jueves, mayo 2, 2024
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“Mientras más larga sea la cuerda, más alto vuela la cometa”

Una inusitada actividad diplomática y económica entre el gigante asiático y América Latina se produce en el momento en que acaban de conmemorarse diez años de la iniciativa La Franja y La Ruta

Ricardo Arenales

Una particularidad, que merece destacarse en la dinámica de las relaciones comerciales y financieras de América Latina, dirigidas hacia un modelo de desarrollo independiente y soberano, es que mientras los Estados Unidos atiza las guerras en Ucrania y el Medio Oriente y se enreda en los nuevos conflictos, para tratar de mantener su alicaída hegemonía; China incrementa sus relaciones económicas y comerciales en el planeta, sin el ingrediente de pretender imponer su supremacía o inmiscuirse en los asuntos internos de otras naciones.

En ese nuevo equilibrio de poderes, juega un papel destacado América Latina y el Caribe, región a la que por más de una centuria Washington había considerado como su “patio trasero”. En una nota reciente, en este semanario, mencionábamos cómo Colombia, considerada aliada estratégica de Estados Unidos, suscribió un paquete de doce acuerdos comerciales de diferente índole, que elevan a la categoría de ‘aliado estratégico’ al país latinoamericano.

Pero, no solo es eso. Por mencionar a dos países más, Venezuela, con una de las mayores reservas de petróleo del planeta, y Brasil, el gigante latinoamericano que tiene la mayor economía de la región, también han ascendido a esa categoría de aliados estratégicos de la China continental.

Beneficio mutuo

Con una particularidad adicional: los nuevos acuerdos comerciales y financieros no solo se hacen en condiciones más ventajosas para las economías nacionales latinoamericanas, sino que se tranzan en monedas nacionales, desplazando al dólar como divisa universal, y aliviando las condiciones de futuros endeudamientos.

En las últimas décadas, Beijing invirtió grandes capitales en aras del desarrollo y beneficio mutuo entre países de la región y China. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, el comercio de bienes entre las dos partes ha alcanzado los 360.120 millones de dólares y, para 2035, se estima que llegará a los 700.000 millones.

La inversión directa del gigante asiático en Argentina representa el 22 por ciento del total de la inversión extranjera; en Brasil, el 11 por ciento y en Perú, el 9 por ciento. En cuanto al porcentaje de las exportaciones hacia China, fue del 39 por ciento desde Chile; 36 por ciento desde Perú y 27 por ciento desde Brasil.

Sabiduría ancestral

El pasado mes de noviembre, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, visitó a China, y, en lo que va del presente año, lo han hecho Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil; el argentino Alberto Fernández; Gabriel Boric, de Chile; Nicolás Maduro, de Venezuela; Xiomara Castro, de Honduras, y Gustavo Petro, de Colombia. Todos han firmado relevantes acuerdos y han conversado con el presidente Xi Jinping y autoridades de alto nivel, en interés de estrechar los lazos comerciales.

Esta inusitada actividad diplomática y comercial, entre el gigante asiático y América Latina, se produce en el momento en que acaban de conmemorarse diez años de la iniciativa La Franja y La Ruta. Algún analista recordó, a propósito, un ancestral proverbio, indicativo de la sabiduría china, que dice que “cuanto más larga es la cuerda, más alto volará la cometa”.

La Franja y la Ruta son una expresión más acabada de lo que se denominó la Ruta de la Seda, una iniciativa de integración económica de China con el mundo, que ha logrado en la actualidad la participación de más de ciento cincuenta países y treinta y dos organizaciones internacionales de comercio, doscientos acuerdos de cooperación e inversiones por un billón de dólares.

Las autoridades chinas califican este salto como un “bien público de alta calidad, construido por las partes involucradas y compartido por el mundo”.

Cantos de sirena

Como Occidente no ha podido detener la expansión del comercio de China hacia América Latina; está tratando de acercarse más a estos gobiernos con otras iniciativas que, a lo largo de décadas, no han representado ventaja alguna. La Unión Europea, mediante la llamada Estrategia Global Gateway, prevé ofrecer miles de millones de euros a Latinoamérica, con la condición de defender sus intereses y fortalecer el llamado mundo basado en reglas, que son las mismas normas occidentales, que a lo largo de siglos han saqueado las riquezas de estas naciones para beneficio de los países desarrollados.

Una estrategia similar la desarrolla también Estados Unidos a través de la denominada Iniciativa Build Back Better World, para invertir en clima, salud, tecnologías digitales e igualdad de género en el sur global.

La casi totalidad de América Latina y el Caribe no presta atención a esos cantos de sirena y apuesta por estrechar los lazos con China, mediante el proyecto de la Franja y la Ruta, que ofrece grandes beneficios a la región.

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