sábado, julio 27, 2024
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G7, hipócritas

Desde una visión histórica y política de cinco mil años de la sociedad China, se revela el carácter egoísta, disociador y guerrerista de los Estados Unidos. En contraste, China reafirma su carácter solidario, pacífico y su disposición a una asociación global de igualdad, apertura y cooperación

Zhang Liping (*)

Cuando realizamos actos que no han sido positivos y claros hacia los otros, siempre se tiene el miedo de encontrarse con un fantasma. Estados Unidos y sus aliados llevan mucho tiempo haciendo lo que pueden para coaccionar, contener y reprimir a otros países. Mientras ha surgido desde ellos una desmedida preocupación a que otros les traten de la misma manera, han empezado a actuar como víctimas, haciendo llamados internacionales a capturar supuestos culpables. La realidad, es que el país del norte de América es el verdadero y único responsable.

Los valores comunes de la humanidad

La última cumbre del G7 ignoró una vez más los hechos y el derecho internacional, interviniendo en las cuestiones de Taiwán, Hong Kong, Xinjiang y Tíbet, haciendo alusión a la llamada “coerción económica” de China, lo cual solo deja entrever su mentalidad egoísta, estrecha de visión e inquieta.

Estados Unidos y sus aliados no entienden que el mundo es un lugar rico y diverso y que los pueblos de la absoluta mayoría de los países son amantes de la paz, defensores de la justicia y buscadores de la luz.

La nación china cuenta con una historia de 5000 años y una cultura espléndida. La búsqueda de la paz, la equidad y la justicia está profundamente enraizada en la sangre espiritual del pueblo chino. China sigue inalterablemente el camino de desarrollo pacífico, respeta la soberanía y la integridad territorial de todos los países, defiende el orden internacional y las normas básicas de las relaciones internacionales, salvaguarda la equidad y la justicia internacional, desarrolla una asociación global de igualdad, apertura y cooperación, realza los valores comunes de la humanidad.

China comparte activamente sus oportunidades de desarrollo con el mundo, promueve la construcción de la franja y la ruta mediante la consulta en común, la construcción conjunta y el codisfrute. En este momento proyecta ampliar su apertura hacia el exterior con alto nivel, así como, promover la construcción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad.

El fruto amargo

En marcado contraste con China, Estados Unidos está empeñado en mantener su propia hegemonía “América Primero” y ha hecho todo lo posible para ejercer abusos y coerciones. Cuando Estados Unidos y sus aliados lo necesitan, utilizan eslóganes sobre la salvaguardia de la soberanía y la integridad territorial de todos los países, utilizando sus llamadas “normas” y “órdenes” para coaccionar con diversos pretextos a otros países a tomar partido en diferentes cuestiones, como la de Ucrania.

Sin embargo, al dar la vuelta se olvidan por completo de lo que han promulgado a través de esos principios y recurren a todo tipo de trucos para desprestigiar e interferir en temas como Taiwán, el mar de China Meridional, cuestiones relacionadas con las fronteras, Hong Kong, el Tíbet y los derechos humanos.

Estados Unidos ha aplicado sanciones unilaterales, se ha “desvinculado y ha roto cadenas”, se ha retirado de grupos y ha destruido tratados, ha politizado y convertido en armas y pan-seguridad la economía y el comercio, la ciencia, la tecnología y la energía para sus propios intereses egoístas, y ha ejercido una diplomacia coercitiva en detrimento de todos los países, especialmente los países en desarrollo.

Es tan egoísta que no perdona ni a sus propios aliados, realizando escuchas indiscriminadas y robando secretos, imponiendo sanciones y una ilegal “jurisdicción de brazo largo” unilateral, suprimiendo empresas como Toshiba de Japón, Siemens de Alemania y Alstom de Francia, y coaccionando con frecuencia a sus aliados, incluidos los miembros del G7, en cuestiones como las comunicaciones 5G. Sus llamados socios no pueden denunciarlo, solamente devoran el fruto amargo.

Hipocresía y cobardía

Mientras el G7 canta la altisonante melodía de “avanzar hacia un mundo pacífico, estable y próspero”, sigue trazando líneas ideológicas, provocando el enfrentamiento entre bloques, impidiendo la paz internacional, perjudicando la estabilidad regional y reprimiendo el desarrollo de otros países.

Es hipocresía y cobardía. Los países y pueblos amantes de la paz y defensores de la justicia no se dejarán engañar por estos trucos tramposos, y no aceptarán las “reglas occidentales”, las normas de las bandas ni los linchamientos dirigidos por el G7, que se basan en la ideología y los valores norteamericanos.

Estados Unidos y sus aliados deben reconocer la situación, responder a la tendencia, haciendo coincidir las palabras con los hechos, volver al orden internacional basado en el derecho internacional y las normas básicas de las relaciones internacionales basadas en los propósitos y principios de la Carta de la ONU, volver al sistema internacional centrado en la ONU, asumir el camino correcto del diálogo y la cooperación en pie de igualdad, y desempeñar un papel constructivo en la promoción de la paz, la estabilidad y el desarrollo regional y mundial.

(*) Encargado de Negocios en la Embajada de la República Popular de China en Colombia

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