Entrevista con Francisco Atencia, docente pensionado, escritor y poeta, quien sufre el drama familiar de la desaparición forzada de su hijo soldado, acción presuntamente ejecutada por el Ejército
Pablo Oviedo A.
Con lágrimas en los ojos y la mirada perdida hacia el infinito mar de las tardes toludeñas, Francisco atiende esta entrevista. Con la paciencia del desesperado, el profesor busca encontrar respuestas, mientras alucina ver salir de las aguas salinas a su preciado hijo Mauricio Javier Atencia Sierra.
Profesor Francisco, ¿quién es Mauricio Javier Atencia Sierra?
Es mi hijo, quien estando como soldado profesional orgánico del Batallón de Contraguerrilla número 66, con sede en Ibagué, Tolima, y adscrito a la Móvil Ocho, con sede en Facatativá, desapareció en enero de 2004 en un patrullaje.
¿Por qué Mauricio decidió vincularse a la carrera militar?
Cuando regresó de prestar el servicio militar obligatorio, se puso de acuerdo con otros jóvenes reservistas y al no poder encontrar trabajo en Sincelejo, decidió irse como soldado profesional, donde estuvo, aproximadamente, unos seis o siete años hasta que se produjo la desaparición.
¿Cuándo y quién se comunicó con él la última vez?
Habló con la mamá. Mauricio le dijo que no se preocupara, que él estaba bien. Eso fue como dos meses antes de la desaparición y le dijo que la llamaría, pero no volvió a comunicarse.
¿Quién del Ejército les informó sobre su desaparición? ¿Qué explicaciones dieron?
Eso es un enigma porque todavía a estas alturas el Ejército no nos ha podido explicar qué pasó con el soldado. A nosotros nos informó un compañero de él en la compañía, que era liderada por un tal capitán Pinzón.
El joven no nos dio mayores detalles por miedo a sufrir represalias de sus superiores. Solo nos dijo que a mi hijo lo habían secuestrado y que no podía decir más porque habían prohibido a la tropa comentar el caso.
Lo único que se dice en el expediente es que la compañía salió de Manzanares hacia un punto llamado La Reforma y, cuando llegaron allá, Mauricio no estaba. Desde ahí, no lo volvieron a ver. Mauricio lleva 20 años de desaparecido y nadie nos da razón de lo que realmente ocurrió.
¿Qué investigaciones ha adelantado el Ejército por esta desaparición?
Él desapareció a principios de enero. Nos llamaba cada año nuevo. Como no se reportaba, yo empecé a buscarlo, pero no contestaba. Me decían que estaba en comisión, que no se encontraba, hasta que el compañero mencionado me llamó a escondidas y contó lo sucedido.
¿Por qué cree que el Ejército no les ha dado una respuesta convincente?
Nosotros presentamos una demanda, pero solo pudimos conseguir que nos dieran una pensión sustituta, equivalente al mínimo vital. Estuvimos bregando en la Unidad de Víctimas donde nos abrieron un expediente para indemnización, pero con la pandemia todo quedó ahí.
Después, la Unidad de Víctimas negó cualquier reconocimiento, alegando que eso le corresponde es a la fuerza pública. La dirección del Ejército dice que, según el reglamento interno de los soldados profesionales, no los cobija indemnización alguna. Seguimos en la búsqueda de nuestro hijo.