sábado, abril 20, 2024
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“La paz verdadera es con justicia social”

Iván Márquez y Pablo Catatumbo dicen en La Habana que las FARC-EP están dispuestas a llegar a un acuerdo de paz con democracia y con justicia social. Su compromiso es real y no tienen propósitos ocultos, aseguran. “Es posible lograrlo sin el látigo del tiempo”, dice Márquez. “No estamos derrotados y menos arrodillados”, asegura Catatumbo

Carlos A. Lozano Guillén
Enviado especial

El pasado sábado 10 de agosto culminó otra ronda de la mesa de diálogos de La Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP. El tema de discusión fue el de “participación política”, sobre el cual la delegación de paz de la guerrilla presentó diez propuestas mínimas, complementadas con cerca de 50 más que apuntan a fortalecer la democracia, la participación ciudadana, la descentralización y el Estado social de derecho. Son parte de un paquete de reformas políticas, que sobrepasan el límite del estatuto de oposición, el acceso a los medios de comunicación y las garantías políticas para que los miembros de las FARC participen en el escenario político.

Al terminar la ronda, el doctor Humberto de la Calle Lombana reconoció que “nunca se había llegado tan lejos”, y agregó: “Paso a paso esperamos lograr este acuerdo para el fin del conflicto, paso a paso estamos dando una oportunidad a la paz”. Mientras que la delegación guerrillera, destacando la intervención de expertos en el tema, invitados por la mesa, consignó en un comunicado de prensa:

“Nos recordaron los profesores que el conflicto en Colombia tiene causas estructurales; que aquí hubo un estado de sitio permanente que atropelló derechos ciudadanos durante muchos años; que la paz debe ser política de Estado para que los eventuales acuerdos perduren; que debemos buscar un modelo incluyente de democracia que no acabe con la confrontación de las ideas pero que nos saque de la guerra”.

“Con ellos coincidimos en la certeza de que sin el ejercicio de la oposición política no hay democracia, que la movilización ciudadana es el más eficaz contrapeso a los grupos de poder, y que los foros colocaron la voz ausente de las organizaciones sociales en la mesa de conversaciones y produjeron los insumos de sus propias demandas”.

En el comunicado conjunto, ambas partes destacan que iniciaron ya “la construcción de acuerdos sobre derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general, y en particular para los nuevos movimientos que surjan luego de la firma del acuerdo final”. Y anuncian que en el próximo ciclo (a partir del 19 de agosto) continuarán construyendo acuerdos sobre este segundo tema.

Hablan Márquez y Catatumbo

En una larga conversación con los comandantes Iván Márquez y Pablo Catatumbo, integrantes del Secretariado de las FARC-EP y de la delegación de paz, ambos reafirmaron que su compromiso con la paz es muy serio; aunque remarcaron que “la paz verdadera es con justicia social”. “No se puede ignorar que el preámbulo del acuerdo general es vinculante y este contempla la necesidad de reformas políticas y sociales para acceder a la paz”, recordó Iván Márquez. “Y, además, dijo, estamos en disposición de avanzar sobre otros temas como la tregua bilateral, las víctimas y el narcotráfico. Sobre ellos tenemos propuestas”.

Para Pablo Catatumbo el problema es que todo está condicionado a la desmovilización. No hay disposición plena para analizar alternativas. “La guerrilla es como un dolor de muela, pero no quieren quitarse la muela, sino formular un analgésico”, dice. Sin embargo, anota, “no estamos derrotados ni doblegados; jamás tendrán la fotografía de las FARC-EP entregadas, que se quiten eso de la cabeza”. Explica que el compromiso es la dejación de las armas si se da el acuerdo final de paz con democracia y justicia social. “Es otra categoría, explica, porque son distintas opciones que pueden surgir, inclusive si se da la tregua bilateral cuando el proceso esté más avanzado como lo prevé el Gobierno”.

Ambos coinciden en que el Gobierno tiene que bajarse de la nube de que la guerrilla está derrotada. “Nos han golpeado pero también hemos golpeado. Son las consecuencias de la guerra. El Ministerio de Defensa tiene sus cifras, aunque no reconoce las bajas propias. Dejamos siempre en claro que no nos alegramos de la muerte de soldados y policías, no le rendimos culto a las situaciones trágicas de la confrontación. Estas muertes no estarían ocurriendo del Gobierno haber aceptado la tregua bilateral que hemos propuesto y que también han planteado numerosas organizaciones sociales y humanitarias”, anota Catatumbo.

Respuesta a Mantilla

Iván Márquez destaca del comunicado público en respuesta al general Mantilla, comandante del Ejército, en entrevista con un medio de comunicación:

“Asegura el general que, en dos o tres años las FARC perderán la guerra, porque estratégicamente la tienen perdida. Los vaticinios del adivino se parecen a los de hace medio siglo, cuando atacando a Marquetalia calcularon que en tres semanas acabarían con las guerrillas de Manuel Marulanda Vélez; pero las decenas de generales que lo enfrentaron durante 44 años nunca pudieron derrotarlo”.

“El ministro de Defensa del gobierno de Gaviria, Rafael Pardo, también dijo que exterminarían a las FARC en 18 meses, y nada. Luego la ministra de Defensa de Uribe, Martha Lucía Ramírez, mucho más retozona subjetivamente que Pardo, aseguró que lograría ese propósito en 90 días. Todas esas palabras con resonancia de oquedad se las ha llevado el viento”.

Continúa el comunicado: “Es poco racional afirmar, como lo hace el general Mantilla, que la guerra se va acabar por las buenas o por las malas. Esa aseveración emocional carece de fundamento. En esos términos no podemos permitir que hable la soberbia, porque los conflictos pueden llegar a su fin a través de la solución política, en una mesa de diálogo, con el compromiso sagrado de superar las causas políticas, económicas y sociales que impulsaron al alzamiento armado”.

Vacilaciones del Gobierno

Pareciera que el presidente Juan Manuel Santos le teme a Álvaro Uribe Vélez y a la derecha que lo asecha. Un día dice que está dispuesto a reunirse con el comandante de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, y al día siguiente da la orden de ejecutarlo. Recuerda la muerte de Alfonso Cano, ordenada no obstante el cruce de mensajes y los evidentes acercamientos que existían, que precisamente condujeron al momento en que se encuentran al día de hoy.

Santos es rehén de las encuestas. Estas son distintas, sus resultados dependen de las preguntas y del momento en que se realizan, del estado de ánimo, muchas veces fabricado por los grandes medios de comunicación. Uribe Vélez acudió al “estado de opinión” para aprovechar con oportunismo cada momento político.

“Hay demasiadas vacilaciones de Santos”, opina Márquez. Se pregunta: “¿Por qué el show que quieren montar con el tema de víctimas? Hasta hace poco tiempo estaban cerrados a la participación ciudadana, ahora están entusiasmados en traer a las supuestas víctimas de las FARC”.

“Nosotros estamos dispuestos a hablar sobre el tema y con quien sea necesario, pero nuestra propuesta es la conformación de una comisión especial que investigue sobre todos los casos, que tenga acceso a los archivos secretos de inteligencia en donde reposan muchos hechos graves de la historia colombiana en materia de derechos humanos y de violencia política del Estado”, agrega Catatumbo. Recuerda que es una comisión de la verdad aceptada en el acuerdo general.

De otra parte, tanto Márquez como Catatumbo no ocultan el malestar por la pretensión gubernamental de imponer el “marco jurídico legal” aprobado por el Congreso de manera unilateral, sin escuchar la opinión de la otra parte.

En un proceso de diálogo, cuando estas salidas se imponen es porque la contraparte acepta haber sido vencida. En este caso no es así y por lo tanto debe ser discutida y adoptada de forma bilateral, escuchando a quien haya que escuchar, explican los dos principales voceros de las FARC-EP en La Habana. “Aquí no funcionan imposiciones unilaterales”, dice Catatumbo.

Con todo, los comandantes Márquez y Catatumbo reafirman la plena disposición para buscar acuerdos. “No tenemos propósitos ocultos. A la delegación del Gobierno le consta nuestro interés. No podemos revelar hechos concretos de la mesa porque están cubiertos por la estricta confidencialidad y nosotros honramos la palabra”, dice Catatumbo. “Pero una cosa sí le digo: si sigue la guerra la culpa es de los que no quisieron hacer la paz, esos no somos nosotros”.

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