Cumbre antiimperialista en Bolivia. Organizaciones sociales participantes condenan el propósito de la OTAN de instalarse en América Latina. Llaman a nuevas movilizaciones para contener la contraofensiva mundial del capitalismo
Alberto Acevedo
Una clara condena al atentado al presidente boliviano Evo Morales, cuya vida estuvo en peligro, cuando cuatro países europeos impidieron el sobrevuelo de su avión oficial, el pasado mes de julio, fue expresada de manera clamorosa por unos mil doscientos representantes de organizaciones sociales de 18 países de América Latina y Europa, reunidos en la ciudad de Cochabamba, entre el 31 de julio y el 2 de agosto.
Los participantes en el evento, que declararon al mandatario indígena como símbolo de la lucha antiimperialista de los pueblos de esta parte del planeta, indicaron que detrás de la temeraria posición de dichos países, que no tiene antecedentes en el mundo de las relaciones diplomáticas entre naciones, se oculta la mano de Estados Unidos, que en una actitud paranoica, supuso que al lado de la silla presidencial de Evo Morales viajaba el ex colaborador de inteligencia norteamericano Edward Snowden.
Con el mismo entusiasmo con que dieron un espaldarazo a la gestión de Morales, los participantes en la Cumbre Antiimperialista respaldaron los procesos revolucionarios en curso en la región latinoamericana, especialmente los de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Argentina y Uruguay y rechazaron los intentos de Estados Unidos por intervenir en los asuntos internos de estas naciones.
Teatro de operaciones
En este sentido, condenaron la presencia de bases militares norteamericanas en América Latina y el propósito de la OTAN de instalarse en este continente, al amparo de un acuerdo de cooperación suscrito por el gobierno de Juan Manuel Santos con el bloque noratlántico.
“El brazo militar transnacionalizado de Estados Unidos se llama OTAN, que a partir de su nuevo concepto estratégico, ha convertido al planeta en el teatro global de sus operaciones de dominación. América Latina también se encuentra amenazada con la petición de Colombia de incorporarse como socio cooperante de la OTAN”, consignó en su declaración final la reunión de Cochabamba.
La Cumbre Antiimperialista calificó a la Alianza para el Pacífico como expresión del deseo de Washington de imponer en el continente un modelo neoliberal de desarrollo, a contrapelo del esfuerzo de la mayoría de naciones por consolidar bloques regionales de cooperación que actúen bajo postulados de soberanía, independencia nacional y el principio de la no injerencia en los asuntos internos de las naciones.
Agenda
En otro momento de la cumbre, hubo un pronunciamiento unánime en contra de la ofensiva mundial del capitalismo, que en el continente se expresa en la apertura de más bases militares norteamericanas y la puesta en marcha de iniciativas intervencionistas como el Plan Colombia, el Plan Mérida, la Iniciativa Andina, la Iniciativa del Caribe y otra similares.
Al final de la reunión se aprobaron otros documentos de trabajo, que recogen al menos seis estrategias de acción para los próximos meses. Ellas tienen que ver con la movilización de los pueblos contra el restablecimiento del modelo de desarrollo económico neoliberal y el ALCA; consolidar un frente de acción por la descolonización y el antiimperialismo; la lucha contra nuevas expresiones de colonialismo como la presencia de la OTAN en América Latina; la lucha contra el espionaje por parte de los Estados Unidos y el diseño de una estrategia de control de los pueblos sobre los medios masivos de comunicación.
La próxima cumbre antiimperialista de los pueblos se realizará en Venezuela, el 5 de marzo venidero, cuando se cumple el primer año del fallecimiento de líder latinoamericano Hugo Chávez Frías.
