No obstante las irregularidades que han afectado el reciente proceso electoral, la colectividad progresista puede derrotar la política tradicional de la desinformación y miedo
Pablo Arciniegas
De acuerdo con el reconteo de la Registraduría Nacional, en las pasadas elecciones al Congreso, al Pacto Histórico le iban embolatando la bobadita de 390.152 votos (casi tres veces la votación que obtuvo Robledo dentro de su consulta), lo que significó tres curules más para la colectividad y una menos para los partidos Conservador, Centro Democrático y Alianza Verde-Coalición de la Esperanza, respectivamente.
Es decir, el fraude fue evidente, y no solo eso, sino que claramente estuvo orquestado contra el Pacto Histórico, tal como señaló Alejandra Barrios Cabrera, cabeza la Misión de Observación Electoral, MOE, que calificó de “comportamiento atípico” el hecho de que una de cada cuatro mesas no tuviera votos para la coalición progresista. Simplemente no podía ser un error estadístico, hizo entender Barrios.
A eso hay que sumar cosas como el video viral de Suani Lefevre Bessudo, nieto del Bessudo dueño de Aviatur, en el que aceptaba haber cometido fraude en las mesas como jurado de votación, la caída de la web de la Registraduría el día de las elecciones por un dizque ataque cibernético que luego fue desmentido y las denuncias de que el software del mediocre registrador Alexander Vega no estaba reconociendo los votos por el Pacto.
Pero, sin duda, la más grande de estas payasadas la protagonizó Uribe, que desde su Twitter llamó a no aceptar los resultados, apuntando a que “el petrismo había obtenido una abrumadora votación en zonas de narcotráfico”. ¿Cuáles? ¿Acaso Tibú, que según el Sistema el Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícito, Simci, es el municipio con más hectáreas de coca, y que de acuerdo con la Registraduría le puso más de nueve mil votos al Senado a Cambio Radical, los conservadores y liberales?
La jugaditas de la derecha
Ah, y no hay que olvidar el detalle de las imágenes de los formularios E-14, que a pesar de ser rellenados con asteriscos para evitar los malos conteos ―cosa que le costó una inflamación del túnel carpiano a más de un noble jurado― terminaron sumándole votos a Fico, que con esta jugada tan traída de 2018 terminó convirtiéndose en el representante del uribismo, de los violentos y las élites que se aprovechan del empobrecimiento de Colombia.
Fico había salido muy mal parado en los debates anteriores a las consultas interpartidistas, sobre todo, porque su rival en la derecha, el ingeniero Rodolfo Hernández, investigado por el caso Vitalogic, se saboreaba cada vez que lo tenía de frente y le recordaba Hidroituango, y el presunto ocultamiento de información de este caso que hubo en su administración.
Pero estas luchas interinas se dirimieron con los más de dos millones que las maquinarias le pusieron al exalcalde de Medellín, que hoy cuenta también con el capital electoral de un Óscar Iván Zuluaga, diminuto, que tan pronto vio los resultados de la votación, renunció a su candidatura. Todo un ejemplo de la mano dura del Centro Democrático.
Lea, Fico
En fin, bien envalentonado por convertirse en el que dijo Uribe, Fico salió a la arena electoral donde demostró, como lo dijo María Fernanda Cabal, que era un “Duque dos”. O peor, porque si bien Iván, antes de ser presidente, estaba untado con lo de Odebrecht, Gutiérrez lleva a sus espaldas una alianza llena de sangre con la oficina de Envigado, a la que, a través de su secretario de seguridad, Gustavo Villegas (imputado por la Fiscalía), se privilegió con información clasificada con la que se pretendía paramilitarizar distintos barrios de Medellín.
Para remate, fue tan pésima la gestión de Fico en este aspecto, que durante su administración, varias bandas criminales y de narcotráfico se declararon en paro armado, quemando carros y buses y aislando por completo a sectores de la capital de Antioquia.
Lo más irónico de todo es que, según el portal La Oreja Roja, Fico habría gastado un aproximado de 130 mil millones de pesos en publicidad (salida de los bolsillos de los paisas) para comunicar su horrible gobierno, dinero que convenientemente fue utilizando como catapulta de la campaña presidencial. Y eso mismo, publicidad, es lo que han sido sus propuestas, que son las mismas de Iván Duque y que son las mismas del uribismo de hace 20 años, sino con otro nombre.
De hecho, Fico hasta fue capaz de sacar de la tumba temas que como sociedad habíamos superado, como el desarme de la FARC, que en su cabeza solo se realizó en un 50 % y es la excusa para ‘implementar’ unos Acuerdos, pero sin JEP. ¿Fuente? No la tiene, porque si Fico leyera, como se lo ha recomendado Petro, sabría que la ONU no tuvo reparos en el desarme. Ahora, que Fico vaya a creer que la ONU es castrochavista, eso ya es otra cosa.
El debate de las pensiones
Otro tema sobre el que Fico no lee es sobre las pensiones, un nervio expuesto que con facilidad indigna a los colombianos, pero que ha sido un caballito de batalla para el uribismo, que se ha inventado mitos tales como que le iban a ‘expropiar’ las pensiones a los ancianos para dárselas a los excombatientes de las FARC. Esto jamás sucedió, pero empujó a la gente a votar emberracada contra un plebiscito que hubiera salido adelante de no haber sido por el fraude y la desinformación.
El caso es que Fico, en el tema de las pensiones propone: nada, ningún cambio de base salvo unos subsidios que no alcanzan para vivir con los precios de la canasta como están de inflados. Y qué curioso que esta medida tan paternalista sea su solución, porque el exalcalde viene del club de los que castigan el gasto público y sugieren que a punta de pujanza se abandona la pobreza.
Quizá si Fico leyera, sabría que los fondos privados de pensiones están especulando con el dinero de los colombianos, y que solo una de cinco personas, según la Superintendencia de Finanzas, alcanza una mesada pensional. Si el sistema no está pidiendo una reforma estructural a gritos, entonces qué.
Para cerrar el tema de Fico hay que decir que, en contraposición suya, y en general de todas las campañas que usan el miedo para mover su electorado, el Pacto, y en especial, Francia Márquez, demostraron una verdadera renovación en la política. Los más de 700 mil votos que obtuvo la líder del movimiento ‘Soy porque somos’ dejaron atrás a personajes como Robledo, Alejandro Gaviria y Juan Manuel Galán. Y muy seguramente lo hubiera hecho también con Rodolfo Hernández, que se refiere a la consulta interna como algo innecesario y una práctica corrupta.
Los nadies
Más bien lo que deja ver ese comentario es un profundo temor. Temor de que una mujer afro, que fue madre a los 16 años y víctima del abandono estatal, haya sacado una votación que le deja claro a todos ‘los nadies’ de Colombia: los que están cansados del fraude electoral, las familias pobres de Medellín sin más oportunidades que el crimen y los adultos mayores que están peleando por una pensión digna, que no están solos. Francia lo hizo sin tener que venderle su alma a Uribe o a las maquinarias, lo que es un verdadero quiebre en la política nacional.
Gustavo Petro, como el hombre sensato que ha demostrado ser en esta campaña, reconoce el valor de Francia, por lo que a estas alturas no tiene mejor opción para el puesto de vicepresidenta, un puesto que no puede ser entregado a las alianzas electorales, sino que necesita recobrar la importancia que ha perdido con la gestión nefasta de Martha Lucía Ramírez.
Está la teoría de que Francia como vice de Petro no sumaría nuevos votos, sin embargo, nombrarla a ella como fórmula es una oportunidad grande para demostrar que el programa del Pacto Histórico está en sintonía con las mayorías sociales empobrecidas, los nadies. Pero solo hasta el 22 de marzo (antes de que está nota sea publicada) conoceremos la decisión.