conamu; y la Asociación Nacional de Mujeres Colombianas, Asonam-C.
La delegación colombiana estuvo presente con las más de 130 delegadas internacionales, compartiendo la palabra, experiencias, memorias, luchas, discursos que llevan a que las mujeres del mundo alcancemos la plenitud de los derechos, la plenitud de la vida y el buen vivir, en palabras de Francia Márquez, “pa’ vivir sabroso”.
El congreso de la FDIM se realizó en Caracas, Venezuela, en medio del criminal bloqueo económico, político y militar que ejerce el imperialismo norteamericano en contra de la soberanía y voluntad popular expresada en la revolución bolivariana.
Agenda de las mujeres
El congreso fue organizado con la fuerza de las mujeres de toda la FDIM, de su Secretariado Mundial, las Coordinaciones y Comités de Dirección por continentes, con el apoyo del gobierno bolivariano de Venezuela, de su Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, de sus autoridades y de las mujeres del pueblo organizadas en la FDIM.
Se desarrollaron cinco mesas regionales y las mesas temáticas, en torno a reflexiones sobre la necesidad de la reafirmación de la lucha contra el imperialismo, el capitalismo, el fascismo, el racismo, la xenofobia, la misoginia y el patriarcado, y encarnar los feminismos, las posturas decoloniales que nacen en los territorios, la importancia del ecofeminismo y de la fuerza cultural de los pueblos.
Fue así como en el desarrollo de las mesas regionales se centraron en poner en la agenda de la FDIM los temas culturales, territoriales, comunes sobre el acceso a los derechos plenos de las mujeres, sus comunidades y sus territorios, sobre la soberanía y autodeterminación de los pueblos, en la defensa de la biodiversidad.
Se ocupó de proteger y desarrollar prácticas para garantizar la vida, reconocer la diversidad cultural, la lucha por la paz, por frenar el desarrollo de un modelo económico que se basa en la carrera armamentista, donde el ejercicio de poder sobre los territorios se sustenta sobre la continuidad de la guerra fría, a través de los conflictos de baja intensidad, de la financiación y consolidación de grupos armados para proteger megaproyectos de las trasnacionales y de las multinacionales.
La paz como necesidad de los pueblos
Y de las consecuencias de estas prácticas, que desplazan, despojan y generan mayor acumulación sobre los territorios habitados por las comunidades, afectando de manera diferencial a las mujeres, la juventud, a las niñas y niños, agudizando aún más los procesos de feminización de la pobreza.
Las reflexiones nos llevaron a pensar de forma colectiva sobre los impactos del imperialismo, la paz como una necesidad de los pueblos, los derechos humanos, la importancia de fortalecer la presencia de mujeres jóvenes y además la revisión y ajustes de los estatutos de la FDIM que llevaron a que finalmente, se concluye en la necesidad de incluir una representación de la juventud en la dirección de la FDIM como una forma de permitir el proceso intergeneracional de la organización.
Además, se reconoce el papel para poder encontrar puentes para dar continuidad a la organización y voces a las mujeres de los pueblos indígenas, afros, de las comunidades de las luchas ambientales, de las personas LGBTI, de los pueblos campesinos, de los pueblos migrantes.
Fueron palabras de intercambio para pensarnos por derechos plenos en las regiones y los territorios, así mismo se aprobaron más de 14 resoluciones que serán emitidas por la FDIM de manera oficial y que destacan y elevan la exigencia de la plenitud de derechos humanos de lideresas, de comunidades, de pueblos y de la vida misma.
Un pueblo en resistencia
En los seis días de trabajo continuo y comprometido de las mujeres, la agenda incluyó la reflexión regional de los derechos de las mujeres.
Así mismo fue un espacio donde se dio paso a una nueva dirección de la FDIM donde Colombia y Venezuela ocupan la representación de la región por votación cerrada y privada que se hizo en el marco de este evento donde la compañera Gloria Inés Ramírez fue reelecta como vicepresidenta de la FDIM para la región de América y el Caribe, ante este alto organismo de las mujeres democráticas del mundo.
En la agenda se dio paso para ir a visitar y honrar la tumba del gran líder Hugo Chávez Frías y poder sentir en sus ciudadanos y ciudadanas de Caracas el aprecio, el espíritu y la fuerza de la revolución a pesar de un crudo bloqueo que pretende socavar los derechos de toda una nación.
Pudimos apreciar que hay un pueblo en resistencia, que defiende la revolución, que comprende lo que pasa y se afronta los embates del imperialismo. Sabemos que ha existido un nuevo ajuste en la correlación de fuerzas, donde Venezuela con su resistencia ha logrado un nuevo acuerdo comercial con los Estados Unidos, y que seguirá conduciendo a la estabilización del país.
La compra de divisas, que ha generado la inversión del Estado ha mejorado la solvencia financiera de la gente. Aún es difícil poder hablar de una superación plena, el bloqueo es fuerte, pero hay moral popular y revolucionaria, sus paredes y su gente en las calles así lo expresan.
Hay una intención del desarrollo de las fuerzas productivas de una economía agraria, la gente consume lo que cultiva, antes eso no pasaba, es decir el bloqueo los ha llevado a adecuar la fuerza del campo como un motor de la economía, pero sobre todo del buen vivir. Se habla de huertas organizadas, de programa agrario y en el caso de las mujeres, pues surge el Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Géneros, que es además una expresión de que la revolución bolivariana también es feminista, pues así siempre lo anunció el comandante Chávez, quien manifestó que no habrá revolución sin las mujeres y sin los feminismos.
Compromiso con la paz
Este congreso también fue una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con la paz, en denunciar el incumplimiento del Acuerdo de Paz, en denunciar el discurso de una falsa paz, llamada la paz con legalidad, en denunciar la grave situación de los derechos humanos en Colombia, del riesgo de la vida misma.
Pudimos abrazar las luchas del pueblo de Palestina y todo el mundo árabe. Solidarizarnos con las compañeras latinoamericanas, en especial con las mexicanas de acuerdo a las complejas realidades que viven las mujeres. Y finalmente, el evento concluyó con un encuentro con el presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros quien recibió a las representantes de cada delegación, donde se dio la posibilidad de intercambiar las conclusiones de este congreso, de poder escuchar cómo la revolución reafirma sus compromisos con las mujeres del mundo.