Se conmemora el centenario del escritor y periodista portugués. Como militante comunista, participó activamente en la Revolución de los Claveles de 1974 que derrocó a la dictadura en su país. Gritó por doquier su indignación y su disgusto por la suerte de los oprimidos en todo el mundo
Beatriz Guerrero
“La gente solía decir de mí: ‘Es bueno, pero es comunista’. Ahora dicen: ‘Es un comunista, pero es bueno’.”
Este año se celebra el centenario del escritor y periodista portugués José Saramago. Autor de novelas densas, al límite de lo fantástico, que invitan a rebelarse contra el estado del mundo, Saramago es el único portugués en ser condecorado con el gran collar de la Orden de Santiago de España y sigue siendo hasta el día de hoy el único autor de habla portuguesa que ha recibido el Premio Nobel de Literatura, en 1998, al igual que el Premio Camões en 1995. Su curiosidad intelectual hizo del joven Saramago un autodidacta, pero igualmente un hombre comprometido con las causas de su tiempo.
Apasionado por las letras
José de Sousa Saramago nació el 16 de noviembre de 1922 en Azinhaga, en el centro del país, en un pequeño pueblo de Ribatejo, igual de modesto que su familia. Fue el segundo y último hijo de José de Sousa, jornalero, y María da Piedade, ama de llaves, una pareja de campesinos pobres. El apellido Saramago es en realidad el sobrenombre por el cual la familia paterna del escritor era conocida en Azinhaga.
Durante los dos primeros años de su vida vivió allí con sus abuelos maternos, quienes se dedicaban a trabajar en el campo y a criar ganado, ambos analfabetos. En el campo, desarrolló una profunda conexión con la naturaleza, y con ello una gran capacidad de observación y sensibilidad hacia los elementos de la naturaleza, que se reflejó en sus posteriores obras poéticas, novelas, crónicas y cuentos, donde plasmó su carácter melancólico y solitario. En el año de 1924 la familia se mudó a Lisboa, debido a que el padre del escritor comenzó a trabajar en la Policía de Seguridad Pública.
Aunque creció en el seno de un hogar sin libros, desde muy temprano se sintió apasionado por ellos y su atracción por las letras lo llevó a frecuentar diversas bibliotecas, principalmente, la biblioteca de la Escuela Industrial y la Biblioteca Municipal del Palacio de las Galveias. Allí adquirió sus primeros conocimientos de lengua en el año de 1928, pero no fue hasta el año siguiente cuando aprendió a leer, mientras intentaba dar lectura, de manera constante, a los artículos publicados en el periódico Diário de Notícias.
Leyó por vez primera a Molière en una guía de conversación portugués-francés, y a Émile de Richebourg, a través del libro La curruca del molino. En 1930 se trasladó a la escuela primaria en Largo do Leão, y él y su familia tuvieron que vivir constantemente en habitaciones alquiladas de varias calles de Lisboa. Durante dos años, de 1933 a 1935, estudió en el Liceo Gil Vicente, donde inició la escuela secundaria, pero la abandonó debido a la difícil situación económica que atravesaba la familia.
Se vio obligado a comenzar estudios en la Escuela Industrial Afonso Domingues, con el objetivo de recibir una formación técnica en cerrajería mecánica. A pesar de su carácter técnico, la escuela impartía cursos de humanidades, especialmente en el ámbito literario. Fue en esta institución en donde José Saramago aprendió francés, idioma que constituyó uno de los elementos principales en su trabajo como traductor.
Trabajo y escritos
Concluyó sus estudios de cerrajería mecánica en 1941 e inmediatamente consiguió un trabajo relacionado con esta profesión en un taller mecánico, en el cual trabajaría hasta 1943. Paralelamente a este oficio, en 1942, Saramago obtuvo el puesto de “aprendiz de escribiente” en los Servicios Administrativos de los Hospitales Civiles de Lisboa, así como el de jefe de los servicios en la Caja de ayuda de Familia del Personal de la Industria de la Cerámica.
A los 25 años, intentó escribir y publicó su primera novela Terra do Pecado, en 1947. A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta escribió cuentos que fueron publicados en diversos periódicos y revistas importantes. A partir de 1955, abandonó Lisboa y se trasladó al pueblo de Parede. Inició su trabajo como traductor de obras literarias y obras de corte humanista escritas en francés y que debían traducirse al portugués. Esta labor la llevó a cabo a lo largo de las décadas de 1960 a 1980.
Pasaron 19 años hasta que volvió a publicar, esta vez un libro de poesía, Os poemas possiveis. En los años siguientes, su producción literaria fue regular y diversa, con obras de diferentes estilos literarios, como poesía, novela, cuento y teatro. Como novelista, el autor se consagró al recibir el premio «Cidade de Lisboa» con su obra Levantado do chão (1980), que se convirtió en un éxito de ventas internacional. Con la novela Memorial do convento (1982), considerada su obra icónica, recibió el premio del Pen Club portugués. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1998, tras haber escrito sus obras más populares Ensaio sobre a cegueira en 1995 y Todos os nomes en 1997.
Un comunista comprometido
En el año de 1971, escribió algunas ponencias que expresaban sus ideas y su postura ante situaciones sociales, especialmente aquellas de carácter político, como la dictadura, los partidos políticos y la política cultural. Sus anhelos de libertad y democracia se vieron reflejados en sus escritos, siendo un ferviente opositor al régimen salazarista. Se afilió al Partido Comunista Portugués, PCP, en 1969.
Contestatario nato, estuvo en todas las peleas. Participó activamente en la Revolución de los Claveles de 1974 que derrocó a la dictadura. Gritó por doquier su indignación y su disgusto por la suerte de los oprimidos de nuestro mundo. Al año siguiente, Saramago participó activamente en las labores del PCP y, además, se adhirió al Movimiento Unitario de Trabajadores Intelectuales para la Defensa de la Revolución, MUTI.
Su actividad política también se incrementó en el año siguiente, debido a que formó parte de la campaña del PCP para las elecciones del primer presidente democrático de la República de Portugal, elecciones que se llevaron a cabo después de la caída de Salazar.
Además, colaboró en la redacción y publicación del libro Escrita e Combate, en el que participaron diversos intelectuales comunistas y que fue publicado por el propio PCP. En noviembre de 1975, fue subdirector del periódico Diário de Notícias, pero fue despedido por motivos políticos y decidió dedicarse por completo a la literatura.
Saramago fue un feroz crítico de la Iglesia Católica, blanco preferente de algunas de sus obras, como O Evangelho Segundo Jesus Cristo (1991) y Caim (2009). Como defensor acérrimo de la causa palestina, sus libros son boicoteados por Israel. En 1992, el gobierno portugués lo acusó de “dañar el patrimonio religioso del pueblo portugués” y censuró su novela O Evangelho Segundo Jesus Cristo.
Últimos años
Tras su segundo matrimonio con la periodista española Pilar del Río, Saramago decidió vivir a partir de 1993 en la isla de Lanzarote, en el archipiélago canario. Siempre atento al mundo que le rodeaba, su consagración literaria nunca le impidió dedicarse a las causas en las que creía.
En 2007 creó la Fundación José Saramago para la defensa y difusión de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las cuestiones ambientales, pero no vivió lo suficiente para asistir a su inauguración en 2012 en la Casa dos Bicos, en Lisboa. Falleció en España el 18 de junio de 2010, pero la fundación que lleva su nombre mantiene vivo el proyecto cultural y social, bajo la dirección de su esposa, Pilar del Río.