Se llegó el día de la terminación del cese de las acciones ofensivas de las partes, se sabía que la situación no era fácil. El ELN pone condiciones y el Gobierno propone un cese técnico, mientras se llega a acuerdos para continuar el diálogo. La sociedad civil insiste en la continuación del cese
Zabier Hernández Buelvas
“No tenemos el propósito de seguir en una guerra de comunicados o responder a la matriz mediática, sólo buscamos que la opinión conozca directamente nuestro punto de vista y el Gobierno tenga más elementos para dilucidar su camino”, inicia el comunicado del ELN emitido el mismo 3 de agosto, día de vencimiento de período de cese del fuego.
“Somos conscientes de que se ha ido agotando el tiempo para preparar las condiciones necesarias para la nueva prórroga y, por esta razón, coincidimos con ustedes en la opción de hacer una extensión técnica del cese al fuego que nos permita desarrollar el encuentro de las jefaturas de las delegaciones”, explicó la jefa negociadora, Vera Grabe, y el senador Iván Cepeda, en una carta dirigida a la ONU y a la iglesia católica, organismos acompañantes del proceso.
La vida, por encima de todo
Como paradoja, la crisis de esta mesa produce salidas que las partes deben asumir y desarrollar. Es un momento de decisiones en el que la razón superior de la paz y el interés de resguardar humanitariamente a las poblaciones civiles de los territorios, debe imponerse por encima de intereses particulares.
A través de una declaración, más de 700 organizaciones sociales de los dieciséis territorios más afectados por el conflicto en el país, que pertenecen a la Coordinadora Humanitaria le “solicitan al Gobierno y al ELN prorrogar el Cese al Fuego, aplicar el Derecho Internacional Humanitario (DIH), y los 10 mínimos humanitarios que les garantice el respeto por la vida”, teniendo en cuenta que “su cumplimiento ha traído alivios para proteger la vida: en lo que va del 2024 hubo una reducción del 64% en las violaciones al cese según el VII Reporte Humanitario”.
Hay opciones para salir de la crisis
El ELN ha pedido algo muy concreto: «El 3 de agosto se vence la prórroga del Cese Bilateral, Nacional y Temporal, si es de interés del Gobierno darle continuidad, y aprovechando que su Delegación de Diálogos ha manifestado que “existe una resolución presidencial en la que se reconoce de manera explícita el carácter político del ELN y su condición de organización armada rebelde”, entonces la haga efectivo Decreto presidencial retirando al ELN de la lista de los GAO».
La oposición de derecha, sus medios y ciertos sectores militares, ha tomado esto como una “condición inaceptable”. Pero este asunto no es del que más grite y del que tenga más medios. Esto es una cuestión jurídica y política. Primero, establecer si es viable jurídicamente, si es del resorte del Gobierno, y, segundo, si esa posibilidad es coherente con la actual decisión política del Gobierno de lograr la paz como objetivo supremo del programa de cambio.
La denominación de Grupos Armados Organizados, GAO, no es un acto constitucional, es una caracterización operativa para efectos de abordaje, interpretación, georreferenciación y formulación de política pública de seguridad, lo que quiere decir que el Gobierno puede modificar el decreto y producir uno nuevo excluyendo al ELN. Pero, además, si el Gobierno ya reconoció al ELN como interlocutor político, mantenerlos dentro de esta denominación no tiene sentido.
No es nada del otro mundo, como reza la expresión popular, ni contrario a la ley, ni descabellado, lo que solicita el ELN. El Gobierno puede acceder formal y legalmente a dicha condición, basados en dos resoluciones, la 194 de 2023 “Por la cual se declara la existencia de negociaciones y diálogos de carácter político con la organización armada rebelde Ejército de Liberación Nacional ELN y se dictan otras disposiciones” y la 036 de 2023 “Por la cual se reconoce la existencia de negociaciones y diálogos de carácter político con el Ejército de Liberación Nacional ELN- tendientes a facilitar su desarme y desmovilización”.
La propuesta del Gobierno de una “extensión técnica” del cese al fuego bilateral (mantener el cese mientras se reúnen) con la guerrilla, ante la falta de acuerdos, no se contradice con la decisión de ceder ante esta condición de los insurgentes.
Hágale, presidente, el país lo apoya. No acepte presiones ni de ganaderos, ni medios ni poderes militaristas. La paz, por encima de todo.