“Las mujeres tenemos que incomodar”: Amaranta Osorio

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Amaranta Osorio. Foto Mónica Miranda

A través de diferentes formas de arte como la pintura, la música, el teatro y la danza se pueden transmitir mensajes y generar conciencia. A esto le apuesta la actriz, dramaturga y escritora, quién habló con VOZ sobre varios aspectos de su exitosa carrera

Mónica Andrea Miranda Forero
@Emedemoni_

El arte ha sido utilizado durante siglos como una forma de comunicación y expresión. En la actualidad también se ha convertido en una herramienta poderosa para el cambio social y muchas personas logran utilizar este medio como forma para denunciar los problemas socioeconómicos, políticos y culturales que existen en el mundo.

Amaranta Osorio dio sus primeros pasos en escenarios de teatro, pues su papá era actor y director, y su mamá era actriz y pintora. Sus abuelos también tuvieron fuerte influencia en su carrera artística, incluso asegura que sus contradicciones familiares están constantemente plasmadas en sus obras, eso sí, manejándolas con el mayor respeto posible y entendiendo los diferentes puntos de vista sobre un mismo asunto.

“Mi abuelo era un físico-químico comunista que fue perseguido, mientras que mi abuela era super creyente y sacó adelante a la familia llevándole la contabilidad a un grupo jesuita”, cuenta.

Amaranta es actriz, dramaturga, escritora y gestora cultural, hija de colombiano y mexicana, sin embargo, desde muy joven se fue a España, por lo cual se siente de los tres países y legalmente disfruta de sus tres nacionalidades.

Mujer política

Eres una mujer evidentemente politizada desde diferentes puntos y temas sensibles como desplazamiento forzado, exilio, racialidad. ¿Cómo abordar estos temas tan complicados con una mirada amable desde la cultura y el arte?

-Ese tema es realmente difícil. Siempre toco temas que me producen indignación, cosas que me parecen que no son justas. Cada obra atrás tiene una gran investigación, por ejemplo, para hablar sobre el desplazamiento forzado escuché las voces de las víctimas de diferentes países como África, Siria, México y Colombia.

Con la investigación hago la obra, además normalmente tengo apoyo de sociólogos y filósofas que me ayudan un poco. Intento en lo que escribo mostrar lo humano, eso que nos conecta a todos y en intentar lograr un poco de conciencia. Siempre intento que todas mis obras tengan algo de esperanza ante todas estas realidades difíciles.

¿Por qué es importante hablar de estos temas desde el arte y la cultura?

-Porque siempre hay que recordar, porque de esos temas la gente no quiere hablar, se ignoran y se hace como si no pasaran, pero están pasando, hacen parte de nuestra realidad. Es difícil hablar de ciertos temas porque además no sabes quiénes están escuchando o leyendo lo que escribiste, pero es importante no quedarse callada frente a las situaciones de injusticia y hay que dejar que los espectadores saquen sus propias conclusiones, siempre hablando desde el respeto.

Enfrentarse a una hoja en blanco

¿Cómo es el proceso creativo para escribir cada obra?

-Normalmente yo no elijo los temas, simplemente llegan a mí. Por ejemplo, el desplazamiento forzado llegó por mi sobrina que decidió que para su tesis de grado iba a levantar los mapas de los campos de refugiados. Me pareció muy valiente y fuerte. Ella hizo el viaje de los refugiados de Siria hacia Francia, pero en el sentido inverso, fue por todos los campos y caminó y conoció. Y me empezó a llamar la atención, me conmovió infinitamente. Entonces, me mostró sus memorias y me recomendó autores, libros y personas con las que podía hablar, luego me empezaron a llegar testimonios de diferentes países y aunque fue un proceso largo, logré escribir una obra con diferentes puntos de vista sobre un mismo tema.

Ese es el proceso de investigación, ¿cómo plasmas eso en una obra o en un guion?

-No es algo lineal. Siento que mi función es ser como un canal de la creatividad y dejar pasar en mí las historias que me cuentan para convertirlas en un escrito. Sergio Blanco, un gran amigo, dice que él parte de una lágrima para hablar del diluvio, es casi que hablar de lo más personal y de lo más pequeño para describir algo grande. Yo intento sentir las palabras y jugar con ellas.

Mapa es la nueva obra que se lanzaste hace poco en España…

-Esta es una obra sobre el desplazamiento forzado. Es absurdo cómo las personas tienen que dejar su hogar, su casa, sus cosas por la guerra. En Mapa hablo un poco sobre eso e intento hacer una reflexión sobre si en verdad son importantes las fronteras. Es paradójico que las personas salgan de su territorio por un ápice de esperanza, arriesgan su vida por soñar con un mejor futuro o por resguardar su vida. No podemos pensar individualmente, tenemos que pensar en esas personas que ya los noticieros los ponen como parte del paisaje, normalizando las travesías que hacen para sentirse seguros o felices.

Maestra de la vida

Carolina Vivas fue tu maestra en el Teatro Popular de Bogotá, TPB, y ahora estás participando con ella en Punto Cadeneta Punto ¿Qué se siente compartir escenario con tu mentora?

-Yo estoy muy emocionada y agradecida con Carolina. Lo que está haciendo con Punto Cadeneta Punto es realmente impresionante. Es el encuentro más importante de dramaturgos iberoamericanos. Para mí es un honor poder estar aquí porque ella me dirigió cuando tenía 12 o 13 años en el TPB y siempre ha sido un referente para mi carrera. Me llena de ilusión que ella me haya invitado. Es algo muy especial.

¿Cuál fue la enseñanza más grande que te dejó Carolina?

-Cuando estaba pequeña en el mundo no se sabía que había tantas dramaturgas, siempre leíamos a hombres, estudiábamos a hombres, referenciábamos a hombres, entonces su ejemplo fue muy importante porque ella era una dramaturga y una directora mujer. Era asombroso. Abrió una ventana de posibilidades en mi carrera.

Silencio nunca más

Estás dando un taller sobre silencio. Cuéntanos un poco más sobre esto.

-Rompiendo el silencio es un proyecto que empecé a trabajar hace ya bastantes años. Detrás hay una condición de salud que tuve que enfrentar por no hablar, me salió un tumor muy grande en la tiroides y empecé a reflexionar sobre lo que no había dicho. Me di cuenta de las múltiples violencias por las que pasamos las mujeres cuyo único fin es mantenernos calladas porque nos sentimos culpables, apenadas o solitarias, y empecé un trabajo interno muy fuerte. He llevado el taller a varios países dándome cuenta que estas prácticas se reproducen por todo el mundo, claro, en unos lugares más fuertes que en otros, pero hace parte de lo mismo.

El machismo siempre ha estado presente en todo lo que hacemos ¿Cómo lograr que las mujeres estemos conectadas con las cosas importantes?

-Durante siglos y siglos las mujeres han sido silenciadas y ninguneadas de la historia, sobre todo las creadoras, nunca las mujeres estaban al mismo nivel de los hombres, sino al contrario, su trabajo no era reconocido como el de Virginia Woolf o Emily Dickinson. Creo que lo mejor que se puede hacer es darles y darnos visibilización, leer a mujeres, hablar de mujeres, entendernos entre mujeres. Tenemos que romper esos patrones que siguen llevándose a las mujeres por delante, tenemos que reconocer su trabajo, hay autoras maravillosas que han quedado en el olvido. Nosotras tenemos mucho que decir, tenemos mucho que aportar, no nos podemos quedar calladas en los espacios, tenemos que incomodar.