martes, marzo 19, 2024
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Medellín, al filo de la democracia

La suspensión del alcalde Daniel Quintero ha producido un terremoto político en el país. Mientras se agudizan las confrontaciones entre las fuerzas que se disputan la conducción de la ciudad, la polémica decisión mueve el tablero en un momento determinante donde la ciudadanía irá a elecciones

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

Son horas de incertidumbre en la segunda ciudad más importante del país. La reciente decisión de la procuradora Margarita Cabello Blanco en abrir investigación disciplinaria y suspender provisionalmente del cargo al alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle, profundiza el ambiente enrarecido para una ciudadanía que en contados días participara del proceso electoral y que como pocas veces en la historia puede decantarse por un cambio.

Si bien el auto emitido por el Ministerio Público, donde no solo suspende al burgomaestre de Medellín sino también al alcalde de Ibagué, se da por una supuesta participación indebida en actividades y controversias electorales, también es cierto que el trasfondo de la polémica responde a una tensión entre fuerzas políticas que en el último periodo se han disputado el poder de la ciudad.

Así las cosas y parafraseando un viejo dicho popular, la gente se pregunta: ¿Qué pasa en Medellín que en Colombia no lo saben?

Defender el mandato popular

“Quintero, gracias a ti pude estudiar”, se pudo leer en una de las muchas pancartas que se alzaron el pasado 11 de mayo en la plaza de La Alpujarra en pleno centro de Medellín. La concentración convocada por el alcalde, se dio como respuesta al auto emitido por la Procuraduría General de la Nación que suspende administrativamente al burgomaestre.

Si bien la concentración estuvo antecedida de duras declaraciones de Quintero Calle, donde no dudó en identificar la acción de la procuradora como un intento de golpe de Estado para detener a las fuerzas del cambio, también es cierto que el llamado fue a la ciudadanía medellinense para “que defienda de forma pacífica el mandato popular y la democracia, que se ve amenazada por la designación de un alcalde afín al Grupo Empresarial Antioqueño”.

Si se considera toda la complejidad del caso, sobre todo la velocidad con la cual el Establecimiento tomó decisiones que definitivamente modifican el tablero, lo dicho por Quintero Calle no puede interpretarse como una exageración, sino como una advertencia de lo que puede pasar en el actual momento político convulsionado que se vive en el país.

Una de las primeras interpretaciones jurídicas ante la polémica, es que la decisión de la procuradora Cabello va en contra del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, porque la Corte IDH ya falló en el caso Petro. De hecho, lo emitido por el alto tribunal internacional ya se encuentra incorporado al bloque de constitucionalidad.

“Independientemente de si se está de acuerdo o no con la gestión del alcalde Quintero, en este proceso se le vulneraron los derechos políticos porque el fallo de la Corte IDH es muy claro al decir que ninguna autoridad administrativa puede destituir a un gobernante elegido popularmente”, dice Diego Herrera Duque, socio del Instituto Popular de Capacitación e investigador de Viva la Ciudadanía.

La disputa

De igual forma resalta que lo hecho por el Gobierno nacional evidencia la fractura que existe en el sistema de pesos y contrapesos, el equilibrio de poderes y el funcionamiento de la democracia. “Para nadie es un secreto que los órganos de control del país están encabezados por funcionarios que salen de la entraña del partido de gobierno. La decisión de la Procuraduría es selectiva, porque Independientes está de lleno con el Pacto Histórico”, comenta Herrara Duque, quien además fue subsecretario de derechos humanos en la administración de Daniel Quintero.

Al respecto, voces autorizadas, como las del profesor universitario Rodrigo Uprimny, no vacilan en identificar que la medida tomada por la procuradora Cabello responde a sesgos políticos. De hecho, la decisión exprés del presidente Iván Duque en designar al alto comisionado para la paz Juan Camilo Restrepo Gómez como alcalde de Medellín, así lo demuestra.

“Juan Camilo Restrepo es una persona cercana a sectores del poder en la sociedad antioqueña, a Uribe y las fuerzas que se oponen al proceso de paz. También viene de un sector empresarial que ha sido muy cuestionado en la región, que son Augura, los bananeros de Urabá. Esos antecedentes y la agenda política que viene detrás, produce muchas dudas si ese encargo en la alcaldía, en una ciudad tan convulsionada y con incertidumbre, termina profundizando el nivel de institucionalidad y de enrarecer el ambiente político”, comenta Diego Herrera.

Por su parte, para el politólogo Alejandro Cometa, la llegada de Restrepo pueda responder a la intención de desestabilizar a la ciudad: “Por un lado intentarán lavarle la imagen del GEA, mientras que es muy probable la intención de profundizar falencias que tenía el gobierno de Daniel Quintero y fabricar una crisis”.

Para el también dirigente del Partido Comunista de Medellín, esta estrategia puede ser determinante, “porque estamos a nada de elecciones y la gente puede salir a votar berraca, una estrategia nefasta que ya vivimos en el plebiscito por la paz”.

Dos visiones de ciudad

Lo cierto en todo este terremoto político, es que en Medellín existe una disputa entre fuerzas políticas antagónicas que entraron en confrontación con la elección de Daniel Quintero como alcalde de la ciudad en 2019. “Es una tensión entre sectores del empresariado y una ciudadanía organizada en este nuevo sector que representa el movimiento Independientes, con visiones encontradas”, interpreta Cometa.

Para el dirigente comunista, Daniel Quintero es un liberal progresista que, a partir de un movimiento de calle, le ganó al uribismo no solo con un discurso en defensa del Acuerdo de Paz, sino fundamentalmente con una propuesta para la ciudad liderado por juventudes y enfocado a un nuevo desarrollo de las nuevas tecnologías. “Por eso su eslogan de gobierno es Medellín Futuro”.

“Su campaña en el tema económico se concentró en las Empresas Públicas de Medellín y el manejo de los dineros públicos alrededor del proyecto Hidroituango, obra ligada a sectores del GEA donde se perdieron alrededor de cinco o seis billones de pesos por malas decisiones administrativas”, dice Cometa al respecto del giro que dio la alcaldía de Daniel Quintero con el histórico empresariado antioqueño.

Sin embargo, Herrera plantea dudas: “Efectivamente hay un cuestionamiento y un rompimiento con el modelo del GEA. Pero no sabemos si esa ruptura significa más democracia o cambio de poder, un proyecto de mayor democratización o solo un cambio de dueños. Pareciera como si todas las cartas no estuvieran en la mesa”.

Más allá de la tensión, tanto Cometa como Herrera insisten en que el país no puede olvidar lo que representa Antioquia para la política nacional y que esta movida de tablero provoca un remesón que definitivamente tendrá impacto en lo electoral. En otras palabras, Medellín se encuentra al filo de la democracia.

Al cierre de esta edición, se produce un hecho importantes para esta nota. Ya se conoce la terna presentada por el movimiento Independientes para reemplazar a Quintero. Se trata de tres mujeres y funcionarias de la alcaldía: María Camila Villamizar, secretaria de gobierno; Andree Uribe, secretaria de salud; y Karen Delgado, secretaria de suministros y servicios. 

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