sábado, julio 27, 2024
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“Me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más”

A propósito de la conmemoración del sesquicentenario del fusilamiento de Policarpa  Salavarrieta en 1967, se oficializó el 14 de noviembre como el día de la mujer en Colombia. Desde la causa independentista hasta nuestros días, las mujeres han luchado incansablemente por la libertad, la equidad y un país digno

Anna Margoliner
@marxoliner

En el ejercicio de consolidar la nación tras la ruptura política con España que supuso la independencia, se exaltaron los valores y virtudes que debían tener los nuevos ciudadanos de la República y las mujeres, por supuesto, quienes, aunque no eran consideradas ciudadanas durante el siglo XIX, hacían parte del tejido social y debían mantener su rol dentro de este.

La campaña de independencia movilizó a todos los grupos sociales que habitaban la Nueva Granada, bien fueran realistas o patriotas. Así, el papel de las mujeres fue clave para lograr el objetivo. Muchas de ellas participaron de forma anónima en batallas, ayudando en la cocina, en los talleres, confeccionando ropa e incluso siendo espías. Este es el caso de Policarpa Salavarrieta.

Participación de las mujeres

Los textos del siglo XIX, que hacen referencia a la participación histórica de las mujeres (sin ser considerados historiográficos), están principalmente escritos en lenguaje literario, bien sean novelas históricas, historias noveladas, poemas o biografías, basados principalmente en fuentes secundarias.

La docente e investigadora Judith González menciona al respecto: “Un porcentaje alto, se remite sólo a colocar los nombres de algunas mujeres; pocos tienen fechas exactas de nacimiento, origen y muerte, como si las mujeres sólo fueran la esposa de… la hija de… la hermana de… la madre de… la familiar de… la amante de…”.

González agrega “La gran mayoría de escritos que dicen tratar el tema de las Mujeres de la Independencia, profundizan más en los hechos heroicos masculinos, en sus batallas, triunfos y derrotas. Por cada seis páginas, tres renglones se dedican a nombrar a la mujer. Un relato historiográfico como este, muestra a la mujer como mera espectadora, apolítica y estúpida”.

Esto no quiere decir necesariamente que las mujeres hayan sido excluidas del relato nacional, puesto que algunas de ellas fueron utilizadas como ejemplo a seguir, tal como en la época colonial la Virgen María y varias santas (la mayoría de ellas mártires) exaltaban las virtudes de una buena mujer desde la perspectiva religiosa, que regulaba la esfera social tanto pública como privada.

El mito de Policarpa

Una de ellas, tal vez la más recordada, es Policarpa Salavarrieta, “La Pola”. Aunque no se tiene certeza de su verdadero nombre, se acepta que pudo ser este. El discurso existente sobre ella, a lo largo del siglo XIX, es constante en algunas informaciones, tales como su lugar de domicilio, sus labores dentro de la guerrilla patriótica y la forma en que fue encarcelada y llevada al cadalso. Recientemente se ha llegado a cuestionar, incluso, la existencia misma de esta mujer.

Gracias al concurso realizado, en 1910, por la Academia Colombiana de Historia para publicar un libro que hablara sobre la historia de Colombia, teniendo como finalidad distribuirlo entre las escuelas, Jesús María Henao y Gerardo Arrubla dejan entrever en su publicación lo que la sociedad debía saber sobre la vida y, sobre todo, la muerte de Policarpa:

“Al día siguiente (14 de noviembre de 1817) marchó serena al cadalso levantado en la plaza mayor de la capital, con los demás sentenciados; las tropas formadas en cuadro estaban a alguna distancia de los banquillos colocados frente a la casa del antiguo Cabildo. Habló a la multitud con arrogancia, así: «Pueblo indolente cuán diversa sería hoy vuestra suerte si conociéseis el precio de la libertad! Ved que, aunque mujer y joven me sobra valor para sufrir la muerte, y mil muertes más, y no olvidéis este ejemplo»”.

“Al pie del banquillo volvió a hablar y protestó que cerca estaban los vengadores de su muerte; un oficial le brindó un vaso de vino, «no lo tomo, dijo, de manos de un tirano». Ordenóse a la víctima que montara sobre la tabla del banquillo para darle la muerte por la espalda; se impuso ella manifestando que tal posición era impropia de una mujer, y medio arrodillándose luego sobre el banquillo y presentando la mayor parte de la espalda, se le vendó y aseguró con cuerdas; en esa actitud, en medio de un redoble general de las cajas de guerra que apagaron su voz, seis balazos arrancaron la vida y eternizaron la memoria de Policarpa Salavarrieta”.

Estatua de La Pola en su casa en Guaduas, Cundinamarca. Foto Margoliner

Celebración del sesquicentenario

En el transcurso del siglo XX los movimientos feministas lograron, gracias a su lucha, reivindicaciones importantes para la mujer. En 1932, se reconoció la igualdad de derechos civiles; en 1933, se permitió el ingreso de las mujeres a la secundaria y a la universidad. A pesar de la reforma constitucional de 1936, que otorgó el derecho a las mujeres de acceder a cargos públicos, sólo hasta 1954 obtuvieron el derecho al voto y, consecuentemente, el reconocimiento como ciudadanas.

En la década de los sesenta, específicamente en 1967, se decretó el día de la mujer colombiana siendo escogido el 14 de noviembre, fecha en que fue fusilada Policarpa Salavarrieta en la Plaza Mayor, durante el régimen del terror en la reconquista española. Apropiadamente, se resignificó el papel de las mujeres independentistas a través de quien simbolizaba a la perfección la búsqueda de la libertad, incluso hasta entregar su vida por ello.

La Ley 44 de 1967 señala, a través de sus artículos, la instauración del día nacional de la mujer colombiana y las disposiciones que debían llevarse a cabo en los lugares públicos para conmemorar la vida y ejemplo de la Pola:

“Artículo 1º La Nación se asocia a la conmemoración del sesquicentenario de la muerte de la heroína Policarpa Salavarrieta, fecha señalada históricamente el día 14 de noviembre de 1967.

Artículo 2º El Gobierno Nacional por medio del Ministerio de Educación, el Ministerio de Defensa y la participación de la Academia de la Historia, se hará representar en los actos patrióticos que se celebrarán en aquella fecha, y tal día será proclamado cívico y «Día de la Mujer Colombiana» en todo el territorio nacional.

Artículo 3º De conformidad con el Artículo 4º. de la Ley 46 de 1946 Ordénase la erección de una estatua de Policarpa Salavarrieta, en un sitio importante de la capital de la República.

Destínase para este monumento la suma de ciento cincuenta mil pesos ($150.000.00) moneda corriente.

Artículo 4º Como reconocimiento histórico a la tierra natal de la heroína, ordénase la reconstrucción del Parque de La Pola, situado en la plaza principal de Guaduas, y la reparación y conservación de la casa donde nació Policarpa en la misma ciudad. Para el efecto, destínase la suma de cien mil pesos ($ 100.000.00).

Artículo 5º Ordénase la colocación de una placa de mármol conmemorativa del sesquicentenario, en el Capitolio Nacional y en sitio donde fue consumado el sacrificio de la heroína. Este gasto lo sufragará el Congreso Nacional de su presupuesto”.

Ser mujer en Colombia

Más allá del mito, de la mujer idealizada para la nación, Policarpa vive para recordarnos el valor que tenemos a diario las mujeres, en la búsqueda de la libertad, opacando las injusticias, dando día a día nuestra vida por la construcción de un país digno para todos y todas.

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